Él se levantó entonces se puso delante de mí y me abrazó, yo le rodeé la cintura con mis brazos ya que aún estaba sentada en la cama. — Mientras te aferres a mí, siempre estaré a tu lado así que no te preocupes por nada más. Luego de unos minutos decidimos salir del cuarto, desayunamos y miramos televisión ya que hoy no trabajaríamos porque Peter nos dijo que no había nada nuevo. — ¿No te aburre estar aquí encerrada? — Para nada, disfruto de esta calma y tranquilidad. — Si deseas salir podemos ir a algún lugar — le pregunté que adonde — vamos a ver adónde nos lleva la carretera. Ambos nos levantamos entonces salimos, mientras íbamos en la moto mire una cafetería se miraba acogedora. — Deberíamos ir ahí — Matteo se detuvo entonces nos estacionamos y luego me ayudó a bajar de la moto

