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Antonella eres mia

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Blurb

-Desde hoy en adelante me perteneces-

-No quiero estar a tu lado! ¡Eres un criminal! Todo el mundo te busca, eres de lo peor. Solo se habla de ti en la noticia, todos los días haces algo nuevo y cada vez más malo- me dijo llorando

-Esto no se trata de lo que quieras, la gente habla mucho de mí, pero nadie me conoce, tú tienes ese privilegio y lo siento, pero ya eres mía, solo mía Antonella- le contesté -Por más que me quieras golpear, brincar y patalear, no hay marcha atrás. Desde hoy eres de mi propiedad y ¿sabes que quiere decir eso nena? Que me perteneces para siempre-

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Prologo
Por fin, después de 5 años la pude tener en frente. Tiritaba de miedo, sollozaba derramando lagrimas por su hermoso rostro, su cabello totalmente rizado estaba desordenado, sus grandes ojos marrones no me habían correspondido la mirada, con su cabeza abajo, pero consiente de mi presencia atada a una silla con la boca sellada con tape, la tenía en mi habitación mientras que yo la admiraba de pie a unos cuantos centímetros frente a ella.   -Tienes miedo lo sé, pero yo no te voy a hacer daño, al contrario, yo te voy a cuidar- le hablé por primera vez en todo el rato que tenía observándola.   Avancé hacia ella, podía ver su cuerpo temblar y escuchar lo acelerada que era su respiración y ni siquiera la había tocado.   -Te voy a quitar el tape, pero no grites, ¿vale? - le dije quitándole muy suavemente la cinta de sus labios.   No se quejó ni mostró algún gesto de dolor.   -Se que tienes muchas preguntas, que no sabes quién soy, sé que estas muy asustada, pero tienes que mirarme nena, ¿entiendes? Prometo responder cada una de tus preguntas, ya te dije que no te haré daño- le dije caminando a su alrededor tocando una hebra de su cabello.   Me detuve nuevamente en frente de ella. Seguía sin mirarme y sin decir ni una sola palabra, incluso sin ni siquiera asentir.   - ¿Vas a querer que te levante yo mismo la cabeza para que me mires? ¿Te gustan las cosas a la fuerza? - le pregunté ya molesto.   Entonces fue allí cuando lentamente levantó la cabeza. Su mirada inmediatamente chocó con la mía, me miró de arriba hacia abajo, sonreí para mis adentros.   Maldición, por fin.   -De...de... devuélveme a mi casa por favor- dijo con una voz muy baja y tartamudeando.   Su voz, mierda...   Negué con la cabeza.   -Lo siento, pero no puedo hacer eso nena- le dije comiéndomela con la mirada.   Lloró, su llanto ya me estaba desesperando. Pues no le estaba haciendo absolutamente nada para que llorara de esa forma.   - Si sigues llorando de esa manera entonces me vas a hacer enojar, tu no quieres eso ¿verdad? - le dije pasando mis manos por mi cabello y caminando hacia la ventana dándole la espalda.   Esto sería más difícil de lo que pensé.   -Quién eres? ¿Qué quieres de mí? ¿Porque yo? —me preguntó muy nerviosa de pronto.   Me volteé nuevamente para mirarla.   -Me llaman Demon, seguro has escuchado hablar de mi en las noticias, pero tú me puedes llamar Thiago, ese es mi nombre verdadero, Thiago Coleman- le contesté su primera pregunta.   Abrió su boca asombrada y de sus ojos bajaron más lágrimas.   —Por Dios... ¿por qué yo? ¿Por qué? — me preguntó negando con la cabeza mirándome con sus ojos totalmente rojos de tanto llorar.   -Porque me obsesioné contigo desde el primer día que te vi, hace 5 años cuando tenías dieciséis, ese día ibas de regreso a casa y yo transitaba por aquellas calles, habías salido de la escuela con tu uniforme ,que por cierto te quedaba precioso, esa faldita azul de rayas con esa camisa blanca se ajustaban muy bien a tu figura, caminabas atándote tu largo cabello rizado a una coleta, pero la goma se rompió y rechistaste enojada tirando de tu pelo bruscamente, quedé vuelto loco contigo así que le pedí a mi chofer que te siguiera sin que te dieras cuenta, no quería que llegáramos nunca a tu destino por que disfrutaba verte caminar, pero entonces te detuviste en una linda casa y tocaste el timbre donde te abrió la puerta tu mamá recibiéndote con un abrazo y un beso en la mejilla, entraste a tu casa y ya no pude admirarte más, cosa que me molestó, quería seguir mirándote y observar cada uno de tus gestos, así que no me pude quedar tranquilo y mandé a que te investigaran, sé todo de ti pero quiero saber más, cuando me enteré que recién habías cumplido dieciséis me quería morir, pues eras una nena e iba hacer todo un pedófilo si te secuestraba a esa edad, así que después de convencerme de que era lo mejor para ti decidí esperarte hasta que cumplieras 20- le conté   Me miraba sorprendida como sin poder creerlo.   - Eres un maniático, estás loco, no me puedes arrebatar mi vida, ¿qué piensas hacer conmigo? - me habló exaltada con enojo en su voz arrugando su frente y su nariz.   -No, no soy ningún maniático y mucho menos estoy loco, no te estoy arrebatando tu vida porque sería incapaz de ponerte un dedo, pero te quiero para mí, solo para mí- le dije mirándola a los ojos, parecían cascadas.   -No quiero estar a tu lado! ¡Eres un criminal! Todo el mundo te busca, eres de lo peor. Solo se habla de ti en la noticia, todos los días haces algo nuevo y cada vez más malo- me dijo llorando   -Esto no se trata de lo que quieras, la gente habla mucho de mí, pero nadie me conoce, tú tienes ese privilegio y lo siento, pero ya eres mía, solo mía Antonella- le contesté   -Tengo mi pareja sentimental! - me gritó.   Reí a carcajadas   Me miró con odio.   -Tenias, pasado cariño- le dije sonriendo sarcásticamente   -No me puedes quitar todo lo que amo, ¡mi vida, mi novio, mi mamá! ¡No puedes secuestrarme porque te parecí bonita, no es normal que durante cinco años estuvieras espiándome! - me gritó   -Así que no eres tan calladita y tranquila, eres toda una fiera, ¿ya no me temes? - le dije acercándome a ella lentamente y agachándome al nivel de su silla.   Me miró a los ojos, sentí todo mi cuerpo calentarse, tragué porque moría por pegarme a sus labios, pero aún tendría que esperar.   -No soy para ti- fue lo que me contestó   - ¿Por qué dices tú que no eres para mí? - le pregunté   -Porque no lo soy- me dijo agachando su mirada   Levanté su mentón.   Tembló.   - ¿Sabes? Nunca en la vida pensé quedar frustrado por una nena como tú, pero tu color de piel canela, tu largo cabello rizado, tu tan pequeña estatura, tus ojos marrones, esas largas pestañas que le dan otro volumen a tu rostro, esos labios carnosos. Pareces una muñequita, sentí que tenía que protegerte y que no te quería ver nunca en otros brazos, ese bobo novio que tenías no es para ti, es un niñato- le dije mirando como negaba con la cabeza.   -No quiero que me toques, tampoco que te acerques a mí, me causas mucho miedo, no te imaginas cuanto, tu no me proporcionas seguridad, si no peligro. No quiero estar a tu lado, solo mira tú apodo, eres de lo peor- me dijo haciéndome sentir como una mierda, realmente muchas veces me habían dicho cosas como estas, pero nunca me habían dolido, nunca me habían molestado, pero que aquellas palabras salieran de su boca me marcaban.   Tragué en seco.   -Para los de fuera soy demon, pero para ti soy Thiago, ¿okay? Y ya te lo dije, conmigo no te faltara protección, nadie te podría proteger más que yo- le dije frío mirando como se tensaba.   -No me vas a dejar ir, ¿verdad? ¡Mi mamá solo me tiene a mí! ¡Déjame ir! ¡Apiádate de alguien por una vez en tu vida! - me gritó llorando   -Ya basta! ¡Deja de llorar! ¡Ya te dije que no te voy a dejar ir! ¡¿Quieres que te encierre y no te deje ni siquiera ver la luz del día?! ¡Maldición! ¡No te voy a devolver con absolutamente NADIE! ¡No te conviene retarme ni sacarme de mis casillas! ¡Llevo cinco años esperando por ti! ¡Y ahora que te tengo conmigo solo serás mía! - le hablé duro apoyándome en los dos brazos de la silla, estaba muy cerca de ella, tan cerca que sentía su respiración y sé que al gritarle es probable que gotas de mi saliva fueran a parar a su rostro.   Cerró los ojos ante mis duras palabras y fuerte voz.   Sollozó muy bajo.   -No te pido que te adaptes a mi inmediatamente, sé que es difícil confiar en un hombre como yo, sé que no se habla de mi nada bueno, que mi aspecto no es de un príncipe azul y que no puedo ser el mejor, pero solo te ruego que te dejes llevar por mí, porque si no te irá peor- le dije bufando.   -Cuales son las reglas? - me preguntó temblorosa.   -No hay reglas, aquí se hace lo que yo diga y punto- le contesté.   No recibí ninguna respuesta ni tampoco una mirada.   Procedí a quitarle las cuerdas de sus tobillos y luego las de sus muñecas.   -Mierda, te apretaron muy fuerte- le dije acariciando la marca de las cuerdas en su piel que se había tornado morada por el impedimento de la circulación de la sangre.   -Te voy a traer una pomada en un rato, toma un baño, hay ropa en el armario que compré a tu gusto, pues más o menos me fijé como vestías en las fotografías que mis hombres te tiraron y se parecen a ti, pediré que te traigan de comer y así puedes descansar y dormir un rato. Esta será tu habitación- le dije separándome de ella.   No pasó un solo segundo cuando se levantó de la silla y se lanzó sobre mi para atacarme, movimiento que le impedí tomándola por el cuello y arrojándola contra la pared juntando mi cuerpo contra el de ella.   Gimió de dolor.   -Te juro que si vuelves hacer algo como eso te castigo. No te he hecho absolutamente nada para que quieras lanzarte sobre mí de esa forma, o acaso ¿ya quieres acción? - le dije furioso muy cerca de sus labios.   Era muy pequeña, yo mido seis pies con seis pulgadas y ella tenía unos cinco pies con cinco pulgadas. Tenía que elevar mucho su cabeza para verme.   Negó con la cabeza.   Sin importarme una mierda me pegué a su cuello y respiré su aroma, le agarré las nalgas y luego apreté su cintura, la escuché respirar profundo. Quité la mano de su cuello dejándola respirar mucho mejor alejándome de ella.   La miré de arriba hacia abajo nuevamente, tenía unas grandes piernotas, unas caderas y unos glúteos muy bien formados, era rellenita y se veía tierna, me daban ganas de comérmela, sus ojos marrones miraban los míos a profundidad.   -Por más que me quieras golpear, brincar y patalear, no hay marcha atrás. Desde hoy eres de mi propiedad y sabes que quiere decir eso nena? Que me perteneces para siempre- le dije mirándola por última vez y saliendo de aquella habitación encerrándola con llave.   Ahora si me presento, soy Thiago Coleman, conocido como mafioso por el apodo del demon, soy italiano, tengo 26 años de edad y me dedico a todo lo peligroso e ilícito. Lamentablemente caí envuelto en los ojos de una nena de 16 llamada Antonella Patterson, como no podía hacerla mía ante su corta edad decidí mandarla a secuestrar pocos días después de cumplir sus 20 años. Todo lo que quiero lo obtengo y como la quise a ella, la obtuve, así que desde hoy ya es parte de mi infierno, a pesar de su cara tierna y su belleza dominante tiene un carácter duro, pero tranquilos, nada que este demonio no pueda dominar.

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