Capítulo 35. Reflexiones de Vicenzo. Adriano, consciente de la rabia que hervía dentro de Vicenzo, se sintió con la tranquilidad de quien disfruta jugar con fuego. Le agradaba ver a Vicenzo salir de su zona de confort, nunca se imaginó que una jovencita como Maia pudiera conseguir tan efecto. -- No crees que es demasiado tarde para hacerlo – -- No pensabas lo mismo antes – -- Eso fue hace mucho, y tu lo has dicho antes. Ahora ya no tienes edad – -- ¡Auch! – exclamó Adriano y se llevó una mano al corazón, como si le hubieran lanzado una puñalada certera. -- Eso dolió Farelli. Hubiera querido que me desees suerte en este nuevo inicio, pero era mucho desear – Vicenzo lo mira con los puños cerrados, le desagrada verlo ahí. Luego mira a Maia, -- ¡No vamos! – ella asiente, -- Espero qu

