Después de tres largos meses y distintas formas para llevarla a aquella iglesia su madre lo había conseguido a costa de regaños; un paseo por la comunidad; el cual había terminado frente aquel imperio que su padre dirigía, fue la solución.
Resignada esta había bajado de aquel auto. —Te va a agradar— aseguró su madre, con pasos lentos la chica la siguió dentro de aquella iglesia la cual había abandonado años atrás... no la necesitaba de eso estaba segura.
Las únicas personas en recibirla fueron las adultas quienes le decían lo bonita que era de pequeña, o lo tanto que había crecido... mientras que los chicos de su edad ni siquiera la volteaban a ver y si lo hacían era por lástima o curiosidad— eso ella pensaba, ya que aquellos sujetos la apreciaban a su manera, respetando el templo que
