Ahora se que me amas

Rupturas y silencio

Damian

Todos observamos, en algún momento de mi vida admire a mi padre pero el haría lo que sea para mantener el poder y que su legado estuviera por todo lo alto.

— Con una mierda, di algo, acaso no es verdad!!!—, digo con furia.

Lucas y mi hermana estaban asombrados, —padre por favor, dime qué lo que dice mi hermano no es cierto....ellos, ellos son tus nietos,— espeta Mahia con su voz entre cortada.

Mi madre estaba en shock, mi respiración estaba agitada, una parte de mi quería que fuera mentira, que eran mentiras de Eliot y de la familia Smith, rogaba entre mis adentros que fuera mentira.

—Si es cierto, yo le dije a esa mujer que abortara, esos niños eran una bomba de tiempo para nuestra familia y tú futuro Damian, mira en la posición que estás ahora, si te hubieras enterado se que estarías con esa mujer como un don nadie, ¡¡ENTIENDELO!!—;

Mi madre se impacta por lo que acaba de escuchar, coloca su mano en su frente, mi hermano la sienta ya que casi se desmaya

—Por dios, como pudiste hacer eso, cariño,— Mahia me mira y luego a mi padre.

—Tu no tenías ese derecho padre, ellos tenían el derecho de saber de su padre, de vivir, de.....estar con su madre—,estepa mi hermana dolida.

Mi padre la mira molesto,me señala, —todo lo que tienes ahora es por mi, si te casaste con Vivian fue por mi, entiendelo, esos bastardos no debieron existir—, me acerco a el y lo tomo del cuello del saco.

Mis ojos estaban llorosos, lo aprieto con fuerza, no apartó mi mirada de el, —no sabes lo infeliz que he vivido, me quitaste la oportunidad de ser feliz, de formar una familia con la mujer que amaba, no vuelvas hablar así de mis HIJOS!!

Lucas se acerca a mi y coloca su mano en mi brazo, —Damian cálmate, suéltalo por favor!!

Mi padre se queda en silencio y solo me observa, mi hermano se quedó en silencio, mi madre lloraba y mi hermana se había ido junto con mi nana.

Lo suelto, —hoy va hacer la última vez que me verás pisar esta casa, o a Alex, el no tiene un abuelo y tú ya no tienes un nieto y un hijo,— empiezo a caminar.

Mi madre se levantó y me tomo del brazo, —Damian por favor no hagas esto, que hay de tu madre,hijo por favor,—me suelto de su agarré.

—Madre tu nunca hiciste nada por nosotros, solo te importo el poder y ese será tu consuelo, consiguieron lo que querían en la vida—, sigo caminando y salgo de la mansión.

Lucas va detrás de mi pero no logra alcanzarme ya que me subo a mi auto y empiezo a manejar a toda velocidad para salir de ese lugar.

Llegó a un mirador después de manejar por más de dos horas, empiezo a golpear el volante con irá, a gritar y llorar a la vez.

Estaba muerto por dentro, mi apellido era una maldición para todo el mundo, mis hijos y Serena fueron los que pagaron todo.

Villa Málaga

Eran las once de la noche, había llegado a la casa de mi única amiga, golpie varias veces, al cuarto golpe ella abrió.

—Por dios Damián estás bien—, espeta Angie, así es Angie o'connel era mi única amiga en el mundo, ella y yo nos conocimos en Francia hace cuatro años atrás.

Entro a su casa y me siento en silencio en el sofá, ella me trae un poco de cafe y me cubre con una manta.

Me mira preocupada,—ten debes tener frío, porque estás así ocurrio algo!—, no digo nada, solo empiezo a llorar como un niño pequeño.

Ella se sienta a mi lado y ambos nos abrazamos, me da pequeños golpecitos en la espalda para calmarme.

Después de llorar me quedo dormido en su sala, al día siguiente me levanto y la veo dormida en la otra silla, pendiente de mi.

Me levanto y me se acercó a ella y la arropó pero con mi movimiento la levanto, —hmmm, al fin despertaste, como te sientes.—

Sonrie al verla bostezar, —lo siento mucho no quise incomodarte Angie,—ambos nos levantamos y preparamos el desayuno.

—Bueno ahora sí me dirás porque estabas así, es la segunda vez que te veo así, dime le pasó algo a Alex,— yo la miro y niego con la cabeza.

No sabía cómo decirle la verdad ya que sabía que ella aún sentía algo por Eliot Bellono, —hace poco me enteré de que tengo dos hijos,— ella se atora con su cafe.

—Cof,cof,cof, me estás jodiendo cierto—, yo niego con la cabeza y sonrió, le muestro las fotos de los mellizos que me envió Serena.

—Oh mi dios son hermosos, se parecen mucho a ti, en especial el niño y la niña se parece a....no me digas que,—ella me observa en silencio

No podía negarlo, —asi es ellos son hijos de Serena y míos, no lo supe sino hace poco, me sorprendió mucho cuando los ví se parecen mucho a mi, fue imposible negarlo.— ella estaba en shock.

—Bueno yo pensé que eran hijo de Eliot, bueno cuando fui a su oficina ví una foto de los niños con Serena y el en un parque,—me quedó en silencio al escuchar eso.

Ella se levanta y lleva los platos al fregadero, —entiendo por lo que estás pasando y se que para ti es una buena noticia porque se que aún amas a Serena, pero porque llegaste así ayer, —yo me levanto y le cuento todo a Angie.

Se quedó en silencio, se notaba su molestia, mi celular no dejaba de sonar por llamadas de mi hermana, Lucas, Nana y madre, tenía un mensaje de Serena, no entendí porque sonreí al verlo.

—Debo irme, Alex está con Serena y seguramente debe estar preguntando por mi,—ella me toma del brazo.

Toma mis llaves, —oye no estás en buen estado, primero vamos por algo de ropa, no te preocupes hoy yo seré tu chófer!!,— ambos sonreímos.

—Oye no sé si me sentiré seguro contigo,— ella sonríe mientras toma su bolso, —tuve a un gran maestro que me enseñó a manejar,— sonrió al escucharla ya que yo fui quien le enseño a manejar.

Ella tenía razón, no estaba mentalmente bien, fuimos a comprar algo de ropa y luego fuimos a casa de Serena.

Al llegar veo como Angie se tensa un poco, ambos salimos, ella observa la casa, sabía que le dolía un poco está situación.

—Bueno te he traído a su casa, yo debo irme, tengo que organizar el evento de caridad, bueno nuestro evento,— ambos empezamos a reír, tenía muchas cosas en la cabeza que lo había olvidado.

En ese momento dejamos de reírnos ya que escuchamos una voz conocida, ambos volteamos al escucharlo.

—Angie que haces aquí!!,—espeta Eliot que venía con Serena y traían unas compras.

Los cuatro nos observamos en silencio, sin saber que decir o hacer.