En aquel incómodo momento, Laura se percató de que Antonio trataba de cubrir disimuladamente su erección con las manos. Sus ojos se abrieron de par en par mirando su zona íntima y en su mente exclamó: «¡Oh, Dios mío, se nota que el doctor está erecto a través de la toalla!» Sin perder tiempo, Laura corrió hacia él y se le puso de frente como un escudo protector y nerviosa bajó su cabeza para no mirar a los ojos a los apuestos hermanos del moreno. Mientras tanto, Antonio, a pesar de su desconcierto, se esforzó por mantener la compostura de un hombre serio y amargado como él lo era ante todos, y decidió pedir explicaciones a sus hermanos sobre por qué estaban allí en lugar de estar en la universidad. Colocando una mano sobre el hombro de Laura, quien se encontraba frente a él como una ba

