Mi sueño real

1841 Words
Tenía razón Noah. La comida era deliciosa. Teníamos langostas en salsa roja, Camarones al ajillo, filete de pargo a la parrilla. Verduras asadas, ensaladas, arroz marinado y otras cosas que ni siquiera sé. Tenía que preguntarle a Noah de que se trababan algunas cosas que no conocía; y él se reía de mí, al ver como quería tener espacio para comer todo. Una variedad exorbitante para dos personas, aunque en porciones pequeñas. Pude probar de todo y la verdad estaba segura de que volvería otra vez siempre que pudiera. Nos habíamos bebido la botella de vino que nos regaló Peter y ya íbamos por la segunda. La cual me la estaba bebiendo yo, prácticamente sola, porque Noah decía que tenía que conducir de regreso a casa. Él se reía de cada cosa que yo decía. No sé qué era lo que le parecía gracioso, pero estaba muy feliz de que estuviéramos juntos pasando un tiempo de calidad. Tal vez era el vino que me hacía decir cosas que le hacían reír, no lo sabía, pero estábamos felices los dos. Luego le pedí que camináramos un poco por la orilla de la playa. Dejamos nuestras cosas en el restaurante y salimos a caminar un poco. Deseaba hacerlo. Aunque había visitado el mar en diferentes partes del mundo nunca era como las playas de mi país. Era agradable y relajante, ver su hermosa arena blanca y fina, y caminar descalza por ella sintiéndola en la planta de los pies. El agua verde azul, tan limpia y transparente que se perdía en el horizonte, el hermoso paisaje, con sus palmeras con sus ramas bailando al compás del viento. _ Si me hubieras dicho que veníamos a la playa hubiese traído un bañador. _ No quería estropear la sorpresa. Pero pensé que podríamos comprar uno si querías. _ Me dijo mientras caminaba a mi lado. Yo me detuve y lo miré. El me pareció un poco perturbado. Frunce el entrecejo y me mira de lado con una mirada interrogativa. _ Estás seguro? ¿No tienes que regresar a casa? No quiero que tengas problemas. _ No tendré problemas. Así que vamos por los bañadores. Pasamos a una pequeña tienda local, en la que se podía comprar todo lo que necesitábamos. Desde toallas hasta crema protectora del sol. Yo elegí un hermoso juego de bañador blanco marfil que me encantó, por su color que combinaba perfecto con los aros y broches dorados que tenía. Regresamos al restaurante para pasar al baño y cambiarnos. Sentía que Noah estaba un poco como preocupado, pero como no me decía nada, decidí creer que era producto de mi imaginación. Pasé al baño para ponerme el bañador y me quedaba perfecto. Me puse el vestido que traía por encima para no ir por ahí en bañador hasta que llegara a la playa. Cuando salí, Noah estaba hablando con su amigo Peter. No pasó desapercibida la sorpresa que mostró al verme acercándome a ellos. Él ya estaba cambiado. Llevaba puesto el short de playa que había comprado hacía unos minutos antes y una camisa playera estampada con palmeras que yo misma escogí para él, porque me había gustado, y traía tiradas en el hombro las dos toallas. Noto como traga saliva lentamente haciendo mover su manzana de Adán de arriba hacia abajo mientras me miraba con esos hermosos ojos verdes entre cerrados y hablaba todavía con su amigo, no sé de qué, porque creo que me quedé fija como una foto cuando vi cómo sus ojos pasaban de mis ojos a mis labios, y se detuvieron ahí por unos segundos. Entonces sentí cómo palpitaba mi corazón, y también mis ojos se fijaron en sus labios. Por un momento imaginé como sería si él me besara. Y tal fue mi imaginación que casi no escuché cuando él me dice con la voz un poco ronca: _ Ya estás lista? _ Ah Sí. _ Le respondí al segundo intento cuando logré salir de mi momento de fantasía. La aparta la mirada de mí, para ver a su amigo: _ Nos vemos más tarde Peter. _ Le dijo a su amigo. _ Bueno. ¡Que se diviertan! _ Le dijo su amigo, y nos fuimos. Caminamos llevando con nosotros solamente las toallas, que todavía las llevaba él. Pero seguía creyendo, por su semblante, que algo le perturbaba y quería saber qué era. _ Está todo bien Noah? _ Le pregunté y volví a sentir el contacto de la arena en mis pies, disfrutando como se hundían en su suavidad, lo cual me agradaba sobremanera. Noah Me preguntaba si era tan evidente la frustración que sentía, que Emily me preguntaba constantemente si todo estaba bien. No tenía tiempo para pensar racionalmente y me asustaba eso. Porque normalmente yo no soy un tipo irracional. No me gustan las cosas espontaneas. Siempre calculaba y planeaba las cosas. Siempre me he creído una persona disciplinada, que por tanto planea y organiza todo lo que debe hacer, para que las cosas queden bien. Quería estar con Emily, traerla a comer y pasar un buen rato juntos y luego regresar a casa. La invité a este restaurante, porque es mi favorito y, es de un buen amigo mío, además de que me gustan mucho los mariscos y el pescado. Lo de que el restaurante esté en la playa, me era evidente. Sabía que disfrutaríamos de la brisa del mar y las bellas vista que nos ofrece el lugar, porque allí está ubicado el restaurante, Pero si hubiese estado en la ciudad con el mismo dueño y concepto, la hubiese llevado también al mismo. No me siento mal porque las cosas han tomado un sentido diferente al pensado; no. Al contrario, me gusta el rumbo que llevan. Pero estaba cuestionándome constantemente si estaba viviendo otra vez un sueño. O tal vez, la parte anterior al sueño que ya había tenido, o si tal vez se estaba haciendo realidad mi sueño. Primero cuando la vi salir de su casa con aquel vestido blanco, y una camiseta amarilla, los mismos colores de mi sueño, fue lo primero que me desconcertó. Había hablado con Peter sobre mi visita al restaurante, pero no le dije con quien vendría. Así que cuando casi me descubre delante de Emily, fue lo segundo que casi me hace tener un ataque al corazón. Cuando conocí a Peter, y me ponía melancólico después de unos tragos, le hablaba de la mujer de mi vida. Del amor que nunca pude hacer realidad. Y contaba nuestra historia en la escuela, cuánto la extrañaba y cuánto me gustaría volver a saber de ella, volver a verla. Por eso conocía Peter nuestra historia. Luego el deleite de verla comer con tanto gusto, saber que lo disfrutaba tanto como yo, el cómo conversaba con mi amigo, al cual le agradó mucho ella. El hecho de verla en mi entorno, como si hubiese pertenecido siempre a él. Estaba feliz y eso me agradaba. No podía dejar de admirar su belleza al reír, al hablar, los gestos que hacía con las manos al hablar. Ella me miraba como extrañada y sonreía, sin entender por qué yo me reía, y era que ella no hablaba solamente con la boca, sino también con las manos y eso la hacía tan sensual. Me parecía hermoso, como cuando algunos de sus mechones de cabello se posaban en su cara y ella los apartaba soplándolos con la boca. Era muy espontanea; y amaba eso de ella. Una característica del ser humano que a mí no me gustaba para nada. Sin embargo, ella, lo amaba. Cuando me pidió que fuéramos a caminar en la playa, mi corazón comenzó otra vez a latir desesperadamente. Pero no fue sino, cuando fuimos para comprar ropa de baño y la vi escoger un conjunto de bañador, blanco. Esto no podía ser posible. Me dije a mí mismo. Le propuse ir hasta el restaurante para que se cambiara con más comodidad, y aceptó. Así que nos dirigimos otra vez hacía allá. La dejé para que fuera y se cambiara mientras yo llevé nuestras pertenencias a la oficina privada de Peter para que estuvieran seguras allí. Me cambié y salí a esperarla mientras escuchaba a Peter _ Y cómo está Viviana? _ Me pregunta _ Ella está bien. _ Y tú? _ A qué te refieres? _ Le pregunté _ Sabes de qué hablo Noah. ¿Quiero saber cómo te sientes tú, ahora que has encontrado a tu primer amor, platónico además? _ Tenía miedo de aquella pregunta y mucho más de la respuesta. ¿Qué cómo me sentía? ¡Hum! _ Salió un largo suspiro de mí y lo miré. Levanté vagamente los hombros _ No lo se. Confundido. Creo. _ Debes tener mucho cuidado amigo. _ Me dice posando una de sus manos en mi hombro y palmeando en el lugar varias veces. _ En tus ojos se puede notar claramente, el interés que tienes por ella. _ Tan evidente soy? _ _ Más que eso amigo mío. Más que evidente. _ Sabía que Peter decía la verdad. Y me sentí mal por no tener el control de mis sentimientos como estaba acostumbrado a hacer. Bajé la cabeza al sentir un poco de vergüenza por la reprensión de mi amigo. _ No sé qué demonios ha venido a perturbar mi paz con todo esto amigo. Pero seré… _ me callo en ese momento por que la vi salir del baño en ese momento, y sentí como un fuego que subía de mi estómago y me invadía tan rápido como un torbellino, pasando por mi pecho, y en mi corazón. Subiendo por mi garganta, mi cara que estoy seguro de que se puso roja, y hasta la cabeza. Muerdo mis labios, buscando un poco de control en lo más adentro de mí, y lo confieso a mi amigo. _ Me gusta. No quiero dejarla ir. Llevamos poco tiempo de volver a vernos después de mucho tiempo. Pero ya tengo miedo de volver a perderla. De cometer el mismo error de antes. De hacer nunca mis sueños realidad. Quiero hacerla mía. _ Estaba diciendo aquello, como diciéndomelo a mí mismo, mientras veía como ella se acercaba. _ Está bien amigo. Hablamos luego de ello. _ me corta el al ver que ella se acercaba. _ Les espero para la cena. Cenaremos juntos y luego veremos. _ Ella por fin llegó hasta nosotros y fijó su mirada en mí. Miraba mis ojos y mis labios, tal como lo hacía yo con ella. Pensé que tal vez era porque veía mi frustración _ Está bien Peter. Cenamos juntos esta noche y luego vemos. _ Dije sin poder apartar mis ojos de esos labios que estaba loco por probar. _ ¿Ya estás lista? _ Le pregunté y ella no me escuchó a la primera. _ ¿Nos vamos? _ Volví a preguntar _ Ah sí. _ Respondió ella saliendo de su ensimismamiento. Entonces me dirigí una vez más a Peter _ Nos vemos más tarde Peter. _ Bueno, ¡qué se diviertan!
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD