Después de disfrutar de una ducha conjunta, Antonio y Laura aprovecharon el ambiente íntimo para hacer el amor de nuevo. Parecía que la noticia de su deseo de tener un bebé había encendido aún más la llama entre ellos. Al salir del baño, Antonio sorprendió a Laura con un par de anillos de matrimonio, manejándolos con delicadeza mientras los colocaba en uno de sus dedos.
—Oh, doctor, qué hermoso gesto —susurró Laura con ojos llorosos.
—Sí, ahora quiero que todos sepan que soy un hombre casado. Ya no uso el anillo de castidad, este es el anillo que simboliza que te pertenezco —contestó Antonio con una sonrisa llena de afecto.
Laura, con una mezcla de felicidad y gratitud, no pudo evitar buscar las palabras para expresar su admiración:
—¿Por qué eres tan hermoso, doctor? —Mmmm ahora eres
