La Venganza de Julia

Una cena bajo la estrellas es la demostración de amor más especial que he tenido, una comida deliciosa, velas y muchas rosas, todo aquí es perfecto. -Julia mi amor, no sabes lo feliz que soy, ya son 2 años juntos y un hijo.- -Adrián yo estoy aún más feliz, sabes que haz sido el amor de mi vida, pudimos casarnos y ahora tendremos un bebé.- Y es que ha sido en verdad un cuento de Hadas lo que Adrián y yo hemos vivido, nos conocimos en la universidad, los dos nos preparábamos para ser Economistas, no sé por qué pero nos apasionaban los números y las inversiones. Una vez nos graduamos iniciamos la búsqueda activa de trabajo, juntos nos presentamos en la multinacional Williams Inversiones, queríamos tener un trabajo en ese lugar, sabíamos que nuestra vida estadía resuelta. Mi hermana Linda nos ayudó con la entrevista, ella era asistente de vicepresidencia comercial de ese lugar, una buena ficha interna. Los dos hicimos las pruebas, pero solo Adrián logró el puesto, yo estaba feliz por el, sé que lo merecía, quizás mis estadísticas estuvieron erróneas no lo sé, al final terminé consiguiendo trabajo en una empresa pequeña. Mientras que Adrián hacía carrera en Williams yo construía la mía, al punto que en dos años lideraba mi propia unidad de negocios, en total tenía 12 correderos de bolsa en mi dirección, me sentía realizada. Tengo 25 años, poseo un buen empleo, un esposo maravilloso con el que llevo dos años de casada, pero lo que me hace aún más feliz es que en mi vientre crece un bebé, en un mes llegará a darnos más felicidad. -Julia no deberías seguir viniendo, tienes el vientre muy grande, es probable que nazca antes.- -Don Gabriel sabes que soy una chica ruda, mi bebé también lo es.- -Eres terca mi niña, jamás podré ganarte una.- -Jamás.- mencioné dándole un beso en su frente, yo amaba en verdad a Don Gabriel, el me dio la oportunidad de trabajar en este lugar, aprendí mucho, también debo reconocer que me trata como una hija.- -Bueno solo espero que mi nieta sea igual de inteligente a su madre, me haría bien otra empleada como tú.- Entré a mi oficina, un ramo grande de rosas estaba a mi lado con una nota hermosa, mi esposo había estado consintiéndome todo el día, hoy no era un día cualquiera, era nuestro aniversario de bodas. -Papá es un tierno, serás la niña más consentida del mundo.- mencioné acariciando mi vientre.- La noche llegó, mi esposo me envió un mensaje, me esperaba en el auto para irnos a casa, salí casi corriendo, era inevitable no sentir emoción. Abrí la puerta e ingresé, Adrián terminaba una llamada, me sonrió mientras pidió un minuto. -Está bien, mañana una vez termines el trabajo tendrás el dinero.- Lo vi colgar para después besarme.- -¿Cómo está mi reina y princesa?- -Hola amor, estamos muy bien ¿qué tal tu día?- -Lleno de trabajo pero ya nos iremos a casa, es hora de descansar.- -Si, en verdad deseo llegar a casa, me duele las piernas.- Mi esposo preparó la comida, mientras que tomé una ducha, antes de pasar al comedor quise ver la habitación de nuestra bebé, todo estaba perfecto, pronto estaría en mis brazos. Cenamos y después una película, creo que solo vi 10 minutos cuando quedé profunda. A la mañana el mismo ritual, una ducha, un vestido, cepille mi cabello largo dejándolo en ondas, no suelo usar maquillaje así que solo aplico bloqueador, unos accesorios y mi bolso. -Cariño no puedo llevarte al trabajo hoy, tengo una reunión temprano, ¿podrías perdonarme?- -Está bien, no te preocupes, tomaré un taxi.- -Gracias amor, llámame a penas llegues a tu oficina.- -Si.- Adrián beso mi frente y se marchó, tome mi celular y comencé a pedir un servicio de transporte, al parecer hoy estaba imposible, la lluvia amenazaba con salir así que se colapsó el sistema. Tuve que salir a la avenida, tomaría un taxi, sé que tendría más posibilidad, al final me iría en un bus urbano. Los minutos pasaban y no podía conseguir uno, lo mejor era ir por el plan b, pasé la calle para tomar el bus pero la tragedia me alcanzó, un choque entre dos autos se escucho, cuando quise reaccionar uno de estos me habían golpeado lanzándome lejos, sentí el suelo en mi rostro, había caído boca abajo, la sangre se mezcló con la lluvia, estoy segura que era mi final. -“Señora, señora por favor no cierre los ojos”- -“Al hospital”.- Solo escuchaba gente hablar, unos brazos me sostenían, sé que era un hombre por el olor de su loción, tenía miedo, sabía que algo no estaba bien, mi bebé no se movía, el dolor de mi vientre se hacía más agudo. -Mi bebe.- era lo único que susurraba.- Mi consciencia iba y venía, por momentos abría mis ojos, reconocía el lugar, habían doctores y enfermeras a mi alrededor, todos decían que estaría bien, pero algo en mí decía que no. -Mi esposo, por favor llamen a mi esposo, él debe saber que estoy aquí.- les pedía -Ya lo llamamos señora, por ahora trataremos de ayudarla.- Los monitores sonaban, los rostros de los doctores no eran los mejores, algo estaba mal. -¿Qué pasa?- -Haremos una cesaría de emergencia.- No hubo mucha preparación, juro que sentí como el bisturí rompió mi piel, mi grito fue desgarrador, necesitaban sacar a mi hija, no me importa el dolor, ella tenía que nacer. El llanto se escuchó en toda la sala, mi hija había llegado al mundo, por un momento pude verla, estaba sana, gracias al cielo. Mis ojos se cerraron por completo, había perdido la conciencia, solo un pensamiento me mantenía en la tierra, mi pequeña hija. -Doctor como está mi esposa.- La voz de Adrián hizo que reaccionara, él había llegado, por fin mi esposo estaba aquí.- -Señor debe saber que no se encuentra bien, hicimos todo lo que pudimos pero la señora Roberts está delicada, creemos que no pasará de esta noche.- -¿Está seguro?- -Ella perdió mucha sangre producto de la hemorragia interna, debe estar preparado.- ¿Este es mi final? Al menos me queda la esperanza que Adrián cuidara de nuestra hija. -Adrián.- susurré, pero el sonido de su celular era más fuerte.- -Hola Cariño, si aquí estoy con ella, los doctores han dicho que no se salvará, salió mejor de lo que esperábamos, al parecer unos autos se estrellaron provocando el accidente, saldremos inocentes de todo esto.- Espero que aún esté inconsciente, no puedo creer que él esté hablando sobre lo feliz que estaba de mi situación. -No pasará de esta noche, ya seré libre mi amor, podemos estar juntos.- -Si, claro que iré contigo, abre el vino, te amo.- Adrián colgó la llamada, se acercó a mi, yo mantenía mis ojos cerrados, pude sentir como acariciaba mi mejilla. -No quería que terminara así pero no tuve opción Julia, tengo grandes planes, tú y esa niña no son parte.- beso mi frente, tomó una almohada y la puso en mi rostro.- El me asesinara sin escrúpulos, la presión en mi rostro no me dejaba respirar, intenté defenderme pero fue inútil, el estado de inconsciencia había vuelto. Vida perfecta, esposo perfecto, trabajo perfecto ¿qué podría salir mal? Al parecer todo estaba peor de lo que creía. Aquí estoy arrodillada en un cementerio, dejo flores en una lápida que dice Julia Roberts, amada esposa, hija, hermana y madre, siempre estarás en nuestros corazones. He muerto, mi hija también, pero lo más importante es que mi corazón está debajo de esta tierra negra. Me limpio mis lágrimas, un suspiro como despido de este vida, ya no existe Julia Roberts. Adrián Roberts he vuelto para que tú y yo saldemos deudas, la mujer que conocías ya no existe, ahora solo hay un cuerpo sin alma que pide sangre para calmar la sed. Acabare contigo y tu mujer, los dos merecen ser quemados en las llamas del infierno, lo juro por mi nueva vida.