Dos semanas después de haber ingresado a ese lugar, Elie había comenzado a sentir una desesperación al no saber si regresaría a casa pronto, era espantoso, le daban duchas frías, la comida era pésima, no debemos quejarnos si tenemos un plato de comida en la mesa, pero incluso el olor era nauseabundo.
Estaba en el jardín los pocos minutos que tenía al día para tomar un poco de sol, no había recibido visitas en esas dos semanas, ni una sola noticia de sus padres, solo asistía a unos talleres donde hablaban sobre sus problemas, ella había caído en una tristeza que la sumió, no sabía si era depresión, u otra cosa, pero ahora estaba convencida de que era algo que no volvería a hacer, veía las cosas diferentes, quería regresar a casa, o al menos salir de ese lugar.
Era la hora de visita, no es
