Caleb se acercó a Asher con pasos silenciosos, inclinándose cerca de su oído mientras observaba al grupo de infiltrados que ahora tenían sus oponentes asignados. —Parece que los están llamando cerca, así que debe ser el turno de tu novia —murmuró con diversión apenas disimulada en su voz—. Veamos qué tipo de guerrero le toca. Aunque después de lo que les tocó a los demás, no estoy seguro de que pueda ser peor. Asher lo fulminó con la mirada, con sus ojos azules brillando con advertencia. —Cállate —ordenó entre dientes, sin apartar su atención del anciano que ya estaba extrayendo el siguiente nombre. —Miriam de Crishinia del Sur. —Te lo dije —susurró Caleb con una sonrisa. La pelirroja se adelantó con la espalda recta y la barbilla alzada. No mostró nerviosismo ni miedo, solo esa dete

