Capítulo 2

3816 Words
Emily: Él llegó y caminó directamente hacia lo zona de comidas, pero lo único que tomó fue una soda, dejó el dinero y continuó caminando, solo que está de vez era para salir de la cafetería, en vez de buscar una mesa. Mientras se dirigía a la salida, el equipo de lacrosse del instituto lo llamaron alzando los brazos y mostrando sonrisas torcidas que podían derretir a muchas chicas. Parecían estar muy seguros de que él les haría caso, pero no fue así. Este misterioso y atractivo chico solo continuó caminando. Finalmente logró irse en paz, pero yo sabía que él estaba consciente de que muchos lo observaban. Por desgracia, yo estaba incluida, y eso era obvio. Grabé en mi mente su aspecto. Cabello marrón claro, facciones increíblemente espectaculares, tanto que me dolía admitirlo mentalmente. Su forma tan propia de caminar con seguridad y confianza... Pero no era una caminada de confianza como la de Caleb o Alex, ellos caminaban esperando que chicas los miraran y se enamoraran. Él caminaba con una expresión diferente, como si simplemente no le importara si lo notaban o no. Y le quedaba bien. Me gusta. Lo quiero en mi grupo. Volví a mirar a mis amigos. Les di una mirada a Sel y Ashley. Ellas estaban más que emocionadas. —Yo lo pido. —dijo Sel dándole un golpe a la mesa con la palma. —¡No! Yo lo pido. —respondió Ashley imitándola. —Cálmense, aquí nadie pide a nadie. Eso será luego. Primero tenemos que asegurarnos de que él esté en nuestro grupo. ¿Entendieron? —interrumpí antes de que comenzaran a discutir sobre él. Están demasiado desesperadas por alguien. —Sí. —respondieron Sel y Ashley al mismo tiempo, justo como quería oír. —Pero, ¿cómo lo haremos? Se nota que él no es nada fácil. —preguntó Sel. —Sí, tienes razón. Pero lo lograré. —aposté con una sonrisa. —¿Lo lograrás? —rodé los ojos al oír otra pregunta absurda (ésta vez perteneciente a Ashley). Claro que lo haría. —Sí, lo lograré y ya tengo un plan. —¿Cuál? —cuestionan ambas chicas. —Hoy en la salida lo invitaré. Pero estoy segura de que no aceptará, así que no lo veremos en la fiesta de hoy, pero pasado mañana en el descanso iré a hablar con él para que se nos una y sé que aceptará. Dos días y medio serán suficientes para que sepa que le conviene estar con nosotros. —argumento con seguridad. —Sí, tienes razón y en caso de que se niegue, quien mejor que tú para convencerlo. —contesta la morena. —Exactamente, Sel. El sonido fuerte de la campana inunda la cafetería. —Ah, que aburrido. Toca Historia y lo peor es que el maestro es un viejo horrible... —se queja, ésta vez, la rubia. —Ay, Ashley... —suspira Sel. Luego todos nos levantamos y vamos al aula de Historia. Mis amigos y yo nos sentamos adelante como siempre y comenzamos a mensajearnos hasta que llega Thommas. No fue que estuviéramos todos atentos, pero fue suficiente con darnos cuenta por el repentino silencio que se había formado en el lugar. Automáticamente todas las chicas lo vieron. Algunas le sonrieron, otras se voltearon con timidez fingida y tonta, otras soltaron risitas nerviosas... Pero al final todas suspiraron. Todas menos yo (no iba a dejar que pensara que me interesaba, aunque fuera cierto). Los chicos también voltearon (la mayoría) y lo fulminaron con la mirada. Era obvio que estaban celosos de él. Recibir tanta atención no es algo fácil de conseguir cuando eres nuevo. Pero él la obtuvo como si nada. No hubo gritos ni nada de eso, pero parecía un escándalo. Un escándalo extrañamente calmado. Sin embargo, Thommas solo miró hacia el frente y caminó sin hacer contacto visual con nadie. Me di cuenta de que tampoco parecía nervioso, ni molesto, ni feliz, ni... Nada... No supe descifrar su rostro. Al final se sentó en uno de los asientos que había en el fondo. —Bueno alumnos, bienvenidos. Yo soy... Ashley: Chicas, ¿ya vieron a Thommas? Yo: Quien no. Sel: Cierto. Alex: Lindas, es la segunda vez que les recuerdo que todavía hay chicos aquí :/ Caleb: No entiendo que tanto lo ven a ese. La única que no puso cara de estúpida fue Emily. Yo: Sí, amor, yo solo voy a conseguir que se nos una. Alex: No. A mí no me agrada. Yo: Haha, eso me da igual, Alex. Alex: No lo harás. Gruñí. ¿En serio se atrevía a retarme así? Bueno, era estúpido. Yo: Sí lo haré. ¡Y si no lo aceptas te vas! :) Sel: Cálmense :/ Caleb: Alex, piénsalo bien. Ashley: Después te puedes arrepentir. Alcé la cabeza. Alex estaba mirando su celular con preocupación. Sonreí. Alex: Tienen razón. Perdóname, lo lamento. Yo: No lo sé, sabes que odio que me contradigan de esa forma. Me... Estresa mucho. Creo que tengo dolor de cabeza. Alex: Pérdoname, porfavor. No pensé lo que escribí... Yo: Mmm... Está bien... Solo porque me importas. Alex: Gracias, amiga :D No respondí. Ya tenía suficiente de él. El profesor empezó a escribir algunas fechas en la pizarra y las copié por si acaso. Cuando estaba escribiendo se rompió la punta de mi lápiz, así que fui al tacho a tajarlo, éste se encontraba en el fondo. No lo esperaba, pero cuando estaba a punto de llegar al tacho, mis ojos y los de Thommas se encontraron. Sus ojos eran marrones y tenía muchos lunares en su cara y cuello que le quedaban bien. Era atractivo, sin duda. Yo creía que en el momento en el que lo viera a los ojos lo hipnotizaría, pero él terminó haciéndome eso a mí. Decidí fingir que no había pasado nada dentro de mí, volteé y sonreí con arrogancia. No iba a dejar que me intimidara. Sin darnos cuenta ya había acabado la clase y como había sido el primer día, no hicimos nada interesante. Ya era hora de volver a nuestras casas, por fin. Mientras salíamos del salón, Alex me abrazó por detrás y besó mi mejilla. —Oye, oye, cuidado. Ella es mi novia. —advierte Caleb. —Está bien, lo siento. —responde él soltándome al fin—. Gracias, Emily. —Okay, no es nada, pero ten cuidado con lo que me escribes. —le digo y él asiente repetidamente. Salimos y vamos al estacionamiento... Entonces recuerdo que tengo que invitar a Thommas a la fiesta de esta noche. Me alarmé en un instante. No sé porque, pero después de haberlo visto a los ojos de "esa manera"... Esa manera en la que todo alrededor parecía desaparecer fácilmente... Joder, sé que es estúpido sentirme así pero... Me siento nerviosa. Con solo verlo a los ojos te dabas cuenta de que era el tipo rudo. Eso lo hacía más atractivo aún y, por alguna razón, me intimidaba. No puedo hablarle, simplemente no puedo hacerlo. Mientras caminamos hacia el auto de Sel, me pongo más nerviosa. Emily, ¿qué te sucede? Okay. Cálmate. Llegamos al auto de mi amiga y comenzamos a hablar ahí. Converso con ellos, pero Thommas no sale de mi cabeza. No quiero enfrentarme a lo que me sucedió antes. Sus ojos eran tan atrapantes. Mierda. Simplemente no quiero ir. —¿Lista para ir? —preguntó Sel. —Por supuesto. Sel asintió sin sospechar que realmente estaba nerviosa. Eso debe deberse a que estoy acostumbrada a fingir. Cuando perdí a mi hermana me di cuenta de que probablemente yo no le caía bien, todo por ser demasiado antipática. Empecé a sentirme culpable y muy solitaria. Deseé agradarle a alguien y sin darme cuenta, lo logré con todo el instituto. Yo les agradaba a ellos, pero ellos a mí no porque siempre fingía una buena actitud que realmente no existía en mí y yo lo sabía. Christina lo sabía. Era extraño como, a pesar de que había conseguido lo que quería, estaba constantemente molesta. Para llegar a la popularidad tuve que hacerle creer a todo el mundo que era alguien quien no era y con el tiempo, me empecé a sentir harta de fingir tanto, que simplemente dejé de hacerlo y puse mis reglas: Si quieres ser mi amigo, si quieres ser alguien aquí, entonces harás lo que yo diga. Es sorprendente como nadie objeta eso a pesar de que esté mal. La vida me obligó a cambiar. Eso es lo que pienso, a pesar de que no es cierto. Yo diría que es un cambio que hice al ver que nadie me daba la contra, al ver que a nadie realmente le importaba saber que pasaba conmigo, mientras tuvieran un poco de mi popularidad. —Okay, entonces empecemos. —anima Ashley. Empezamos a invitar a todos a la esperada fiesta, pero Thommas no salía. —¿No quieres ir al baño? —me pregunta Ashley. En otras palabras, me decía que fuera a buscar a Thommas. —Ah, claro, ya vengo. —respondo sonriendo a pesar de que por dentro estoy dudando. Tal vez sea mejor mandar a Sel. Frunzo el ceño ante mi idiotez. No. No voy a dejar que ella lo haga. Yo iré. Empecé a caminar hacia el pasillo y después de unos minutos me encontré con Thommas de manera rápida y fácil. Justo lo que no quería. Okay. Hagámoslo. De todas formas, debo recordar quien soy aquí. Nadie va a hacerme sentir inferior. —Thommas. —llamo. Él solo siguió caminando como si no me hubiera oído—. ¡Oye! —grito, pero él continuó ignorándome. ¿Quién se cree qué es? Bien, ya me enojé. Caminé hacia él y lo tomé del brazo. —¿Qué demonios te pasa? —pregunta con irritación y se soltó de mi agarre como si mi toque fuera veneno. —¿Quién te crees que eres para hablarme así? —Tú fuiste la que me habló primero, así que no lo vuelvas a hacer. Se dio la vuelta, pero yo coloqué mi mano en su hombro y lo hice voltear una vez más. —Estoy obligada a hacerlo, idiota. Hoy habrá una fiesta y... —No iré. Ya estaba harta de él. —¡Como quieras, imbécil! Camino y me voy súper enojada. No podía soportar más faltas de respeto. Rápidamente empecé a sentir rencor. No sé cómo, pero voy a destruirlo. —¿Y? —me preguntaron Sel y Ashley con emoción cuando llegué. —Todo salió como les dije, él se negó. —respondo sonriendo como si el plan hubiera salido perfectamente bien. —Bien. Entonces solo hay que esperar unos días y... —¡No! No lo vamos a invitar a unirse. —le interrumpo a Sel. —¿Por qué no? —pregunta ella decepcionada. Alex y Caleb se miran satisfechos. —Porque no. Hablando con él me di cuenta de que es un antisocial. —miento. —¿En serio? —cuestiona Ashley sin creérselo. —Sí, fue horrible, Ash. —respondí haciendo una mueca. —Entonces es mejor alejarnos de él. —Sel se encoge de hombros ante su confirmación. —Supongo... —ésta vez Ashley es la decepcionada. Caleb se vuelve hacia mí. —Bueno, ya invitamos a todos. ¿Nos vamos, amor? —Sí. Adiós, chicas. Adiós, Alex. —les digo y sin esperar respuestas me voy hasta el auto de Caleb y me subo a él. —Oye... Me alegra que no sigas pensando en invitar a ese idiota a unirse. No me dijo a quien se refiere, pero obviamente se trata de Thommas. —No te preocupes, amor, ya no quiero hacerlo. —Me alegro. —responde y aprovecha la luz roja para darme un beso—. Te amo. —Luz verde. —aviso. * * * Cuando llegamos le doy un último beso a mi novio y entro a casa. Es hora de mi sorpresa para Drake. —¡Aídaaa! —le grito a la sirvienta y nana de Drake, quien alguna vez también fue mi nana. —¿Sí, señorita? —Limpia el cuarto del que te hablé ésta mañana. —Sí, señorita. —¡Hey! Primero dame una ensalada. —Sí. —me responde ella. —Sí, ¿qué? —interrogo por diversión. —Sí, señorita. En realidad no me molestó que me haya dicho solo "sí". La verdad le tengo mucho cariño a Aída, pero es divertido ver cómo me obedece. Aída me trajo mi almuerzo. Y mientras comía, dejé que ella arreglara el nuevo cuarto de juegos de Drake. Cuando todo estuvo listo, llamé a mi hermano. —¡Drake! Ven aquí. —Aquí estoy. —habló cuando llegó. —Ven, vamos arriba. Tengo una sorpresa para ti. Él me hizo caso, en el camino me preguntó—. ¿Qué es? —Ya lo verás. —respondo y finalmente llegamos al cuarto. —¿Qué hacemos aquí? —Entra. —ordeno. Entonces entra, prende la luz y suelta un grito. —¡Emily, me encanta! —Sabía que te iba a gustar... —le digo y me abraza. —Gracias, hermana. Cuando me suelta se va corriendo y empieza a jugar. —Bueno, te dejo... —me despido cerrando la puerta—. Por cierto, más tarde iré a una fiesta, ¡no te quedes hasta tarde! —¡De acuerdo! Ya son las ocho de la noche, voy a comer una manzana y me arreglaré para ir a la fiesta. Agarro la manzana, la lavo y me dirijo a mi habitación. Pero antes de subir las escaleras, me encuentro con el "altar" que le hicimos a Christina. —Eras muy parecida a mí, hermana. —le digo a las fotos—. Voy a hacer por Drake lo que nunca pude hacer por ti. Inevitablemente ya había caído una lágrima. Subo corriendo a mi habitación antes de que Drake me viera, me tiro en mi cama y... Rompo en llanto. Emily, para. No puedes ir con los ojos hinchados a la fiesta. Pasan los minutos y me obligó a dejar de llorar, aunque realmente no quiera. Pero reprimir emociones es algo a lo que estoy acostumbrada. El simple hecho de nunca haber sido una hermana buena para Christina me volvía loca y me hacía sentir como la peor persona del mundo. Mirar sus fotos, pensar en ella, todo me entristecía y me llenaba de rabia. No puedo cambiar él pasado, lo sé, pero no lo supero. Solo me queda mejorar mi futuro, y eso es lo que estoy haciendo respecto a Drake. Él es básicamente el único que me importa. ¡Para! Tomo una ducha y me arreglo. Mientras me maquillaba me puse un poco de corrector en mis ojeras para tratar de ocultar lo muy hinchados que estaban mis ojos. Cuando llegué a la casa de Alex me di cuenta de lo mucho que había tardado en aparecer. Y todo por haberme largado a llorar. Ni bien llego, Sel se acerca a mí. —¡Hola! —grita ya que la música es muy fuerte—. Pensé que no ibas a venir, amiga. —Tuve unos problemas, pero da igual, estoy aquí. Me alejé de ella y me encontré con Caleb. —Hola, mi amor. —me saluda él dándome un beso, pero me separo rápido. —¡Ya empezaste a beber! —me quejo. Con lo mucho que me cuesta besarlo en un día normal. —Lo siento, me invitaron y no pude negarme. —Sí, sí, okay. Vamos a bailar. —ordeno ya caminando. El tiempo pasó muy rápido... Yo bebiendo junto a mis amigos y novio, pensando un poco en el idiota de Thommas también, varias cosas que ahora no recuerdo muy bien. Cuando acabó la fiesta me sentí orgullosa. Esa sería la mejor del año, sin duda. Llego a casa y tropiezo. Estaba un poco mareada, así que fui a mi cuarto rápido, ya que no quería que Drake me viera así. Cuando llegué tomé unas aspirinas para sentirme mejor. Luego me echo a dormir. * * * Después de levantarme noté que me veía fatal por culpa de la fiesta. Tenía ojeras, me dolía la cabeza y mi cabello estaba increíblemente enredado. Si alguien me viera en este momento, me moriría en un segundo. Después de ducharme, me maquillé y cubrí las ojeras otra vez. Además hice un esfuerzo con mi cabello para que quedara como todos los días. Cuando bajo me tomo unas pastillas para el dolor de cabeza y desayuno. Luego de verificar que mi bolso esté listo como siempre, me subo a mi auto y voy al instituto. Al llegar me doy cuenta de que no están Alex, ni Ashley, ni Caleb. Por suerte, está Sel. —¿Dónde están los demás? —le pregunto cuando llego a ella. —Tú fuiste la primera en irte, luego me fui yo y no sé qué habrá sido de los chicos. —responde fastidiada. —Tuve que irme temprano por mi hermano. —dije de excusa. Solo era que no quería seguir soportando a Caleb. El ebrio ese me estaba desesperando. —Bueno, supongo que hoy seremos tú y yo. —Ni lo pienses, buscaremos a alguien... —aseguro—. Estoy segura de que cualquiera querrá unirse a nosotras por hoy, Sel. —Sí, tienes razón. Cuando empezamos a caminar por los pasillos, encontramos a la afortunada. Daniela. Ella es del equipo de porristas, es popular, pero no lo suficiente como para andar conmigo. Sin embargo, hoy la necesito. —¡Daniela! —le saludo con emoción fingida. Casi vomito al ver su maquillaje. —¡Hola, Emily! Hola, Sel. —nos saluda de vuelta. —Oye, ¿te gustaría andar con nosotras? —le pregunta Sel con una sonrisa hipócrita. Y como cualquier necesitada diría, Daniela respondió... —¡Claro! —¿Y Kyle? —le pregunto. Kyle es su novio. Él es mucho más popular, por lo que realmente no sé porque pierde el tiempo con Daniela. En realidad, si no fuera novio de ella, estaría en mi grupo de amigos y hasta sería mi novio. —No lo sé... ¡Ah! Mira, ahí viene. —avisa señalando a Kyle, quien viene con Jack, su mejor amigo. Les sonrío. Perfecto. Ya tengo a "mis amigos" por hoy. —Kyle, Jack... Hola. —les saludo con un beso en la mejilla. Me doy cuenta de que Daniela se pone algo celosa, pero trata de disimularlo. Ella sabe que sí yo quiero la separo de él. —Hola, Emily. —responde Thomas y lo mismo me dice Jack. Sel los saluda y Daniela se vuelve a poner celosa. Por Dios... Esta chica es muy insegura. Al final todos nos vamos a clase. Pero antes de entrar Kyle agarra a Daniela del brazo y le susurra algo que no sabe que estoy oyendo. —Dani, ella te está utilizando. —advierte él. —¿A qué te refieres? —le pregunta Daniela aparentemente confundida. —Date cuenta, hoy no han venido sus amigos, ella te está buscando para andar solo hoy. —No es cierto. Estoy segura de que ella se aburrió de esos idiotas y nos prefiere a nosotros ahora. —responde Daniela segura de sí misma. Omito una carcajada. Ridícula. —Como quieras. —le dice Kyle soltándola. Los tres van y sientan en las carpetas de los que faltaron. Esta vez durante la clase solo Sel y yo nos mandamos mensajes. Sel: Pobres... Están desesperados por tener amigos. Yo: Sí, dejémoslos cumplir su sueño por un día Sel: Hahaha. Y así estamos hasta que acaba la clase. A la hora de salida, nos despedimos y Sel y yo nos vamos al centro comercial. —Más les vale a Caleb, Alex y Ash venir mañana, porque esos losers son súper aburridos. —comenta Sel con una mueca. —Sí, casi me duermo en el almuerzo. Llegamos y empezamos a comprarnos ropa. * * * Cuando llego a casa paso mi día entero con Drake. Luego cenamos. Mientras estamos en la mesa y justo antes de comenzar a comer, mi hermano me llama. —Hermana. —¿Sí? —¿Dónde está Aída? —me pregunta. —No tengo idea, Drake, ahora come. —Hoy la vi hacer muchas cosas, se veía cansada... —comentó ignorando mi orden—. ¿Y si la invitamos a cenar con nosotros? —Drake, la sirvienta no puede comer en esta mesa. —respondo. —Pero... Por favor... —ruega. —Okay. —le digo. Aunque me incomoda cumplir la petición de Drake, accedo. Solo él sabe hacer que mi corazón se ablande—. ¡Aída! Aída viene rápidamente y nos mira. —Sí, señorita. —¿Quieres... Cenar con nosotros? —Ay, me encantaría señorita. —Entonces ven. —"pido" señalando un plato que Drake acababa de traer para ella. —Gracias, señorita. Gracias, jovencito. —nos dice ella mientras le desordena el cabello a Drake con una sonrisa. —De nada. —responde él con otra sonrisa. Luego de cenar decido ya irme a dormir. Mientras estoy echada en mi cama pienso lo muy decepcionado que estaría Drake si viera como soy cuando no estoy con él. Esa persona que era antes realmente se había desvanecido. Esa persona que era antes solo existe para Drake ahora y nunca existirá para nadie más. —¡Emily! —me grita una voz. —¿Q-qué...? —respondo abriendo los ojos. Vi el rostro de mi hermano y luego el reloj. —Vas a llegar tarde a tu instituto. —avisa. Que rápido se había pasado la noche. Cuando reacciono me levanto rápidamente y le agradezco a Drake. Hago todo lo necesario súper rápido y llego al instituto. —Casi llegas tarde. —comenta Sel—. ¿Qué hubiera sido de nosotros? Wow. Todos creen que mi arrogancia es parte de mí, pero no lo es exactamente. Mi arrogancia crece gracias a mis amigos. —Sí, me quede dormida, no importa. Y tampoco te asustes. —¡Emily! —dice una voz masculina y cuando volteo la cabeza veo llegar a Alex, detrás de él está Ashley agitando la mano como saludo. —Hola. —les respondo cambiando mi actitud. Estaba enojada con ellos, obviamente. —Hola, amor. —dice Caleb llegando segundos después. Se acerca y luego me besa. —Tengo una pregunta para ustedes tres. —anuncio señalando a Alex, Ashley y Caleb mientras Sel se para a mi lado—. ¿Por qué faltaron ayer? ¡Tuve que pasar el día con otros tres idiotas! —Lo sentimos, ya sabes, la fiesta nos dejó mal. —contesta Ashley con una mueca y mi novio asiente. —Sí, amor, lo siento. —Caleb posa sus manos en mi cintura, creyendo que sólo él podrá ablandarme. —Está bien, vámonos a clase. —me zafo de su agarre y camino con los chicos detrás de mí. —¿Qué toca? —pregunta Sel mientras caminamos por los pasillos. —Química. —responde Alex. —Amor, nos sentaremos juntos, ¿no? —pregunta Caleb. —Obviamente, bebé. —respondo. El aula es un laboratorio con una mesa para dos personas con muchas cosas de química sobre la mesa. Cuando llegamos al laboratorio Caleb se sienta a mi costado en nuestra mesa. Cuando todos los alumnos están sentados, el profesor dice... —A ver, alumnos. Bienvenidos. Soy su nuevo maestro y les enseñare el curso de Química. Antes de empezar con la clase quiero decir una cosa: Soy una persona muy estricta y cuando yo haga mi clase nadie dirá ni una sola palabra y para asegurarme de eso, hablé con el director y voy a hacer unos cambios de compañero. Estoy segura de que el profesor me va a cambiar a mí o a Caleb. Hago una mueca. —Prescott. Lo sabía, van a cambiar a Caleb. —No... —dice él y yo decido fingir cara triste. —Prescott, cámbiese con el alumno... —el maestro mira a todos los alumnos y en un momento sus ojos paran en un chico muy guapo. Alzo una ceja, pero mi expresión cambia al darme cuenta de quién es el chico guapo. ¡Oh, no! ¡Mierda! —Cámbiese con Darrien. —ordena el maestro. No me jodas. Miro el rostro de Thommas. Él endurece su expresión, pero aún así se para y camina hacia el asiento que está a mi lado. ¿Porqué a mí? Caleb antes de levantarse me toca la mano y se para, luego fulmina a Thommas con la mirada. Thommas lo ve pero continua andando como si nada, luego se sienta a mi costado. —¡Qué suerte tengo! —murmuro con sarcasmo. —No te preocupes, no pienso hablar contigo. —responde mirando al frente. Veo que todas las chicas me ven muy celosas. Cuando me doy cuenta sonrío de manera arrogante y les guiño a todas mientras juego con mi cabello. El profesor hace unos cambios más y empieza su clase hasta que por fin toca el timbre. Antes de que todos se paren el profesor dice—. Alumnos, esperen. Voy a dejarles un trabajo. Este será un trabajo muy importante y muy trabajoso así que lo entregarán en 2 meses. ¿Qué? ¿Qué planea el profesor? —Van a entregar un trabajo de cinco mil palabras sobre la clase de hoy. Yo los apoyaré respondiendo sus preguntas en las siguientes clases. Ay, ¿tan rápido? ¡Es el segundo día! —Y para que no les sea tan complicado, el trabajo lo harán con su compañero de mesa. Demonios. Miro a Thommas de reojo y su expresión sigue siendo neutral, pero logró notar algo de molestia. —Bien, ya pueden irse. —todos se paran y se van. Mis amigos se fueron a sus clases, yo estaba a punto de levantarme pero me detuve al darme cuenta de que se me había caído un pendiente. —¿Qué? Mierda. —susurro. Debo encontrarlo. Es muy caro, aunque eso da igual, yo solo no quiero tener que andar el resto del día sin los pendientes puestos. ¡No lo encuentro! No, no, no. Yo amo esos pendientes. Debo encontrarlos. Busco por el piso, luego en mi mesa, pero no lo encuentro. Finalmente luego de diez minutos me rindo y me dirijo hacia la salida del aula, pero un brazo me detiene antes de que pueda salir. Volteo y me sorprendo al ver que es Thommas quien está ahí.
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