Mi amigo debil y fiel

1231 Words
Sin más nada, se despide y se da la vuelta para marcharse. Yo me quedo mirando como se alejaba, mientras pensaba en lo que me había recomendado. Tal y como yo sabía. Emily, no tenía ningún pariente cercano, al menos no en esta ciudad. Ella vivía en un pueblo, como a una hora de distancia de aquí. Y así como yo sabía, su mamá hacía ya un tiempo que había fallecido y sus hermanos también se habían ido del país. Por eso se había hospedado aquí, en mi ciudad. No creo que se haya ido para su pueblo, donde había muchos hoteles para turistas, porque el aeropuerto le quedaría mucho más lejos. Aunque todavía tenía muchas horas por delante. Probé llamarla una vez más sin resultados positivos. Había leído mis mensajes, pero no los respondió. Cuando decidí regresar a casa, recibí una llamada de Rey. _ ¿Oye dime, la encontraste? _ No. _ Un profundo suspiro sale de muy adentro de mí, a la misma vez que me recostaba en el asiento, echando mi cabeza hacía atrás, tratando de descansar, mientras hablaba con mi amigo Rey. _ Se fue y no dijo a donde. _ Le respondí. Pasé la mano por la cabeza, despeinando mi cabello. Me sentía agotado física y emocionalmente. _ Y ya estás en casa? _ Me pregunta cauteloso. Como si alguien pudiera escuchar nuestra plática. _ No. Pero ya casi voy de regreso. _ Ah. ok. Y … _ una pequeña pausa que me hizo entender a la perfección lo próximo que venía. _ Hubo algo entre ustedes? _ Uhm. Era lógico. Cerré los ojos y los froté con los dedos, dejando caer nuevamente la cabeza hacía atrás, quedando recostada al espaldar del asiento. _ No. No pasó nada Rey. _ Y entonces…? _ Solo tuvimos una discusión. Eso es todo- _ lo interrumpí, para que dejara de preguntar _ Cómo cuando estábamos en la escuela? Pero si se reencontraron hace poco. ¿Cómo es que siguen el mismo show? _ Basta Rey. déjalo ya quieres. _ Lo corté de inmediato. _ Tengo que conducir ahora. Voy de regreso a casa. _ Sabía que no tendría fin si no lo terminaba de una vez. _ Nos vemos luego. Y Gracias por todo amigo. _ Ah va. De nada. Dale regresa a casa. Recuerda que tu esposa y tu hijo te esperan. Luego nos hablamos. Sabía a la hora que salía su vuelo. Así que podía ir y encontrarla en el aeropuerto. No tenía nada agendado para mañana en el trabajo, porque sabía que ella se iría y pensaba estar con ella hasta que se fuera. Así que lo decidí. Iría al aeropuerto mañana. Me quedé dormido mientras le daba las gracias a mi amigo entre mis piernas, por no haberme hecho quedar mal y ayudarme a bajar la lívido de Viviana, que cuando llegué a casa estaba esperándome seductoramente en la cama. Con un vestidito de esos de encaje transparente de color blanco, corto y muy escotado, con un tanga que hubiese sido mejor no ponerse nada, porque, es que no tenía casi nada de tela. Me hice una ducha y cuando salí del baño, envuelto en la toalla, para ir a ponerme el pijama, y tratando de ignorarla, no tuve oportunidad. Aquella libidinosa se me tiró casi encima. Me quitó la toalla y comenzó a jugar con mi mejor amigo, mientras me besaba y dejaba pequeñas mordidas en mi cuello y en mi pecho. Al principio, traté de alejarla, poniendo alguna que otra excusa, pero ella, hizo caso omiso. Logró lo que quería. Porque sus besos y sus cariñosas mordidas fueron descendiendo hasta llegar a mi punto más débil y besó y mordió y succionó hasta que no pude aguantarlo más. La llevé a la cama e hice con ella lo mismo, hasta que la sentí estallar en un orgasmo, entregándome todo lo que tenía dentro gritando de placer mi nombre. Luego abrí sus piernas y la alcé tomándola por las caderas, para entrar de un solo golpe dentro de ella. Mi amigo era un poco fuera de lo normal según me habían dicho las mujeres que había tenido, por eso sentí una queja de dolor que salió de ella, por la brusquedad de mi acción, pensé. Me detuve por un momento dejando que se adaptara. Pero Cerré los ojos para disfrutar del momento de placer que sentía y volví a abrirlos de golpe. “No.” _ Me decía mientras las estocadas se hacían más rápidas y fuertes. “No puedo hacerle el amor a mi mujer mientras pienso en otra. No lo haré.” Pero mis ojos se cierran del placer que estaba sintiendo, y es a ella a quien veo debajo de mí, es dentro de ella donde estoy y el placer aumenta lujuriosamente. Quiero abrir los ojos, pero sé que si los abro ya no la veré más y quiero verla. Sí. Quiero que sea ella. La deseo más y más. y sin más comienzo a hacerle el amor a ella. _ Noooo. _ Sale el grito de mi boca. Me negaba a seguir con eso. Pero vaya que era bueno.! Podía sentir salir de mí los intensos jadeos, debido a la excitación que me llevaba sentir aquella situación. Pero sabía que aquello estaba mal. _ No. Noooo. _ Trataba de negarme mientras las estocadas se hacían más fuertes, más rápidas, más seguidas Y siento a Viviana tomarme de la cara con sus manos. _ Sí amor. Sí. _ Siento como comienza a mover sus caderas envolviéndome y profundizando más. _ Abre los ojos amor. Mírame. Quiero que me mires amor. _ La escucho y quiero abrirlos, pero no quiero. _ Noo! _ Pero Su movimiento hace que explote todo dentro de ella y entonces, abro los ojos y la veo mirándome con sus hermosos ojos azules, llenos de amor y de placer, mientras me vaciaba todo dentro ella. La observaba mientras dormía. Tenía la cabeza sobre uno de mis brazos. Se quedó dormida mientras yo acariciaba su cabello y su espalda. Analizaba una y otra vez la situación. Ella había cambiado un poco. Al principio era más arrogante. Se quejaba de como yo era. Decía que era aburrido y adicto al trabajo. No sé si es el deseo de ser madre que la ha cambiado. No lo se. Pero la noto diferente. Se me afligía el corazón, cuando pensaba en que parecía como si ella supiera que estaba viendo a otra, mientras le hacía el amor a ella, y en vez de reclamar, me ayudó a quitar eso de mi mente. “Emily” _ Pensé. _ “Dónde estarás ahora? “ _ Pero no quería pensar en ello ahora. Tal vez y esto es lo mejor. No creo que sea muy saludable para mí la situación, teniendo en cuenta las cosas que me están pasando. Miré a mi mujer, y me hizo sonreír el verla durmiendo tan plácidamente sobre mi brazo. Le di un beso en la frente y así decidí, que no iría al aeropuerto. Lo haría por mi mujer, por mi matrimonio. Sentí que los párpados comenzaban a pesarme, por lo bien y extasiado que me sentía a pesar de todo. “Y pensar que al principio la estaba rechazando. _ “Pensé. _ “Gracias mi amigo por ser tan débil y fiel a mí “
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