Le has hablado de mí.

1719 Words
Cuando llegamos, allí estaban ellos. No había comenzado a jugar. Me divertía ver la cara que puso el formato sin terminar amigo de mi amiga cuando me vio. Era agradable ver su asombro y frustración, no lo podía negar. Mi amiga también se asombró de vernos, pero disimuló muy bien su asombro, lo cual agradecí, por Viviana, que espero que no lo halla notado; porque su amigo no me interesaba en lo absoluto. Quería más bien que supiera que lo hice a propósito, para que no estuviera solo con ella. Siempre presente él, haciendo de héroe, en cada momento. Yo también estaba ahí para Em, y se lo haría saber. Al día siguiente, faltando media hora para las doce del mediodía, le dije a mi secretaría que me iba y que no regresaba más por el día de hoy. Le había enviado un mensaje a Emily diciéndole que pasaría por ella en poco tiempo. Cuando llegué a su casa, ella ya estaba preparada y esperándome en la entrada de la casa. Tal fue mi sorpresa al verla parada allí, con el mismo vestido con el que la vi en mi sueño, el mismo modelo y color, que casi no podía respirar del asombro. Miré bien para ver si era transparente como en el sueño, pero, aunque no lo era, si pude notar que la camiseta que traía debajo del vestido era amarilla. Rápidamente mi imaginación me llevó a creer que tal vez sus bragas también lo eran, como en el sueño. Sentí como mi cara se sonrojó por el ardor que sentí de momento. ¿Qué significa eso? ¿Se hará realidad mi sueño? _ Hola _ me dijo, interrumpiendo el curso de mis pensamientos, por lo cual doy gracias una vez más. _ Hola. _ _ Estás bien? ¿Te pasa algo? _ Me pregunta ella notando mi frustración seguramente _ No. Todo bien. Y tú.? ¿Estás bien? _ _ Sí. Estoy bien. ¿A dónde me llevas? ¿Vamos solos tú y yo? _ ¿No quieres estar sola conmigo? _ Le pregunté escéptico. _ No quise decir eso. Solo pregunté por saber. _ Estamos solos. Pero podemos llamar a alguien, si eso quieres. _ _ Es en serio Noah? _ Me mira interrogativa. _ Qué!? _ Que ya dije que está bien para mí. Aparta su mirada y se concentrar en mirar por la ventana del auto. Yo la miro de reojo, tratando de concentrarme en el camino para no tener un accidente debido a mis pensamientos. Estaba feliz en verdad de poder estar nosotros solos. De tener un día para los dos. Pero me parecía que ella no quería lo mismo que yo. No dije nada más porque no quería desatar una discusión inútil y parecer más patético de lo que ya me siento. Estábamos a una hora del mar. Y la estaba llevando a mi restaurante favorito, que era de un amigo mío donde se hacían los mejores platos de pescados y mariscos. Había conocido a Peter en los dos años que viví en Las Bahamas. Él era un alemán que había decidido estudiar en el país y se enamoró y se quedó viviendo aquí para siempre. Trabajábamos en la misma empresa. Era graduado de informática también, pero tenía vocación por la cocina, así que había decidido tener su propio restaurante y como es amante de los mariscos, se especializa más en estos platos, aunque se puede comer también carnes y otras especialidades. El negocio le iba bien, así que se había extendido y ya tenía 2 restaurantes más, uno en Bahamas donde hizo su primer restaurante antes de venir a residir aquí en el país y dos aquí, incluyendo este. Cuando llegamos, Emily estaba emocionada por la belleza del lugar. Desde el restaurante podíamos ver perfectamente el mar y como ya había hecho la reservación con anterioridad me aseguré de que tuviéramos un lugar con la mejor vista, Porque el lugar siempre estaba abarrotado. _ Esto es hermoso Noah. Me gusta mucho este lugar_ Me dijo ella muy emocionada. _ Me alegra que te guste. A mí también me gusta mucho. Te traje porque sabía que te iba a gustar. Y la comida también es muy buena, ya verás. Nos recibió mi amigo que ya nos estaba esperando. Habíamos hablado y quedado de encontrarnos para saludarnos. _ Hola amigo! - Me saluda Peter muy alegre. Nos abrazamos. yo también estaba feliz de verlo. Fue el primer amigo que tuve cuando llegué a Bahamas y me enseñó todo lo que conocí en ese país. Desde que nos conocimos nos hicimos buenos amigos. _ Hola Peter. ¡Amigo mío! Me alegra verte bien. _ Qué te digo. También yo estoy feliz de verte. _ Ella es Emily mi amiga_ Le presento y él frunce el ceño y me mira con asombro y luego la mira ella y luego otra vez a mí. _ Emily? ¿La amiga que hacía mucho tiempo no veías? ¿Ha vuelto? _ Dice y extiende la mano hacia ella. Em le devuelve igual. _Si. soy Emily. Mucho gusto. _ Oh no! El gusto es mío querida.! He escuchado mucho de ti. No pensé que te conocería algún día. _ Aquello me puso nervioso. Pensé que este hombre ahora podía revelar las cosas que le he contado en mis días de tomaderas, cuando salíamos en las Bahamas. Pasé mi mano por la cara un poco frustrado, temiendo quedar en ridículo si a Peter se le ocurría abrir la boca. Pero agradezco que él me mira y nota, la ceña que le hice, para que se callara. _ Ah sí? _ Dijo Em y me mira_ Le has hablado de mí? _ Me pregunta asombrada. Como si no creyera lo que acababa de oír. _ Sí. Es normal. Somos amigos. _ Bueno, pero vamos, hablemos en la mesa. _ Dijo mi amigo tomándola del brazo y llevándola adentro. La llevó hasta la mesa y le ayudó con la silla. _ Muchas gracias. _ Podía notar lo encantada que estaba. Su mirada era de asombro, pero a la vez era de alegría. _ Qué quieren beber.? Les recomiendo un Bourgogne Pino Noir Rosé, si van a pedir las especialidades de la casa, que se los recomiendo por supuesto. Que además sé son los preferidos de Noah. ¡Y va por la casa eh! _Te parece bien? - le pregunté _ Sí. Me parece bien. _ Te gustan los mariscos? _ Le pregunté. Ella entre cierra los ojos y me mira, expresando con todo, lo bien que se sentía. _ Amo los mariscos! _ Pues bien. No se diga más. - Dijo Peter y se marchó. De lejos lo vi dando órdenes a sus trabajadores. Emily miraba hacía fuera. La briza entraba fresca y el ambiente era muy agradable a pesar de que en el restaurante había bastante gente. _ Gracias por traerme aquí Noah. _ Me dice mirando todavía hacia afuera. Yo sin embargo la miraba a ella. _ De nada. Es un placer Em. Gracias a tí por venir conmigo. _ Entonces me mira y se sonríe _ Hablabas de mí con tu amigo? _ Su pregunta no me sorprende para nada. Estaba esperándola porque no sería Emily si lo dejaba pasar desapercibido. _ Sí. Lo hacía. _ Y que le decías? _ Hablaba sobre nosotros en la Prepa y lo mucho que me importabas. Que eras mi mejor amiga. Que a veces te extrañaba. ¿Acaso piensas que me había olvidado de ti? - Y llega un mesero con una botella de agua. Las copas y los cubiertos estaban ya sobre la mesa. Detrás llega Peter con la botella de vino que nos había recomendado. _ Este no es cualquier vino. Es de mi uso personal. Lo compro solo para mí y para ocasiones especiales. _ Hablaba mientras hacía toda una ceremonia para quitar el corcho a la botella. _ Es traído de Francia, directo de los mismos fabricantes. Recibo periódicamente 24 botellas de cada colección. Este es todavía del 1999. _ Al fin quedó abierta la botella. Entonces vierte el líquido en la copa de Emily primero, luego la mía y una tercera para él. Inmediatamente se esparce el agradable aroma del vino. Dejamos reposar por unos minutos. Luego nos ponemos de pie juntamente con Peter para hacer un brindis. _ Por el reencuentro de ustedes amigos. Que me parece un momento muy especial. _ Dice mirándome, conociendo lo que significa para mí. Entonces bebemos del vino y nos sentamos. Emily Supe que nos dirigíamos al mar, y me alegraba, aunque no dije nada. Pero pensé que no tendría tiempo de ir por allí porque el tiempo no me daba. Comencé a sentir el olor al salitre de la playa y aquello comenzó a relajar mi mente, mi alma y mi cuerpo. Todos mis sentidos se estaban tomando como un descanso cuando íbamos haciendo entrada a esa hermosa ciudad costera. Estaba dejando atrás de momento todos los pensamientos de culpa que me invadían. El miedo, la angustia, la incertidumbre … y como en un acto mágico comencé a sentirme relajada y feliz. Aquel lugar era maravilloso. Me gustaba mirar las personas en la playa. Los barcos a lo lejos, los surfistas y sobre todo respirar la brisa del mar. El restaurante tenía un estilo contemporáneo a pesar de estar en una zona de playa. Pero al conocer al dueño, que a su vez era muy buen amigo de Noah, pude entenderlo. En su personalidad podía notar que era un hombre amante de lo clásico y elegante, pero que podía unir cada concepto y hacer algo, especial y único, con un poquito de cada uno de ellos. Me sorprendió saber que Noah le había hablado de mí. ¿Acaso había escuchado bien? Luego tendrás un poco de esto Noah.! Me dije a mí misma, mirándolo a él de reojo. Me sentía fascinada por el ambiente en ese lugar. Por la maravillosa atención de Peter, que nos regaló un delicioso vino francés, para acompañar la comida, que se basaba en pescados y mariscos. Cuando probé el vino quedé encantada, por el delicioso ligero sabor a wiski y madera que desprendía. Él estuvo conversando con nosotros hasta que llegó la comida. luego se marchó, dejándonos solos para que pudiéramos degustar tanta delicia.
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