ZOE Veinte minutos más tarde, estaba en la sala de urgencias, todavía con el corazón desbocado. Caminaba de un lado a otroa através del pasillo con la desesperación tragándose mis palabras. Quería ver a mi hermano, saber que estaba bien, que no lo iba a perder. El enfermero me señaló el área de espera a pesar de que le insistí en que tenía que pasar al área de cuidados intensivos. — Espere aquí, la doctora vendrá a hablar con usted. Lo promento. Me senté y no pude ser capaz de dejar de sacudir las piernas como si fuera una maldita sentencia. Miraba las luces del techo como si me ayudaran a mantenerme consciente, y la espera se me hizo eterna, hasta que dos hombres se me acercaron. —¿Señorita Morel? —Preguntó uno de ellos. Ambos mostraron una placa que sacaron de las bolsas de sus c

