Capítulo 1
—¡Esto me está asfixiando! — se quejó Laura con molestia.
Odiaba por completo el hecho de estar en ese lugar, literalmente la estaban preparando para ir a la horca ¿Quien se casa de esta manera tan absurda? se preguntó una vez más. Y lo más importante ¿Porque lo aceptó?
—Es el día de tu boda, muchacha. Deberías estar brincando de alegría —la regaño su abuela.
Laura miro a las tres mujeres que estaban sentadas juntas a un lado de la puerta, la conocía lo suficientemente como para intuir que ella saldría corriendo de allí a la menor oportunidad que se le presentará.
—Eso fuera así si me estuviera casando por amor, me están obligado —molesta sacudió el velo que le intentaban colocar —¡Odio esto!
—Todas nos hemos casado de la misma manera, no es para tanto — bufo su hermana mayor con quien tenía una relación un poco neutra.
—¿Lo dices por tu feliz matrimonio? — lanzó dagas con esas palabras. Lo supo al ver la expresión de molestia y vergüenza en la cara de su hermana mayor.
La intención de Laura no era herir, pero la estaban presionando demasiado. Su hermana no tenía un feliz matrimonio, tenía un tortuoso matrimonio. Su esposo le era infiel a no más poder, la misma Laura lo había pillado más de una vez y ese estúpido ni se mosqueaba en esconderse de ella después de la segunda vez que se dio cuenta que nadie en la familia tomaba en cuenta las acusaciones de Laura. Ella había intentado persuadir a sus padres de no llevar a cabo el matrimonio. No quería una vida como la de su familia.
—Bueno, ya. No estamos aquí por los matrimonios de los demás sino por el tuyo, hija— su madre se puso de pie y le ajustó el velo que previamente Laura había lanzado al suelo.
—Nadie en esta familia lleva un matrimonio feliz, mamá—musito con un deje de desesperación—No eres feliz, la abuela tampoco lo fue y ninguno de mis dos hermanos no lo es. Mi hermano vive querido divorciarse y no lo dejan ¿acaso es esta la vida que quieren para todos? —pregunto —Aún faltan la pequeña Marlene.
sintió como las manos de su madre se aprestaban en el velo.
—¡Basta, Laura! —grito su madre— Estas siendo muy cruel con tus palabras ¿crees que todos tuvimos opción? Nadie aquí tuvo opción— señalo a todas. —Cállate y obedece a tus padres.
Hubo un momento de tenso silencio. Laura no se arrepentia de lo que dijo, era una verdad a voces, su familia no era feliz. Su padre, aunque Laura lo amaba, no quería decir que apoyará su forma de vida libertina.
Leonardo, nunca fue un hombre demasiado cruel, pero no fue la mejor figura paterna, siempre siendo tan estricto con sus hijos y siendo un esposo poco amoroso y muy seco. En cierta ocasión tuvo varios desliz en donde sus amantes quedaron embarazas y su padre siempre ganaba la Patria potestad de sus hijos, por lo cual terminaban viviendo con él y su madre terminaba criandolos quisiera o no.
—Por favor, arreglen su maquillaje, en una hora empieza la ceremonia—dijo su madre luego de una minutos.
Laura no dijo nada, dejó que la arreglarán como toda una buena muchacha. No era secreto para nadie que ella no se quería casar e incluso sus padres la trajeron de vuelta al país a base de engaños. Como extrañaba Europa.
Luego de estar lista, Laura se puso de pie. Se miro al esposo y unos ojos color oscuros le devolvieron la mirada, mechones de un cabello chocolate caía por cada lado de su rostro. Era bonita, pero no de una belleza descomunal, Laura siempre se consideró una mujer de aspecto neutral, ni muy llamativa ni muy simple. Sin embargo, el lunar que tenía sobre la mejílla izquierda siempre tendía a destacar, muchos decían que sus ojos rasgados le daban un toque atrayente y misterioso. Laura siempre decía que era de descendencia japonesa y que eso era normal.
Sus rasgos japoneses no eran demasiado notables, pero estaban ahí. En su hermana mayor Mika, eran más notables, pero eso no era algo que le preocupaba a Laura, ya que su madre era europea con descendencia japones en cambio su padre era un auténtico japonés
—Podría salir corriendo, pueden decirle a mi padre que las golpe— dijo como último recurso.
—Déjate de bromas— su muy embarazada hermana se levantó de la silla—Ya vamos que la ceremonia esta por iniciar.
Salieron de la habitación dejándola sola por unos momentos, ocasión que Laura aprovechó para sacar su teléfono y escribirle a sus amigos.
"¿Todo listo?"
El mensaje fue contestado al instante.
"Todo está listo, sólo esperaremos la señal"
satisfecha sonrió.
¿Casarse? claro que lo haría, pero nadie le dijo que no podía hacerlo a su manera. Era muy bueno que contará con amigos tan locos e ingeniosos como ella. ¿Robar a la novia? eso es cuento de pasado. Los métodos que Laura pretendía usar eran más o menos innovadores.
se colocó el velo tapándose la cara y salió al pasillo, caminando rápidamente hasta llegar fuera de la casa, al salir su padre la esperaba medio sonriendo.
—Hija— se acercó a ella ofreciéndole el brazo.
Laura lo tomó y se colocó a su lado lista para darle inicio al espectáculo.
—Padre —soludo con seriedad. Lo escuchó suspirar.
—No nos odies por esto, es tradición en la familia, son arreglos que se hacen aún antes de que ustedes empiecen a caminar, tenemos tratos con muchas familias, no podemos simplemente Deshacernos de todo eso, ya verás que pronto lo entenderás y todo irá bien. Federico es un buen muchacho, cuando lo conozcas se llevarán bien.
—No te prometo no darle problemas a tu ejido — fue lo único que me dijo. No podía soñar muy sumisa o du padre empezaría a sospechar.
Sonaba muy bonito pero la realidad era otra, Ella sabía quien era más o menos Federico aunque sólo se hubiesen visto en dos ocasiones y esta sería la tercera.
Empezaron a tocar la canción nupcial y el corazón de Laura empezó a latir con fuerza.En el lugar se encontraban muchas personas, la mayoría Laura no las conocía ni tampoco le interesaba. Empezó a caminar por el pasillo hasta poder ver a través de su velo al famosos Federico Palmert. No había que negarlo, el hombre era guapo, demasiado para admitirlo, pero tenía una presencia que simplemente no le gustaba a Laura. Era el típico hombre que me gustaba poner su poder sobre las personas y ella estaba segura de que él quería dominarla y Laura no era ningun animal salvaje ni ganado para dejarse gobernar.
La marcha nupcial se detuvo y su padre la entregó a Federico. La mano de Laura no tembló pero su corazón si empezó a agitarse más, Federico como mínimo le saca una cabeza y media de estatura y su mano era demasiado grande para su gusto.
—Laura...
Ella no respondió ante ese tono de voz grueso y giro la cara hacia el hombre que llevaría acabó la boda.
Sólo esperaba que todo saliera a la perfección