La llamada

1687 Words
No pude alcanzar sus labios, que estaban abiertos esperando para recibir los míos, porque el sonido del teléfono me hizo parar de golpe, devolviéndome a la realidad. Nos miramos por unos segundos aún abrazados. Quería decirle que no me importaba quien estaba llamando, quería saborearla y saciarme de ella, como había deseado desde que era joven, quería aliviar este ardor que crecía dentro de mí corriendo un grave peligro de convertirse en fuego. Pero ella se apartó. Y aunque quise detenerla para que no lo hiciera, no pude, porque aquel aparato del infierno no paraba de sonar. De repente todos los sentidos, el raciocinio, la conciencia, toda esa cordura volvieron a mí de golpe, devolviéndome a la realidad. Maldije en silencio. Tenían que haberse quedado por donde andaban, no las necesitaba aquí, ni ahora.! La vi como cerró los ojos por un momento y respiró profundo dejando caer los hombros, en un gesto que me pareció de alivio, mientras yo estaba estático en el mismo lugar sin poder y sin querer moverme, tratando de analizar la postura de ella, y debatiéndome entre si responder a esa llamada o volver a perder los sentidos. ¡Sabe Dios que me inclinada más a la segunda opción! Pero ella miró en dirección al aparato ese que me estaba enfureciendo como nada lo había hecho antes en mi vida, como pidiéndome que lo contestara, y eso hice, con la intención de que dejara de sonar por fin. _ Dime Carla. _ Sabía que era mi secretaria. _ Señor Van Dalen su esposa insiste en hablar con usted. _ Mi esposa!?_ Aquellas palabras me salieron en un susurro que ni yo mismo estaba seguro de si las había pronunciado o no. El golpe que me dio en el pecho la realidad, afectó también mi cabeza, porque comencé a sentir unos latidos en la Sien, y por si fuera poco, también me estaba invadiendo como un pavor, al darme cuenta de que mi susurro había sido legiblemente pronunciado, al ver que los ojos de Emily se abrieron sobremanera al escucharlas. Aquello en verdad me sintió terriblemente mal. _ Está bien Carla, comunícame con ella por favor. Emily Salí de aquella oficina con una carga en mis hombros que no podía soportar. Quería salir corriendo de allí, para que no me viera llorar, pero no pude retener las lágrimas por más que quise. La culpa se sentía como un puño en el medio de mi pecho, cuando mencionó a su esposa, y mucho más cuando al despedirme de Carla, la secretaria, me ve con una mirada de desprecio, que estoy segura, de que lo hizo premeditado, dándome a entender que sabía, qué estaba pasando adentro. _ Nos habrá visto?, ¿Habrá llamado ella a la esposa de Noah? ¿Lo sabrá la esposa de Noah? ¿Y si llamó por eso? _ Todas estas preguntas inundaban mi mente. No me atrevo a llamar a Noah para saber qué ha pasado. No pienso llamarlo tampoco para nada. Es mejor que esto se quede así. No es necesario todo un problema por nada. Será mejor que me mantenga lejos. Ya pronto me voy a casa y todo quedará atrás, como fue antes, también será ahora. La tristeza embarga otra vez mi corazón. Lo que nunca fue, no será. No todos los sueños se hacen realidad. Y aunque no llegó a suceder nada, no podía conciliar el sueño. Miré el reloj en la mesita de noche y eran ya pasadas las 12 de la noche. Cada vez que cerraba los ojos venían a mi mente las escenas en aquella oficina. Al final siempre terminaba sola. Como antes. Siempre fue así con Noah. Me fui sin decir nada y él ni siquiera me detuvo. ¿Pero qué esperaba realmente? El hizo lo correcto. Su esposa lo estaba llamando. Toda la pasión que vi en él, unos minutos atrás, había desaparecido de golpe. Cuando tomó la llamada y escuchó lo que le dijeron del otro lado, supe que su esposa llamaba porque su semblante cambió de repente y vi el arrepentimiento en sus ojos, que los cerró por un segundo y sus labios se hicieron una línea. Llevó una mano a la cabeza y con los dedos índice y pulgar frotó su sien Negó varias veces moviendo la cabeza y suspiró dejando caer sus hombros. Estos gestos fueron suficientes para dejarme claro que lo que sucedió anteriormente, estaba fuera de su control, que había sido producto de la excitación del momento. Y que no era amor como llegué a pensar. Si no, que yo, lo había llevado a sentir ese momento de descontrol. ¡Me siento tan avergonzada! Porque yo me le insinué. Le di motivos para querer besarme. Yo lo provoqué.! Cómo pude comportarme de esa manera.? Seguramente ahora no me cree que entre Luis y yo no hay nada después de que me le ofrecí, haciéndome quedar a mí misma como una descarada y desesperada, ofreciéndome aun estando casada y peor aún, a un hombre casado. Ah Emily ah! ¿Ahora qué hago? _ me decía a mí misma. Vuelvo a ponerme en posición para ver si podía conciliar el sueño, e intento comenzando a contar ovejitas: 1 ovejita, 2 ovejitas, 3 ovejitas… y es que no podía dar crédito de lo que veía a través de esa hermosa mirada de color verde, que amé desde el día que lo vi por primera vez en la escuela hace tantos años atrás. Mi corazón palpitaba de manera exagerada, como cuando él se fijó en mí por primera vez, en la biblioteca de la escuela. Pero sentí como su corazón se unía al mío del mismo modo acelerado. Y pensé que tal vez Noah me amaba. Porque me miraba, como si me amara. Sus palabras salían en un susurro, como si me estuviera haciendo una declaración de amor. Había dejado de soñar con esto hace ya mucho tiempo. Pero como que el cielo existe, que esto es algo que he deseado desde mi juventud. Sentirlo tan cerca de mí como hoy. ¿Cómo podía resistirme a esa mirada tan dulce, llena de celos, de dolor y angustia que me regaló, cuando supo de Luis? Cómo resistirme al oírlo decirme en un susurro que me quería en su vida.? No podía sacar de mi mente, cuando me abrazó y sentí su aliento en mi cuello, oliéndome, en la piel, en mi cabello, aspirando mi olor, y haciéndome sentir que estaba complacido, que le gustaba lo que experimentaba. Sentí cómo me erizaba completa al sentir el contacto de sus labios con mi piel. ¡Me estaba besando! Un beso suave pero apasionado, que decidí tomarlo como inocente, como de amigos, por las emociones que habíamos tenido antes, y no me moví, esperando que solo fuera eso. Pero mi Noah, lo tomó como un permiso para continuar y sentí, que me toma por la parte baja de mi espalda y me aprieta contra él. Me estremecí al sentir su entrepierna dura y apretada contra mí. Sentí como su respiración se aceleró y su aliento en mi cuello fue dejando un camino de cabellos erizados en mi piel. Quise reaccionar apartándome por el poco sentido común que me quedaba, y en mi movimiento apreté aún más su abultada entrepierna, lo que hizo que él enloqueciera más. Abrió su boca justamente cuando iba pasando por mi oído y su aliento caliente juntamente con un dulce y apasionado susurro que decía mi nombre, me llevaron a perder la razón. Su otra mano sube hasta la parte posterior de mi cabeza, como queriendo acercarme más a su boca, y yo, yo ya no podía pensar con cordura. Quería que sucediera. Iba a dejar que me besara, y que hiciera lo que deseara, si no hubiese sonado el teléfono, en ese preciso momento. Noah No sabía cómo reaccionar ante aquella situación. La llamada de Viviana me llevó a la realidad y la verdad era que no podía encontrar en este preciso momento un ápice de arrepentimiento en mi interior, por lo que casi besé a Emily. Me había prometido, serle fiel a mi esposa. Pero no podía mentirme a mí mismo. Reconocía que, si no sucedió nada, no era porque estaba casado. Si ese aparato no hubiese timbrado tan insistentemente, no sé qué historia estuviese contando ahora. Porque esto es algo que quise desde siempre y que nunca pude tener. Era como como realizar un sueño, o alcanzar algo que deseabas pero que te era imposible. Y para ser más sincero, lo deseo aún. Teniendo conciencia de mi estado civil actualmente, sabiendo que está mal este sentimiento, aun así, lo deseo todavía. La deseo. Sabiendo que Viviana no lo merece, y que ella, Emily, también está casada. Esto que estaba sintiendo se estaba haciendo mucho más fuerte después de lo que sucedió hoy en mi oficina. Pero sé que no tengo el derecho de dañar a otras personas. No. Esto tiene que pasar. La cité a mi oficina con el objetivo de decirle lo que sentía desde antes por ella, pensando que eso me ayudaría a olvidar, pero, las cosas empeoraron. No podía dejar de pensar en lo dulce que se veía con aquella mirada suplicante. Con aquellos labios entreabiertos para mí. Como temblaba su cuerpo apretado al mío. He vivido casi toda una vida queriendo saber cómo sabe ella, probar su sabor y su dulzura. Y casi lo consigo. Casi. _Oh Dios! Espero que me des la fuerza para seguir viviendo sin saberlo. _ Porque tampoco dejo de mal decir la hora en que ese teléfono sonó, impidiéndome vivir lo que siempre soñé y no pudo ser. Cuando recuerdo el temor que invadió mi pecho, de ver su mirada triste y húmeda al saber que era mi esposa al teléfono, supe una vez más que ella también quería lo mismo que yo, que sentía lo mismo que yo. _ Será eso posible? _ me pregunté_ Pero no pude seguir debatiéndome porque, ella tomó su bolso y salió de mi oficina sin decirme nada, sin despedirse de mí, así no más. Quería detenerla, pero la situación apremiaba.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD