Había fuerzas por las que era preferible humillarse antes que continuar. —Muchas gracias, Güven—articuló, pero su voz salió demasiado aguda y decidió repetir—. Teşekkür ede… —Allah…—susurró Aygul. Un sonido simular al de un tomate explotando resonó por el lugar y se mezcló con el grito exacerbado de Usta quien terminó por retorcerse en el suelo cuando sus cinco dedos se separaron de su cuerpo después de que la barra, con una fuerza atroz, impactara contra su mano. El hueso también crujió y sus hombres, los mismos que permanecían con las manos sobre el suelo, sintieron el canto del diablo detrás de sus oídos cuando vieron a su señor retorcerse. En medio del dolor Usta, logró moverse antes de que la barra caliente golpeara su cabeza, pero el objeto impactó a un lado de su rostro. En un n

