Capítulo 1

2017 Words
En el estudio de grabación todo estaba en orden. Los camarógrafos hacían sus respectivas pruebas para chequear que todo estuviese bien mientras el equipo de iluminación se centraba en lo suyo. Verónica no tenía de qué preocuparse. Sabía que su equipo de trabajo era excelente y ella… pues ella era una periodista estrella, sin duda. Una de las mejores en su labor. Éste día era diferente, no sería cualquier entrevista; eso era lo que la tenía tan nerviosa. Treinta minutos… sólo faltaban treinta minutos y todo daría inicio, tendría que volver a verla. Su corazón latía desbocado, era la primera vez que entrevistaría a su gran amiga: la exitosa Samantha Landers, una reconocida cirujana, ferviente activista en la lucha contra el cáncer de senos. Pero lo que tenía tan nerviosa a Verónica no era tanto el volver a ver a su vieja amiga, era el tema tan delicado que debían tratar. - A sus lugares –anunció producción-, en quince minutos iniciamos, Vero. Ésta asintió con la cabeza y se encaminó hacia el escenario. Sus manos sudaban frío a causa de la ansiedad y sentía como si su corazón palpitara en su cabeza. Sentía su cerebro a punto de explotar y se imaginaba que aquella vena que cruzaba por su frente colapsaba y estallaba ocasionando una fuente de sangre al salir de ella… ok, no. Verónica sonrió ante la idea de aquel descabellado pensamiento. Definitivamente estaba viendo demasiadas películas de ficción. Se acomodó en uno de los sillones dispuestos en el pequeño recibidor simulado del estudio, respiró hondo, una, dos, tres veces. Samantha seguro había llegado. Éste tema era algo crucial, tanto para su carrera como para la de su amiga. Con la sociedad subnormal donde se encontraban y la constante discriminación por parte de los religiosos, la comunidad LGBT era constantemente señalada, acusada y acosada. La transmisión de hoy podía: acabar definitivamente con su programa o subir el rating y brindar una pequeña ayuda a esas personas que se sentían excluidas del mundo por tener una preferencia s****l diferente a lo que era considerado normal. - Estamos listos, Verónica –anunció el productor-, cuando gustes. - Bien –sonrió-, empecemos. Verónica se puso de pie en medio del escenario. Ya era el momento, estaba nerviosa, pero no dejaría que eso le ganara. La programación de hoy debía dar la talla, al igual que todas las anteriores. - ¡Buenas noches, mis queridos televidentes! –inició-, bienvenidos a su programa Tabúes, en donde lo que parece prohibido y aberrante es más normal de lo que ustedes piensan. Hoy, trataremos un tema importante en nuestra sociedad, un tema que nos afecta más de lo que debería: La homosexualidad. >> Algunas personas piensan que el homosexual se hace y a pesar de que diversos estudios han publicado que así nacen, todas las opiniones son válidas siempre que no se irrespete al individuo en cuestión, no obstante, siempre que vemos a un homosexual en la calle lo señalamos, lo discriminamos o excluimos. Incluso algunos opinan que el SIDA es el castigo divino para ellos. ¿Alguna vez nos hemos puesto a pensar en lo que pueden sentir éstas personas al respecto? >> En la actualidad tenemos a muchas personas heterosexuales apoyando fervientemente a sus amigos y familiares homosexuales. No sólo luchan de la mano con ellos por sus derechos, sino que los apoyan abiertamente sin miedo a ser igualmente rechazados. Para desarrollar éste tema, hemos invitado a la famosa médico cirujana Samantha Landers quien, como sabrán, ha estado activamente mezclada con campañas en apoyo a la lucha contra el cáncer de senos. ¡Démosle la bienvenida con un fuerte aplauso! La puerta se abrió para dar paso a la invitada. Verónica sintió que todo comenzaba a ir al ralentí. Divisó la figura de Samantha entrando al estudio de grabación, la luz del fondo sólo dibujaba su silueta hasta que, con paso lento para la percepción de Vero, se fue acercando. Su cabello risado y n***o azabache caía al descuido hasta sus hombros, sus ojos color miel se posaron sobre la presentadora e hicieron que se perdiera en ellos. Sus facciones delicadas, sutilmente pronunciadas y sus labios carnosos delineados con rojo para resaltarlos más, invitaban a cualquier ser hormonal a saborear el deseo de rozarlos. Su cuerpo bien definido invitaba ferozmente a descubrirlo mientras que su suave caminar avivaba su fino coqueteo. Samantha podría ser encarnación de la mismísima Diosa de la belleza. Verónica le sonrió y la saludó con un beso en la mejilla. Su amiga seguía siendo la misma chica delicada que había conocido en un viaje, hace algunos años atrás. No había preparado un modelo de entrevista, ya sabía que con ella las cosas surgirían solas, espontáneas y literalmente perfectas. La invitó a tomar asiento y dieron inicio a su programación. - Samantha –le habló sin dejar de sonreírle-, antes de convertirte en una famosa cirujana sufriste una gran discriminación por parte de muchas personas, incluyendo familiares. ¿Podrías relatarnos un sobre esto? - Claro –le devolvió la sonrisa-, para la población en general no hay nada especial en dos mujeres que caminen de la mano o con los brazos entrelazados. ¡Vaya, qué buenas amigas!, suelen pensar algunos. No está mal, el acto en sí demuestra cierta intimidad tanto para amigos como para las parejas. El problema de la sociedad radica cuando deduce que este tacto va más allá, recorriendo cada espacio de la piel. - Excelente –anuncia el productor a Verónica por medio del auricular-, el rating va subiendo. Mantenlo así y seguro que batimos un record hoy. - Todos nosotros, en nuestra vida, hemos tenido un amor prohibido e incluso platónico; quizás porque no es correspondido, porque nos da vergüenza expresarlo o porque sabemos que socialmente será juzgado y satanizado. Como si amar fuese algo malo, algo ilegal, inmoral o prohibido, algo que ha sido creado por los demonios y no es así. El amor es una creación divina, un sentimiento que Dios puso en la Tierra para que invadiera nuestros corazones y nos guiara hacia el camino de la felicidad. >> Muchas personas dicen que la felicidad está en uno mismo y no les quito la razón, pero compartirla con alguien transforma tu vida en algo más ameno. `Todo lo que hagas, hazlo con amor y saldrá bien´, ese siempre fue el secreto de mi éxito. No obstante, todos nuestros corazoncitos merecen tener a su lado a alguien que lo valore, no que prometa no romperlo, pero que si lo lastima, trate de sanarlo en vez de propinarle más heridas. Todos soñamos con un amor salido de la más fantástica película de Disney, pero… ¿Por qué el amor debe ser únicamente entre personas de sexo opuesto?, dentro de esta ecuación, procreación no es igual a amor. >> Yo, soy Samantha Landers, médico cirujano, no hace falta que mencione la cantidad de premios y reconocimientos que he ganado, ni los talleres que he dictado. Todos conocen mi nombre pero no todos saben que en las noches cuando duermo, a mi lado se encuentra el ser más increíble del planeta. Un ser que cayó del cielo para permanecer a mi lado y llenar mi vida con su luz y su alegría, la persona más maravillosa e increíble que puedas conocer. Esa persona, es mi novia. Verónica sintió la tensión emanada del público pagado que tenía el canal para estos programas. El silencio sepulcral que invadía la sala era algo atípico. Por lo general el estudio se encontraba un tanto animado, uno que otro comentario dentro de esa multitud, alguna sonrisa, risas nerviosas… pero ahora lo único que invadía aquella sala era un completo silencio. >> Sí, al principio nos señalaban, nos discriminaban, pero nos teníamos la una a la otra y eso era suficiente. Ella es actriz, actualmente muy famosa. Yo soy cirujana, relativamente con la misma fama. Ambas, siempre mantuvimos en nuestras mentes un sólo pensamiento: “No es lo mismo que la gente diga: mira, ahí va esa lesbiana. A que comenten: ¿sabes que esa médico es lesbiana?, sí, ¡pero es médico!”. ¿Qué con esto?, es para que todos vean que somos humanas, que podemos ser grandes, igual que la gente heterosexual. Podemos tener profesiones u oficios, desenvolvernos en el mundo de las artes y el espectáculo, podemos hacer, también, grandes cosas. Pero sobretodo, poseemos sentimientos, como tú o cualquiera que mire éste programa. >> No somos rocas, ni somos robots. No se nos puede tratar como a enfermas mentales cuando hay hombres heterosexuales violando mujeres y niños en la calle. A los homosexuales se nos discrimina, siendo que los heterosexuales tampoco se salvan de ser una plaga para la humanidad. A mí me gusta que se me respete, no con esto pido que compartan mis preferencias sexuales. Yo no comparto las de un heterosexual, pero se lo respeto. Todos tenemos derecho a estar con quien deseemos, sea del género que sea. Ninguno es más puro que otro, ya al ser amor verdadero es totalmente puro. - Sin embargo –participó Verónica-, la discriminación ha ido muy lejos, querida. Fíjate, hay gente que agrede a los homosexuales porque no admite que seres con tales diferencias puedan existir. La homofobia, hoy en día, también es algo anormalmente común. - Sí, pero yo, particularmente, considero que la gente homofóbica son homosexuales frustrados –Samantha dibuja una sonrisa de victoria en sus labios-. Fíjate, usualmente, lo que más criticamos en otras personas es lo que nos molesta de nosotros mismos y no lo queremos admitir. Entonces, llega alguien más y nos lo refleja. Lo mismo con los homofóbicos, si no te preocupase tu condición s****l, ¿por qué te sentirías amenazado ante un homosexual?, otros más defasados dicen que: “si todos fuésemos homosexuales ¿dónde quedaría la r**a humana?”. Bueno, primero no todos son homosexuales así que eso no es más que una tontería para desviar sus frustraciones. Segundo, sólo un porcentaje mínimo en todas las funciones de una mujer consiste en procrear. Y por último, no todas las mujeres nacieron para ser madres, recordando que dar a luz no es igual a ser una madre; lo mismo que muchas veces aplican a que preñar a una mujer no te convierte en padre. - Tiene lógica –sopesó Verónica acariciando su quijada, pensando en las palabras que había emitido Samantha. Sería un exitazo éste programa, una gran polémica estaba próxima. Le excitaba eso-, pero, Samantha, ¿todo esto alguna vez ha afectado tu relación con ella? - Para nada –sonrió mientras negaba con la cabeza-, al principio sí teníamos ciertos debates acerca de qué sería correcto y qué no. No apoyamos el libertinaje, eso de que haya parejas heterosexuales u homosexuales casi teniendo sexo en la calle, no lo apoyamos. Tomarse de la mano, un beso, una caricia, no tiene por qué estar mal. El respeto es la base de toda convivencia y si aspiras mejorar esta sociedad, debes aprender a convivir. >> Muchas cosas que rechazamos es porque no las entendemos, por ejemplo: mi pareja y yo somos femeninas; nos encantan los vestidos, los tacones, los perfumes, vernos bien, delicadas, etc. Y, aunque no entendemos a las personas que cambian su apariencia y pese a esto a veces no se hallan satisfechos, los respetamos porque todos formamos parte de la misma comunidad, del mismo ecosistema. La tolerancia al cambio y a lo que se considera diferente, es la base del respeto. - Excelente –esbozó una sonrisa Verónica-, pero vamos un momento a comerciales y en breve continuaremos con nuestra programación. ¡Ya volvemos! Vero se acercó a Samantha y le dio un fuerte abrazo. Ambas amigas se quedaron viendo la una a la otra, cómplices de esa maldad televisiva. Sabían que la programación causaría polémica, aunque no les bajaría el rating. Así como también sabían que mientras a cierto público se le haría indiferente, a otros les tocaría sus sentidos, pero ahora vendría la parte más fuerte, su obra maestra. - Ahora contaremos tu historia –sonrió Verónica con entusiasmo. - Nuestra –alegó Samantha-, porque es tanto mía, como de ella. - ¿Qué es lo peor que puede pasar? - En mi vida, nada. Sólo el amor que nos tenemos nos comunica, Verónica. Soy feliz sólo con saber que ella piensa en mí, vive en mí… y que de mí siempre tendrá amor. 
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