REENCUENTRO

Emily Era un hermoso día para mí. La emoción era grande. De tal modo que parecía una niña a la que le habían comprado un nuevo juguete. Y era que había conseguido algo que deseaba desde hacía ya un tiempo. Sí, era mucho más que un juguete para mí: HABIA LOGRADO CONTACTAR CON MI AMIGO. Y tal vez no te parezca algo tan importante como para estar tan exageradamente feliz, pero lo que no sabes es que hacía casi o más de 20 años que no tenía noticias de él. Había comenzado la búsqueda desde hacía ya un buen tiempo. Llegué incluso a desistir de buscarlo, porque realmente parecía que se lo había tragado la tierra. ¿Cómo puede una persona en estos tiempos no tener páginas sociales? ¡No aparecía por ningún lado! Las r************* eran el mejor método hoy en día para conseguir información. Sin embargo, mi amigo, no aparecía en ninguna de las r************* que existían. Por tanto, desistí de la búsqueda por un buen tiempo, hasta que un buen día, encontré un mensaje de Messenger, de una compañera de clases, con una invitación para participar de un grupo de reencuentro con los antiguos compañeros de clase, con el objetivo de volver a encontrarnos y compartir recuerdos y pasar un buen momento juntos otra vez. Nadie sabía aún de mi amigo. Pero tuve la idea de volver a revisar mi búsqueda y esta vez, lo encontré en **. Era una cuenta de no hacía mucho tiempo, pero tenía una foto de él en su perfil. Grité de la alegría. _ Aaaah! Te encontré.!. _Entonces le dejé un mensaje. _ ¡Hola Noah, soy Emily! ¿Te acuerdas de mí? Bueno es que hace ya mucho tiempo. ¿Cómo estás? Espero saber de ti. No tuve respuestas hasta después de un mes. Ya ni siquiera esperaba la respuesta. Pensé que tal vez no quería tener contacto conmigo, porque, aunque fuimos buenos amigos en la escuela no tenía por qué seguir siendo así. Además, hacía ya tanto tiempo que no nos veíamos. ¿Qué esperaba? Tal vez no sea tan importante para él como para mí. Así que lo dejé. Pero nuestra relación no fue una simple amistad. Fue una de verdad. Él decía que me quería como una hermana, a pesar de que él era rubio con unos hermosos ojos verdes y yo morena. Mas bien mulata, como se suele decir, cuando hay una mezcla de parejas. Mi padre blanco y mi madre negra. Así que yo era una mezcla de los dos. Él era guapo y muy popular en la escuela. Las chicas lo amaban y yo, no era fea, pero ordinaria. Nada especial. A veces me preguntaba cómo le había llamado a él la atención. Pero no hubo nada nunca entre nosotros, más que una hermosa y sincera amistad. Dejamos de vernos después de terminar la preparatoria. Él tuvo que ingresar en el servicio militar y yo continué mis estudios en sociología. En ese tiempo nos vimos solo una vez después de terminar la preparatoria. Yo no era para nada popular, ni llamaba la atención de nadie, era más bien alguien normal. Nunca tuve novios en la escuela. Los que tuve no estaban en mi escuela. Pero él, aunque era muy popular y aunque tuviese novia, siempre estaba conmigo, confiaba en mí, nos sentábamos juntos en clase, compartíamos todo. Se preocupaba por mí y me mostraba que yo le importaba, pero nunca como mujer. No podía decir que no me llamaba la atención como hombre, y aunque a veces me hacía creer que había algo más, nunca me dijo nada, ni mostró otro interés por mí, más que una amistad. Creo que por eso me conformaba con ser su amiga. Para mí era ya bastante que el chico más guapo y deseado de la escuela me considerada al menos como su mejor amiga y tuviera tan hermosos detalles conmigo. Me hizo sentir especial de alguna forma. Al punto de creer que, si no hubiese sido su amiga, nadie en la escuela hubiese notado mi presencia. _ Hola!! Claro que te recuerdo. Yo estoy bien. ¿Y tú cómo estás? Noah No podía creer lo que estaba haciendo. Jamás me habían interesado las r************* . Pero por el desarrollo positivo de mi Empresa y el márquetin, me recomendaron hacerlo. Así que permití que me crearan algunas cuentas de empresa y personales. y aunque no las utilizaba nunca, tengo que decir que no tengo nada en contra de ellas, solo que soy un hombre ocupado. Mi trabajo exigía mucho de mí. Tanto era así, que los problemas matrimoniales que tenía en la actualidad, se los debía a mi trabajo. Y es que había comenzado hacía apenas 5 años una empresa de Instalación de sistemas de seguridad, la cual estaba funcionando de maravillas y estábamos creciendo mucho, pero ese éxito, llevaba su sacrificio. Que es lo que no lograba hacer entender a mi mujer. No es que no podía. Era que yo no quería ahora mismo dejar todo en manos de otras personas, porque sentía que no era el momento. Estábamos muy bien, éramos ya una empresa sólida que avanzaba con rapidez. Pero no lo suficientemente bien que me había propuesto alcanzar, para no volver a vivir, las dificultades que viví antes. No. No era el momento. Principalmente por mi hijo. Se lo debía a él. Sin embargo, había recibido un mensaje de una vieja amiga. Una amiga de la preparatoria. No podía simplemente creer que ella se había acordado de mí. Hubo un tiempo que no supe de ella, al separarnos después de la prepa. Pero cuando terminé el servicio militar y continué mis estudios en ciencias empresariales, la busqué y supe que se había casado y que se había ido a vivir con su esposo a Italia. Fue duro para mí, porque la busqué con el objetivo de decirle que la amaba. Que no le había dicho nada antes porque tenía miedo de perderla, ya que ella siempre me dejó saber, el poco interés que tenía hacia los hombres de su misma edad y me aferre a la idea de que era mejor ser amigos que nada. Que odiaba las veces que me hablaba de ese abuelo sin nietos como yo le llamaba a ese novio que ella tenía, porque era mucho mayor que ella. Aquel mensaje que no me atreví a responder de inmediato había traído a mí, recuerdos de algo que yo creí que había terminado pero que realmente pude darme cuenta de que, simplemente despertó, porque estaba dormido. Intenté por muchas veces no recordar. Decidí no responder para no despertar viejos recuerdos. Pero no pude. Si algo me hacía parar de trabajar y volar fuera de mi oficina y de mi ordenador, eran los recuerdos de aquel amor platónico que una vez viví. Yo sabía de ella, porque en ocasiones me encontraba con un amigo que sí andaba feliz en eso de las r************* , y por más de una ocasión me la mostró a ella. La veía feliz, mucho más hermosa que antes. Elegante y glamourosa. Compartía fotos de sus viajes a diferentes países y su buen vivir, siempre acompañada de amigas o de su esposo. No me parecía nada extraño que pareciera un poco mayor que ella. Como su amigo que era, sabía que tenía cierta debilidad por los hombres mayores. Ella me decía que por la experiencia s****l. Yo creía que buscaba en ellos la imagen paterna que nunca tuvo. La amé en silencio. La miraba tan distraída de todo, tan ajena a lo que pasaba a su alrededor y a la vez tan atenta, como si no necesitara de nadie, pero a la vez amable con todos. Perdida en aquellos libros que leía constantemente. Le encantaban los libros, nunca lo olvido. Sin darse cuenta de que esa forma de ser de ella, tan sensible y distraída, tan independiente y espontanea en todas las cosas, incluso al hablar, tan sabia, tan inteligente, tan despegada de la vanidad. A veces, mejor dicho, no a veces, si no, estaba seguro de que ella no notaba cuánto llamaba la atención de casi todos. Mis amigos me envidiaban porque yo era el único con quien ella estaba, aunque se llevaba bien con todos. Pero ella no lo sabía. No lo percibía porque no se detenía a mirar a su alrededor. Y cuando lo hacía, lo hacía con tanta gracia que a todos les gustaba. Pero no tenía interés por ser famosa. Se veía muy segura de lo quería y conforme con lo tenía. La admiraba y la amaba. Pero ella no lo sabía. Nunca lo supo. Cuando supe que se había casado me dolió. Sufrí por un tiempo. En el militar, en las pocas horas libres que tenía, pensaba en ella. La extrañaba muchísimo. En las noches cuando iba a dormir, siempre pensaba en declararle mi amor. Fantaseaba en cómo lo haría. Pero sabía que no quería estar más, tanto tiempo sin verla. Sin embargo, había llegado tarde. Porque ella se había ido y dejó de existir en mi vida.