7 dias con mi hermanastra

                                                                                        Intro Un año puede pasar volando, en un año pueden pasar miles de cosas y removerse otras dos mil... Así fue como mi vida dio un giro de 360 grados cuando mi padre contrajo matrimonio, mi madre murió cuando yo tenía 5 años y desde ese entonces siempre fuimos los dos contra el mundo, hasta hace un año que llegaron dos nuevas integrantes a esta familia, Marta su nueva amorosa esposa y Bella la hija de esta y la que ahora era el motivo de mi perdición. Tengo 19 años y me considero una chica con atributos que a cualquiera le encantaría poseer, estudio diseño gráfico y me encanta hacer ejercicios en mi tiempo libre, una de las cosas que más cuido en todo este mundo aparte de mi padre es mi cuerpo. No resultó para mi difícil acostumbrarme a la presencia de otras personas en la casa, pues mi padre se sentía feliz y eso era lo que importaba; Marta era una mujer atenta y muy dulce, desde el primer momento que la conocí supe que era así, ella le había devuelto esa ilusión a mi padre y yo estaba totalmente complacida por eso.  Por otro lado, estaba su hija Bella, debo reconocer que cuando la vi por primera vez no tuve una buena impresión de ella, se notaba mal humorada y un poco mal vestida, lo digo por el hecho de vestirse como un chico siendo una chica, esto poco después pude entenderlo, Bella había nacido con una condición que la hacía inclinarse más que todo por las acciones masculinas, okey lo diré más claro, tenía pene... Fue muy extraño cuando su propia madre me lo comento, no caía en cuenta, pero luego no le tome importancia. No teníamos una estrecha relación de hermanas pues, casi nunca hablaba y tampoco salía casi de su cuarto, cuando lo hacía era para comer o jugar algún partido de baloncesto con mi padre. No pasábamos de un simple "Hola". He salido con muchos chicos en mi vida, soy como la abeja reina, pero eso no me era suficiente, casi nunca me llenaban, siempre me sentía vacía, siendo esto causa por la cual nunca había tenido relaciones sexuales con alguno de ellos, era virgen, extrañamente era eso, una chica de mi talla siendo virgen. No había conocido lo que era el deseo s****l hasta que un día, mientras tomaba el sol en la gran piscina de mi casa pude ver como a Bella se le marcaba una gran bulto mientras jugaba baloncesto sola, un cosquilleo en mi entre pierna me anuncio todo, ahí estaba lo que hacía falta en mi vida, o lo que me hacía falta para darme cuenta que desde el primer momento que la vi supe que mi inclinación no estaba por los chicos y que por eso me sentía vacía, la conocí y me di cuenta que necesitaba era la compañía de una chica totalmente diferente, desde ese momento puse mis ojos en ella.  Estudiábamos en la misma universidad y comencé a investigarla, como lo dije anteriormente, nunca hablábamos y se me hacía difícil acercarme a ella.  Muchas de las chicas morían por ella porque sabían el gran amiguito que poseía, me moría de celos y de envidia al escuchar aquellas anécdotas de ratos de sexo con la gran dotada Bella Dallas, maldecía internamente por no poder ser lo suficientemente lanzada para meterme en su cama a media noche.  Bella ni me miraba cuando estábamos cerca, tal vez por el gran respeto que le tenía a mi padre, ella era como el hijo que siempre quiso tener. No me importaba nada, ya era hora de poner en práctica mi plan, y esta semana era la indicada, tenía 7 días para hacer que Bella Dallas se volviera completamente loca por mí. Marta y mi padre se irían de segunda luna de mil por su primer año juntos y nos dejarían a mí a Bella solas en la casa, para ser más específica dejaron a Bella a cargo de mí, por ser la mayor y la más responsable. Me sentía desesperada por tenerla solo para mí, sabía que lo lograría, sabía que la tendría muy pronto conmigo.