Samantha Landers
Fui temprano a su departamento para hablar con ella pero nadie atendió a mi llamado. Intenté de todo pero nada dio resultado. La nana había llegado temprano para hacer el desayuno, mientras yo curaba a Nutella, no podía dejar de pensar en lo que había pasado. ¿Cómo un simple beso que habrá durado apenas una fracción de segundo me pudo trastornar tanto?, sentí un vuelco en el estómago a medida que mis mejillas se ponían calientes. Salí hacia el comedor, estas nuevas emociones no podían matarme de hambre.
- Buen día, mi pequeña Samy –me saludó la nana dándome un fuerte abrazo.
- Buenos días, nana. ¿Cómo está su hija? –le pregunté sonriente.
- Muy bien, pequeña, gracias por preguntar. Clover –era el nombre de su hija- te ha mandado saludos y felicitaciones por estar en
