Daniela nos cuenta un poco de su vida.

3120 Words
Mi nombre es Daniela Valencia, Venezolana, víctima de la crisis económica y social que se vive en mi país, gracias a lo anteriormente mencionado tuve que salir en búsqueda de un mejor futuro, yo tenía un carro que compre con mucho sacrificio, pues he  trabajado desde muy joven, ese era mu único bien material el cual vendí para poder atravesar la frontera para los E.E.U.U. Tengo un hijo de ocho (8) años llamado Carlos, por cariño le decimos Carlitos, aunque para muchos sería una locura yo tome la decisión de salir de mi país precisamente por él. Mi hijo nació normal, pero al pasar los años todos le veían algo “extraño”, situación que fue complicándose al pasar el tiempo. Mi niño se quedaba un poco retraído, se exasperaba fácilmente, y no soportaba que nadie, ni siquiera yo  mirará fijamente sus hermosos ojos, también tenía muchas quejas por ser “agresivo” con los otros niños principalmente. La salud en mi país es un caos, al igual que otros temas como la educación, la alimentación, entre otros muchos otros factores más, por la misma situación  que se vive muchas personas se ven obligadas a irse en busca de un mejor futuro, y eso no escapa de los profesionales, como los del área de la salud, quedan muchos médicos y especialistas que cubren consultas privadas, pero es de destacar que dichas consultas son cobradas en dólares, díganme usted, una persona como uno, que no recibe remesas del exterior, cuyos trabajo son pagados en una moneda que hoy día es muy por debajo de las demás (en realidad dicha moneda vale muy poco), lo pone a uno a pensar: ¿Cómo se pueden cubrir  tratamientos tan costosos y la atención prioritaria, para un niño de inclusión? Tal como es mi Carlitos. Con mucho sacrificio, de reunir y reunir dinero, pude conseguí que lo tratara un médico especialista, él diagnostico en pocas palabras fue: un niño Autista. Yo no conocía mucho del caso, a largas penas alcance a terminar mi bachillerato, pues el último año de secundaria quede embarazada, el papá de mi hijo en ese momento me abandono, él era un adolescente tal como yo, a penas se entero que estaba en estado, le dijo a todo el mundo, incluso a mis padres que “ese paquete” no era de él. Muy tonta yo, que le entregue mi virginidad a un inmaduro e irresponsable así. En fin, lo registre como madre soltera, en el transcurso de tiempo que estuve en Venezuela Yonier, (El padre de mi hijo) nunca se apareció, me entere por un amigo en común, que estaba comentando que ese no era hijo de él, porque él niño es “Estúpido” y de la familia de él no hay antecedentes de esos “males”. Me dio muchísima indignación, tanto que lo busque y lo abofetee y claramente le grite: —Eres un imbécil y un poco hombre, cómo puede referirte así a un niño, que por dentro bien sabes que es tuyo, pero sabes que, en todo este tiempo él Carlitos mi hijo, no ha necesitado de ti, y jamás, mientras yo esté vida te necesitará. La vida le dio una escoria de papá, pero también le dio una mamá que está dispuesta a dar todo por él, incluso su vida si fuera necesario.  Que sea la primera y última vez, que yo me entere, que te refieras a mi hijo como “Estúpido”, porque aquí el único estúpido, inmaduro y bueno para nada eres tú. Te advierto, no me hago responsable de mis actos si algo así se vuelve a repetir—. El muy tarado, no supo ni que decir;  luego de un tiempo me entere también que había dejado a dos muchachas más embarazadas, y de ningún de esos dos niños se había hecho cargo, ustedes se preguntarán ¿Y por qué no lo denuncian y hacen que retengan parte de su salario? Es muy sencillo, — ¿Qué sueldo le van a retener, si lo que allá una persona gana es una miseria?—. Mis amigas que tienen niños, y están separadas de los papás, prefieren llegar a acuerdos internos, donde reciben lo que les quieran y puedan dar—. Bueno, volviendo a mi testimonio, aunque estaba muy joven siempre mí premisa fue el bienestar de mi hijo, y cómo fuera lo iba a sacar adelante, él solo me tiene a mí, ya que además del abandono de su papá, mis padres, es decir, sus abuelos muy poco es lo que han podido ayudarme. Inicialmente, cuando quede embarazada de mí bebe, me quería obligar a que me fuera a vivir con el papá, ellos decían: —Sí estaban muy grandecitos, para hacer actos de adultos, ahora respondan como adultos—. Pero cuando buscaron a la belleza de papá de mi hijo, él me tacho de lo peor, me trato de ¡Cualquiera! Y qué yo no solo andaba con él, sino con otros estudiantes del liceo… En ese momento mi padre me abofeteo, y se fue con mi mamá dejándome sola ahí, delante de toda esa gente, todos me señalaron, y yo me sentí de lo peor, no les niego, que al ver mi situación en varias ocasiones pensé en abortar, pero sentía algo tan bonito, cuando tocaba mi pancita, y de imaginarme a mi bebe, que eso me daba fuerzas para continuar. Aunque mis padres no me apoyaban del todo,  por lo menos me dejaron vivir en su casa, tenía claro que debía ayudar con todos los consumos generales, y además hacerme cargo de todos los gastos de mi hijo y míos propios. Se preguntarán ustedes: ¿Cómo una adolescente de tan solo 17 años iba a lograr todo eso? La verdad yo tampoco tenía idea, pero algo debía hacer. Trabajos pudieran que me salieran, pues fea no era, además, siempre habla muy bien y fui respetuosa, pero cuando decía mi edad, o que estaba embarazada, automáticamente me salían con él: “No nos llame, espere nuestra llamada”. Y ¿Qué creen? —Nunca llamaron—.  Ore mucho, le pedí tanto a Diosito que me ayudará, y de tanto caminar, y preguntar una señora de un pequeño restaurant me dio una oportunidad, el pago no sería mucho, pero estaba dispuesta a darme la comida, y ayudarme a conseguir las cositas de o la bebe. Ella fue un ángel para nosotros dos. Sería mesera, además debía ayudarle a lavar los trastes, limpiar todas las áreas, y ayudarle en la preparación de los alimentos, prácticamente vivía allá. Ella siempre había trabajado con una hermana, y su hijo, quien le ayudaba a atender y limpiar las mesas, pero él se había cansado de la situación del país, y se había ido, su hermana se había enfermado, y ya no podía ayudarle, así que a mí me toca hacerme de cargo junto a ella de todo. Hoy día pienso “Ella sí que fue paciente conmigo”. Yo no sabía absolutamente nada de la cocina, si acaso preparar una tortilla y un café, pero tenía que aprender a como diera lugar. En cuanto al baile, no les niego que esa siempre había sido mi pasión, me gustaba mucho los ritmos anglosajones, la música electrónica, el reggaetón y el pop. Bueno escuchaba de todo. Me gustaba mucho, en el poquito tiempo libre que me quedaba ver videos de pole Dance, la mayoría de personas lo ven como un baile obsceno, pero a diferencia de ellos yo admiraba la condición física de cada bailarina, hacer todos esos movimientos, en esa altura, y solo medio agarradas a un tubo, no debía ser nada fácil, debían de tener mucha práctica, condición física, y dedicación, además tener oído rítmico, para seguir la música con sus pasos. En fin, pasaron los meses y llego la hora, estaba trabajando en el restaurant de 5 mesas, y se me “vino” el niño, yo había acudido solo a un par de consultas, pues, en el hospital no habían casi especialistas, y la primera la pude obtener a los casi  6 meses de gestación. Ese día, lo que recibí fue un regaño del doctor. Él me decía: — ¿Cómo has podido ser tan irresponsable con tu hijo? Por cierto, es un varón—. Yo no respondí nada, pues, en realidad él tenía toda la razón, si yo no conseguía la cita por la parte pública, debía encontrar los medios para ir a un médico privado, pero sí de broma pude conseguir subsistir. Lo único rescatable, es que tanto mi bebe, como yo estábamos en perfectas condiciones. Bueno, tal como les venía contando, ese día de Agosto se vino mi niño, cómo olvidarlo, un 15, día de la Virgen de la Consolación, patrona de los Tachirenses, a ella me encomendé, y a Diosito, quien nunca me ha desamparado. Lo tuve en el ambulatorio del sector donde vivíamos, mis padres me acompañaron, fueron 18 horas de trabajo de parto inducido, me dio mucho miedo, temía que mi bebe se me pasara de tiempo, pero Dios no lo permitió, en aquel momento en que vi su carita sentí que todo lo que había pasado en esos meses había valido la pena. Desde ahí en adelante, mi vida giro y hasta hoy por hoy sigue girando en pro del bienestar de mi Carlitos. Luego de que me pude medio recuperar del parto, ni siquiera habiendo cumplido la dieta me tuve que incorporar al trabajo, mi mamá se opuso totalmente en cuidarme al bebe, decía ella: —Yo ya crie 4 hijos, ninguno me da nada, así que nietos no criare—. Así que me toco acudir a una vecina, sería la persona que me ayudaría con mi hijo. Tenía toda su vida dedicada a tal labor, al principio no me lo quería recibir: —Daniela yo sé muy bien lo buena muchacha que eres, y lo responsable que has demostrado a todo el mundo ser, pero tú sabes muy bien que niños tan pequeños yo no cuido, los acepto mínimo de dos años—. Le rogué tanto que cedió, pero venia la otra cuestión, yo no ganaba mucho para poder pagarle. A ella no la convenció mucho el acuerdo, de lo que le iba a pagar, pero finalmente cedió, eso si debía llevarle su comida, y pañales desechables, la leche no fue un problema, afortunadamente fui buena “lechera”, así como dicen aquí, es decir, producía bastante leche, y en la noche que llegaba con la ayuda de un extractor, “me ordeñaba”, y tenía acumulado en la nevera mi banco de leche, lo llevaba diariamente a donde la vecina, y así se alimentaba mi bebe, ahora el otro problema eran los pañales. Yo no podía pedirle a la señora que le colocara pañal ecológico, pues, ella no iba a ponerse a lavar, como pude le compre los pañales desechables, y cuando de verdad no podía ella le colocaba pañales de tela, pero obviamente no le lavaba, me dejaba todo en un tobo acumulado, yo me llevaba toda esa ropa a mi casa, y entre la lavaba y la extracción de leche me daba la madrugada. La verdad si dormía 3 horas era mucho, pero: ¿Qué otra opción tenia? En cuanto a la señora Olga, la dueña del restaurant, como lo dije anteriormente, ella fue un ángel para mí y mi hijo. No me podía pagar mucho, pero con familiares, que ya tenían hijos, me pudo conseguir ropita, zapatos, el coche y la cuna. Todo de segunda mano, algunas cosas bastante deterioradas, pero como pude las lave y “remendé”, muy poco fue lo que Carlitos pudo estrenar. Pero como ella misma decía: —Lo importante es que no ande por ahí desnudo, otra cosa, si tu lavas bien todo, no se verá nuevo, pero si limpio, y la limpieza y la pulcritud siempre te destacará y por su puesto a tu bebe—. Y eso me ayudaba a no sentirme tan mal, de no poder ofrecerle siempre algo mejor. Bueno no fue nada fácil, todo lo contrario, pero poco a poco fuimos saliendo adelante. Cuando comenzó la escuela, sucedió lo menos esperando, un diagnostico subjetivo de su profesora: —Yo percibo que Carlitos tiene conductas bastante extrañas, no le gusta compartir con otros niños, se queda solito haciendo sus deberes, y cuando un niño toma sus cosas sin permiso se muestra muy molesto, aunque tengo que destacar que es muy inteligente. Todo lo aprende demasiado rápido, y es extremadamente organizado, pero me preocupa bastante lo agresivo que tiene a ser con sus compañeros, creo que si sigue mostrando otras conductas similares debes llevarlo a un especialista—. Y sí, en comparación con mis primitos y otros niños Carlitos tenía conductas algo distintas, pero nunca pensé que era nada de alarmarse, pensé que en el caso, era que todos los niños eran diferentes, y cada uno llevaba sus procesos a su modo. Además mis papás no eran los mejores consejeros, ellos pretendían que la forma de quitarles esos “resabios”, que decían ellos: —Todo eso es tu culpa por tenerlo tan consentido, lo vas a malcriar, y nadie lo va a soportar, debes castigarlo—. Ustedes dirán, pero un castigo no es malo, quitarle por ejemplo alguna distracción, o algo así, pero ellos no se referían precisamente a eso, ellos pretendían es que yo lo castigara tal como ellos a mí y a mis hermanos, a punta de rejo, es decir, golpeándolo con una correa gruesa.   Pero yo no quería hacer eso, aunque no era estudiada a nivel profesional, nunca estuve de acuerdo con el maltrato físico, entonces yo no quería estar pegándole, me oponía totalmente a eso, cosa que me trajo grandes diferencias con mis padres. Pero, como ellos no lo criaban, ni lo cuidaban, tampoco se hacían a cargo de sus gastos, aprendieron a respetar la forma en que yo lo criaba, me costo, pero al final lo logre. Bueno, luego de esa apreciación de esa profesora, y otras de los grados siguientes, cuando pude conseguir los medios lo lleve a un especialista, el me dio el diagnostico de autismo, pero en un grado aún leve, él me dijo, que debía ponerlo en tratamientos especializados, y atención personalizada, a lo que le respondí: —Doctor entiendo lo que usted me dice, pero yo no tengo los medios para llevarlo a él a eso, ni pagarle todo eso que usted me indica, qué más quisiera yo—. Como les mencione anteriormente, lo único que yo tenía era un carrito, que con mucho sacrificio logre comprar, había un amiga que se había ido a los Estados Unidos por lo pasos ilegales, yo siempre mantenía contacto con ella, y me decía, que allá existía mucha ayuda y atención a las personas como mi niño. Yo imaginaba a Carlitos, muy bien con todo eso que ella me mencionada, buena alimentación, vitaminas, medicamentes, tratamientos y terapias, todas esas cosas que aquí eran prácticamente imposibles, ella me estuvo explicando cómo me iba, sin visa, el paso no era fácil, y arriesgamos mucho, pero si mi amiga había podido porqué yo no. Me paso el número de un “coyote”, que se encargaba de llevar a las personas por todos los pasos ilegales, y aunque mis padres y demás familiares no estaban de acuerdo, yo ya había tomando la decisión de irme con mi hijo. Ustedes se preguntarán, pero, ¿Por qué no tramito la visa, y se fue legalmente? La respuesta en simple, en mi país, desde hace ya varios años se cerró la embajada de los E.E.U.U. por problemas colaterales, entonces: ¿Dónde voy a tramitar yo dicha visa? Además si pudiera hacerlo, quien le va a dar una visa a una persona como yo, sin propiedades, ni nada que la ligue aquí, los que han sacado visa, saben lo riguroso del trámite, y que no a todos le aprueban eso. Entonces era eso, o quedarme aquí, en otros países tenía conocidos, pero nadie que le echara a uno la mano, y mi amiga quedo en recibirme y ayudarme unos días mientras conseguía trabajo, ella decía que trabajaba en un bar bailando  pole dance, decía que a lo mejor podría ayudarme a conseguir trabajo ahí mismo, o alguno similar, donde no importaba si eras o no legal. Yo pensaba si ella era sincera y me decía la verdad, o con tantos cosas de trata de blancas, me causaba cierto miedo, muchas de las mujeres que asistían a dichas propuestas de trabajo, eran engañadas y prostituidas, eso me atemorizaba grandemente, pues yo era decente, desde que quede embarazada no volví a salir con nadie, aunque tenía muchos pretendientes me dedique completamente a la crianza de mi hijo. Pero yo ya había tomado mi decisión, y me llevaría a mi hijo. Mi carro lo vendí muy por debajo del valor real, pero los carros en ese momento, al igual de otros bienes de segunda mano se encontraban a bajo precio, por la misma situación de migración de personas del país. Al enterarse la señora donde trabajaba y había trabajado por tantos años se puso a llorar, ella siempre decía: —Daniela tu eres como una hija para mí, bien sabes que yo solo tuve un hijo, y él se había ya ido del país, quisiera poder ayudarte más pero todo estamos enfrentando la misma crisis—. Yo en realidad me encontraba sumamente agradecida con ella, desde que quede embarazada siempre tuve su apoyo, sin ser de mi familia, fue la persona que más me tendió su apoyo, pero la realidad es que mi prioridad era el bienestar de Carlitos mi hijo. En cuanto a mis cosas, algunas las vendí para recolectar la mayor cantidad de dinero posible, y otras se las deje a mis padres, solo las personas que lo vivimos entendemos lo difícil que es tener que vender  todas esas cositas que son adquiridas con tanto sacrificio. Pero todo siempre uno lo hace por los hijos. En pocas palabras, luego de reunir la mayor cantidad de dólares comencé la travesía. Pero antes de irme sucedió algo que no contaba, apareció el papá de mi hijo “reclamando sus derechos”, un día como cualquiera toco la puerta de mi casa: — ¿Cómo es eso que te vas para el otro lado del charco, donde están los gringos y te llevas a mi hijo sin mi permiso, o es que no sabes que según la ley si yo no quiero no te lo puedes llevar—.             
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD