La cabeza le daba vueltas y creía que en algún momento dado terminaría explotándole, pero aun así decidido a abrir los ojos, lo logró con esfuerzo, percatándose que se encontraba en la casa que poco quería estar. –¿Por qué me has traído aquí? –preguntó con cierta molestia mientras se sentaba en la cama y contemplaba a su hermana, quien se encontraba apoyada en el marco de la puerta, con ropa informal e incluso casual, cosa que no pasó desapercibida por su parte. Ella lo fulminó con la mirada, antes de suspirar, quitar sus brazos de su pecho, ya que había estado cruzada de brazos y se acercó a él, pero no lo suficiente. –¿Acaso eres idiota? –le preguntó –¿Sabías acaso lo que te afectaría el transportarlo? Reth se llevó una de sus manos a su cabeza. –No grites –le pidió mientras sen

