En la apacible atmósfera de aquella suite de lujo, Laura y Antonio se encontraban desnudos, enredados en la cama, como dos almas que se habían encontrado en un destino improvisado. Laura depositaba su cabeza sobre el brazo de Antonio, mientras sus piernas se entrelazaban. Cabe destacar, que aquella posición en la que estaban fue propuesta por Antonio, la cual era parte de una de sus fantasías mentales gracias al ver tantas telenovelas con su abuela. Sin embargo, Laura, una exprostituta, se encuentra ahora en una situación excepcional y trascendental. A medida que su vida se basaba en encuentros efímeros y desprovistos de apego, donde la conexión emocional era algo prohibido, algo en ella había cambiado. Era la primera vez que experimentaba el amor y disfrutaba del placer s*x*ual con un h

