Antonio cerró los ojos y sintió las suaves manos de Laura acariciando sus mejillas. Sin esperarlo, los labios de la mujer se posaron delicadamente sobre los suyos. Su corazón latía fuertemente mientras experimentaba ese dulce y tierno beso, el cual se convertía en su primer beso en veintiocho años. Después de un momento, Laura se separó respetuosamente para honrar las creencias del tímido doctor. —Listo, doctorcito. Ya…tuvimos nuestro primer beso —dijo Laura. Antonio, con sus ojos verdes llenos de admiración, se encontró con la mirada de Laura y sintió una conexión especial. Sin poder resistirse, le propuso algo más audaz: —Dame uno un poco más... largo. Laura, sorprendida, preguntó con curiosidad: —¿Más largo? Antonio, arriesgándose un poco, respondió con valentía: —Sí. Me encant

