Me llamo Fabio

1228 Words
A mí, para ser sincera me llamó la atención. Era guapo, elegante y muy seductor. Y aunque sentía vergüenza, me encantaba como me miraba. Me gustaba sonrisa y hasta como bailaba. Su elegante forma de comportarse. Todos lo conocían y querían de algún modo, o por algún motivo, hablar con él y estar cerca de él. Aún las mujeres. Estaba acompañado, por una hermosa mujer, rubia alta, esbelta y muy elegante. Luis no me presentó como su novia. Le dijo que yo era su vecina y que me había traído para que me divirtiera un poco. Yo me asombré, y en verdad no lo esperaba, pero le seguí el juego, aunque no entendía nada. Traté de que no se me notara, que yo era una más, de las tantas mujeres en ese lugar, que no podíamos quitar los ojos de él, con el objetivo tal vez de conquistarlo. Fabio era en verdad guapo, con un carácter fuerte y dominante, pero alegre y divertido a la vez. De comienzo, no creí que se interesaría en mí. Nunca me consideré guapa, ni mucho menos rival para una modelo, que después supe que era la rubia que estaba con él. Y que además era su novia o eso parecía. Luis tenía que trabajar esa noche, por tanto, yo debía llegar sola y encontrarme con él en el bar de la discoteca. Llegué y fui directo al bar donde estaba él. Había un asiento vacío un poco apartado en una esquina de la barra. Me senté allí, asegurándome de estar bien apartada de todos. _ Hola Em. _ Me dijo. _ Qué bueno que ya llegaste. ¿Te traigo algo de beber? Dime lo que quieras y te lo traigo. También puedes quedarte aquí o bien ir a caminar y bailar si te aburres. _ _ Estaré bien. No te preocupes. tráeme algo sin alcohol. _ Le dije para tranquilizarlo. Sabía que tenía que trabajar y que, además, había mucho trabajo, y no podía atenderme constantemente. Pero quería estar allí, hasta que terminara. Así que hablamos un poco más de cualquier cosa al azar y luego se fue a atender a los clientes. Pude ver a ese hombre cuando se acercó a Luis y le habló mirando hacia mí. Luis le respondió y este me miró con una mirada complacida y una hermosa sonrisa que hizo que mi corazón comenzara a saltar. Hablaron por un momento y entendí que se conocían por el modo como se trataban. El hombre guapo me miraba por intervalos de tiempos y yo me puse nerviosa. Luis preparó tres cócteles y sin poder quitar los ojos de él, lo vi tomar dos de ellos, y se quedó mirando con atención, mientras Luis venía con el tercero, para mí. _ Em, este cóctel te lo ofrece mi amigo. _ Me dice. Yo dirijo mi mirada hacía el hombre guapo, sin poder siquiera creerlo. Entonces él levanta una de las copas en señal de brindis. En medio de mi nerviosismo, le respondí con un ligero movimiento de cabeza, porque no atinaba a hacer nada más. Y murmuré mirándolo, _ gracias_ lo cual creo que él entendió muy bien, porque aceptó, repitiendo el mismo gesto que yo, y se fue. Lo seguí con la mirada y lo vi llegar a la mesa donde estaba acompañado por otras personas, entre ellas la hermosa rubia a quien le entregó uno de los cócteles. Su asiento lo hacía quedar de espaldas a mí. Luis volvió y me explicó quién era el hombre y qué le parecía, por las preguntas que le hizo sobre mí, de que estaba interesado en mí. _ Estamos juntos Luis. _ le dije señalándonos a ambos con un dedo. _ No te interesa? _ _ Em en verdad me gustas, no lo tomes a mal. Pero si tienes la oportunidad de conocer a un hombre de estos, no la pierdas. Yo no te detendré. _ No estaba enamorada de él eso era cierto. Y también creo por lo que acababa de escuchar, que él tampoco de mí. Hasta creo que estábamos juntos porque se dio así y seguimos así. Pero me pareció extraño que él aceptara que yo pudiera estar con otro hombre. Y aunque no le reclamé, si me hizo sentir un poco mal. Bajó mi autoestima. ¿Cómo podría yo, llamarle la atención a aquel hombre guapo que andaba con aquella hermosa rubia, cuando el hombre con el que yo andaba, ni siquiera se ponía celoso, porque otro hombre, quisiera tenerme? Definitivamente, Luis había mal interpretado las intenciones de este hombre. Tal vez fue solo porque me vio sola en esta esquina y se compadeció de mí. No tenía complejo de mí. En ningún aspecto. Amaba mi color de piel y mi cuerpo tenía sus curvas, pero sabía que no era nada especial que llamara la atención de los hombres con solo mirarme. Era consciente de ello y para ser sincera estaba contenta y conforme con eso. No envidiaba en nada a las que sí tenían ese poder, de hacer volver la mirada de los hombres cuando ellas pasaban. Gracias a Dios por la gracia que les concedió a ellas. Y aunque sí tenía ciertos complejos ocultos, sabía que mi poder y mi gracia, estaba en otras cosas. Y amaba esas cosas que me hacían una mujer empoderada. La lectura, era una de ellas. Que me hacían más sabia e inteligente y que me apartaba de toda mediocridad. Me aportaba conocimiento y me hacía ver las cosas desde una perspectiva objetiva. Eso hacía que me aceptara y me amara como era. No que las mujeres hermosas, no pudieran hacer cosas productivas para sus vidas, o que las que se concentrar en esas cosas productivas, no sean hermosas y llamen la atención de los hombres; no. Definitivamente no se trata de eso. Si no que, entendía mi roll y lo vivía con alegría. O eso había pensado. Miré a Luis con cara de muy pocos amigos y él se hecho a reír. _ No sé qué te parece gracioso. Pero mejor no digo nada. Creo que tal vez hayas mal interpretado la intención del hombre. _ Eso crees? _ Me dijo mirándome a los ojos, _ Mira para allá. _ Cuando miré en la dirección en la que estaba la mesa que el hombre guapo compartía con otras personas, noté que él se había cambiado de asiento, de modo que ahora podía verme. Y era eso precisamente eso lo que estaba haciendo en ese preciso momento: mirándome. Aparté la vista rápidamente de él, avergonzada. Pero sabía que él no dejaba de mirarme. Fui al baño, para despejar un poco. Demoré como unos 15 minutos antes de regresar a mi asiento. y de repente, siento la presencia de alguien que se acerca a mí. Era el hombre guapo. _ Hola preciosa! _ me dice, con un perfecto español, aunque con acento, y yo era un manojos de nervios, pero me pude comportar. _ Hola. _ Le respondí. _ Se por Luis que tu nombre es Emily. Bonito nombre. _ Gracias. _ Yo me llamo Fabio. _ me extendió una mano. _ Mucho gusto Fabio. _ Le dije mientras yo la tomé, saludándonos en medio de la que parecía era, una presentación para conocernos. Así conocí a mi Fabio. al hombre que no se rindió conmigo, hasta conquistar mi amor.
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