Capitulo 1

1500 Words
Estaba terminando de llenar un informe en la computadora cuando la puerta se abrió de par en par. Reth levantó la vista, pero ya sabía de quien se trataba con el solo hecho de que entrara como si en su casa se encontrara. –Pasa, no estoy haciendo nada- le dijo con voz irónica mientras lo veía sentarse en uno de los sillones que se encontraban en su despacho –Ponte cómodo tambien, ¿quieres algo de beber? –lo fulminó con la mirada y él otro solo se limitó a acomodarse el traje n***o que llevaba puesto, con el que lo había visto en contados encuentros. –No me has enviado nada del caso que te he dado hace una semana –fue lo único que le dijo cuando dirigió su mirada a él. Reth rodó los ojos e hizo la silla a un lado para poder pararse. –Si no te he enviado nada es porque no he conseguido nada. Además, no me has dado una fecha límite para entregar el trabajo que supuestamente tienes que hacer tu –le contestó con una sonrisa tan falsa como la imagen que daba de él. –Sabes que es importante. Esa hada llorona ya ha matado a más humanos de los que otros han asesinado. –Sí, bueno pues, te recuerdo que esta hada no es como todas las demás ni tampoco como ninguno de nosotros –le sonrió mientras se sentaba en el sofá n***o frente a él –Si quieres terminar con el cerebro explotado allá tú, pero yo la verdad es que paso. Además, si hubieses pedido su cuerpo en vez de que la mantuviera viva, sería una cosa completamente distinta. La puedo matar, pero tú la quieres viva, ahora dime ¿cómo pretendes que de un día para el otro capture a una banshee? –No fue de un día para el otro, has tenido una semana. Reth rodó los ojos y negó con la cabeza. –Parece que no entiendes lo que estoy intentando decir. –Y tú tampoco lo que yo quiero decir –lo amenazó. Él comenzó a quitarse el saco y desprenderse la camisa. –Joder Reth, ¿en serio tienes que tener la calefacción prendida todo el jodido año? Reth se encogió de hombros y se acomodó en el sofá. –Recuerda que mi temperatura es la misma que la ambiente y que encima no puede bajar de los treinta y dos grados. Si baja más de eso, estoy muerto y la verdad y aunque he vivido suficiente tiempo, no me agradaría en lo absoluto tener una muerte lenta, dolorosa y cruel. Más que todo cruel. –¿Y tú no eres cruel? –le cuestionó con una de sus castañas cejas alzadas. –Que yo sea cruel no quiere decir que quiera una muerte del mismo calibre –le contestó cruzando las piernas –Además, si me catalogas como cruel, ¿Dónde queda en la escala del uno al diez tu “organización”? ¿Cien quizás? –Sabes tambien que no he venido solo para ver lo del hada. –¿Tu jefe se cansó de tenerme suelto? –Reth, sabes que no estoy bromeando. Todas las actividades clandestinas que has llevado estos años es lo que te ha salvado de la clasificación y captura. Tambien yo he metido mano para que no termines como todos los demás, o como la mayoría, pero… estoy preocupado. –¿A qué se debe tu “preocupación”? Él suspiró y negó con la cabeza, tirando su cuerpo hacia delante, colocando sus codos sobre sus muslos. –¿No puedes tomarte algo en serio? No lo digo en broma. Mi jefe se jubila y tendremos uno nuevo. No sé qué hará con tu caso. Sabes de sobra que no tienes muy buena reputación en mi “organización” como lo llamas tú. Reth rodó los ojos y se levantó, cansado. Dirigiéndose hacia una pequeña mesa de cristal donde descansaba una botella de whisky y dos vasos. –Sí que eres un aguafiestas –le dijo mientras se servía en un vaso –¿Qué puede ser tan malo? Sabes que a pesar de mi reputación trabajo para ustedes en cubierto y además- sonrió malvadamente –No les cobro. Tomó el primer sorbo y lo vio negar con la cabeza. –He estado pensando –le dijo él y Reth levantó una de sus cejas doradas. –No sé si temblar por ello. Cuando dices que has estado pensando nada bueno puede seguirle. –Lo he hablado con mi jefe y ha pensado que sería algo positivo y bueno para que el nuevo no termine decidiendo que lo mejor sería encerrarte. –¿Y que ha pensado tu cerebrito brillante? –le preguntó mientras se volvía a sentar. –Tendrás un guardaespaldas de nuestra ODSRS (organización de seguimiento y rastreo sobrenatural). Una risa salió de los labios de Reth sin poder creerse lo que le acababa de decir, creyéndose tambien que era una broma. Siguió riendo hasta que su compañero no lo hizo y paró. –¿En serio lo dices? –Nunca lo dije más en serio. El rostro de Reth se ensombreció. –Me niego rotundamente –dijo con voz enojada. –No está a discusión. Reth se levantó de forma violenta, fulminándolo con la mirada. –¡Claro! ¡Lo olvidaba! ¡Nunca tengo opción! Cada vez que vienes aquí William siempre me dices todo lo que tengo que hacer o no. Siempre acepto cada misión que tienen y que no pueden hacer para no perder hombres. Hice esto por más de diez años. ¿Acaso no merezco…? –Sabes que no puedo hacer nada al respecto Reth. Es eso o… aceptar como todos los demás tener un rastreador y ser nivelado y dar un informe. Una risa amarga se escapó de los labios de Reth.   –¿En serio lo dices? Luego de todos los años que nos conocemos eso es simplemente lo que me puedes decir. Creo que no has entendido aun las diferencias entre tú y yo. Yo soy inmortal. No me voy a pasar toda la jodida eternidad enviándole un puto informe solo porque no confían lo suficiente en los seres sobrenaturales. No voy a ser un conejillo de indias. William suspiró y se levantó. –Piénsalo. Mañana vendré con quien creo será un buen candidato para trabajar contigo. –No pienso aceptarlo. Willliam rodó los ojos y se dirigió a la puerta. –Tambien vendré con el brazalete entonces. Reth apretó fuertemente los puños y fulminó con la mirada a su amigo. En esos momentos era en los que lo odiaba más que cualquier cosa en la faz de la tierra. Lo vio salir y él tomó lo que encontró más cerca para estampar contra la pared, provocando que uno de los guardias que se mantenían fuera se asomara con cara preocupada. –¿Sucede algo? –le preguntó sin saber si entrar o no. Reth lo contempló y sus facciones se suavizaron un poco, aunque seguía más que enojado con William. Negó con la cabeza. –Todo está bien. El hombre que se había asomado asintió con la cabeza y salió nuevamente, dejándolo solo. Odiaba a William, pero tampoco era que pudiera hacer mucho por él. Debía de agradecer que por lo menos él lo había ayudado a no terminar capturado por su organización. Tambien que lo dejaran libre y que mucho no les importaba lo que hacía o dejaba de hacer. Pero le molestaba. Porque aunque William intentara hacer oídos sordos al tema, él más que nadie, sabía que la organización donde se encontraba su amigo, no era para nada buena. Suspiró y se volvió a sentar en su silla, contemplando el ordenador que aún seguía prendido. La ficha se encontraba frente a él. La ficha de esa criatura que debía de capturar lo antes posible si quería seguir manteniendo su libertad. Tomó el teléfono y en cuando apretó un botón se comunicó con una mujer. –¿Qué desea señor Sky? –Lily, necesito que llames a Yaila y la digas que iré por allí mañana a la noche. –¿En serio quiere reunirse con ella? Él suspiró y se llevó una de sus manos al puente de su nariz. No, en lo absoluto. Más feliz era mientras esa mujer más lejos se encontraba de él, pero no veía opción si quería hacer el trabajo bien y rápido. –Lo antes posible. –De acuerdo señor –y dicho aquello la mujer terminó con un “enseguida señor” para cortar la línea. Estaba en problemas. Lo sentía y tambien estaba más que seguro que la ODSRS no le pondría a aquel hombre por su seguridad en lo absoluto. Querían espiarlo, ver en qué momento metería la pata y así poder enviarlo directo a una de las celdas de la Sede que ya debía de tener grabado su nombre.
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