La noche de aquel sábado…
Antonio y Laura se despidieron aquella noche con una mezcla de emociones que agitaban sus corazones y enredaban sus pensamientos. A pesar de haber compartido momentos íntimos y de haberse visto desnudos, la atracción que los unía no podía borrar las convicciones de Antonio sobre la abstinencia antes del matrimonio. Entonces, aquella noche Antonio conteniéndose las ganas de hacer suya a Laura, estando frente a ella, le dijo lo siguiente:
—Es hora de irme a dormir, ya… son las nueve de la noche.
—Oh, si, es cierto doctor, no quiero que se vaya a desvelar.
—Iré a darme una ducha para quitarme la calentura, si tu también te sientes igual, deberias hacer lo mismo.
—Pues, si, para que negarlo, me siento caliente por usted doctorcito. ¿Mañana, iremos a su iglesia?
