—¡Oh, usted si que conoce a su novia señor! ¡Ya no hay hombres como usted! Suelto una pequeña sonrisa incómoda en mi rostro, ya que es la primera vez que me encuentro en esta situación particular. Sin embargo, soy consciente de que estoy algo... familiarizado con ella, por nuestros momentos en el consultorio y no puedo negarlo. —Jeje…si, conozco a mi novia señora. Soy consciente de que a nuestro señor no le gustan las mentiras, y... me encuentro mintiéndole directamente a la vendedora al afirmar que Laura es mi novia. Sin embargo, si revelo que conozco la talla de senos de mi empleada, podría ser malinterpretado y considerado como alguien pervertido. En este caso, prefiero que la vendedora piense que Laura es mi novia para evitar malentendidos y mantener una apariencia respetuosa. Yo s

