Callum Kane.
7 de julio, 2001.
El día que nací, estaba lloviendo. Era un día tormentoso igual que cada día de los años que siguieron. Solo repito lo que la madre del orfanato me dice, no sé qué paso ese día, no tendría por qué saberlo apenas tenía horas de nacido cuando me dejaron en esa puerta una noche lluviosa. Sé que mis padres no me quisieron, me dejaron en este lugar sin ninguna carta o mensaje que pudiera leer cuando sea mayor. Como todos los niños lo hacen cuando tienen la edad suficiente para entender que hemos sido abandonados.
Diez años después ese mismo día entiendo completamente lo que es sentirse rechazado y dejado a un lado. Con solo diez años sé que no todos te van a amar, que no importa si eres una persona buena o mala, eso no cambia que merezcas amor.
He visto como niños salen de este lugar con una sonrisa. Pero nadie quiere a uno raro como yo. Nadie quiere alguien como yo.
Lo tengo claro.
24 de diciembre, 2001
Corro huyendo de este lugar, corro perdiéndome entre la fría nieve mi piel se coloca roja, tan roja como mi horrible cabello. Lo que me diferencia de los demás. Corro tratando de huir de toda la soledad que me rodea. Retengo las lágrimas que amenazan por salir.
No quiero llorar, odio llorar y aún más cuando la causa de mis lágrimas es por otras personas. Por persona que no quieren saber de mí. Aunque quiera detenerlas no puedo, salen y siguen fluyendo a través de mis ojos nublándome la mirada, mi piel al contacto con las lágrimas pican. Sollozo estrellándome contra algo.
— ¿Estás bien niño? —pregunta la amable voz de una mujer.
Limpio las lágrimas con desesperación observando el amable rostro de la mujer que tengo adelante. Niego haciendo un puchero.
— ¿Qué tienes? —pregunta colocándose a mi altura, más lágrimas salen de los ojos cayendo por mis mellizas, mezclándose con mis sollozos—todo está bien—susurra tomándome entre sus brazos.
— ¡Nada está bien! —grito entre sollozos tratando de alejarme de su agarre.
Sus brazos se aprietan alrededor de mi cuerpo, dándome por primera vez en años ese calor paternal que nunca había sentido de nadie, acompañado de su olor y palabras tranquilizadoras.
24 de enero, 2002
—Hola pequeño y lindo Callum—me llama la amable voz de la misma señora del año pasado en víspera de navidad.
—Hola—susurro con una pequeña sonrisa que parece más una mueca forzada.
Lleva un mes viniendo todos los días al orfanato, en cada visita que hace siempre se queda largas horas a mi lado, leyéndome muchos de los libros que trae con ella dándome galletas rellenas de chocolate y contándome cosas sobre ella las cuales no entiendo mucho. Siempre dicen que son cosas de adultos.
Pero lo único que espero de ella es el día en que no volverá a venir a este lugar, en que se olvidará de mi existencia como todos.
— ¿Cómo estás? —pregunta con una gentil sonrisa, asiento como respuesta—hoy estás muy callado ¿paso algo? —niego.
Ella ríe a carcajadas ahogándose con su propia risa; es graciosa de ver y al mismo tiempo se siente algo íntimo y especial.
—Dentro de unos meses tendrás una sorpresa—murmura dejando un beso sobre mi frente y acariciando mi cabello rojo.
Cabello rojo el cual le encanta y dice que soy una hermosa galaxia.
2 de marzo, 2002
Clarissa Kane entran una vez más por las puertas del orfanato, me dedica una sonrisa desde los lejos siguiendo al director de este lugar. Últimamente, sus visitas son más seguidas y siempre trae papeles con ella. No tengo que esforzarme mucho para adivinar que son esos papeles.
Muy pronto ella no volverá a este lugar, se ira con un niño de su mano. Me dejará en este frío lugar con los demás.
—Callum—me llama la amable voz de Clarissa, señalando que me acerque a ella y el director—firma estos papeles Callum—pide Clarisa.
— ¿Por qué? —pregunto con cierta duda agarrando el bolígrafo que me extiende
—Quiero que estés conmigo, ahora soy tu familia—dice despacio mirándome fijamente, esperando mi reacción. Mi corazón late desbocado en mi pecho queriendo correr de su lugar—Quiero que lleves mi apellido
—Callum Kane—susurro, ella asiente dedicándome una enorme sonrisa
—Exacto cariño, Callum Kane ¿te gusta? —asiento dejando caer una lágrima, ella la seca dejando un beso en mi cabeza.
Clarissa me mira fijamente con alegría y miedo en sus ojos, toma mi mano la cual es mucho más pequeña que la suya dándome un apretón. Salimos del orfanato, salgo de su mano a un nuevo lugar, Clarissa es mi familia como ella dijo hace unos minutos.
Una mamá.