Svend estaba sentado en la gran sala; Mick ya lo conocía. Los tres hombres volvieron a beber. Tubby y yo nos arrodillamos obedientemente. "Mamá y papá estaban decepcionados porque no fuiste a verlos, especialmente tu madre". El Maestro se encogió de hombros y se hundió aún más en su gran sillón de cuero, impasible. No tenía ganas de seguir con el tema; yo lo entendía perfectamente. Mick encendió otro cigarrillo. Svend no insistió más. La conversación que siguió fue principalmente bromas informales, sin nada controvertido, y no tuve oportunidad de hablar con Svend en privado ni de entregarle mi nota. Como Mick se quedaba a pasar la noche y el Maestro se estaba emborrachando mucho, su hermano mayor decidió no quedarse mucho tiempo. Simplemente se tomó unas copas y se fue a casa, en medio

