Liviano, como si estuviera flotando se sentía. Era una sensación tranquilizadora y pacifica que parecía querer embargarlo y no querer soltarlo, pero sabía que tenía que hacerlo. Aquella sensación ya la había tenido, la había sentido décadas atrás y se había prometido no volver a sentirla. Creía saber dónde estaba y el solo hecho de creer saberlo lo enojaba. Abrió lentamente los ojos color agua, confirmando su sospecha de dónde se encontraba.
Entrecerró los ojos, más que furioso y una vez sintió que podía mover el cuerpo comenzó a moverse hacia arriba de la superficie del río, saliendo sin ningún tipo de esfuerzo, después de todo aquel era su elemento.
Al sacar la cabeza logró distinguir a William sentando en una silla de madera plegable leyendo un libro a sus anchas, sin parecer siquiera
