Prefacio
Una mansión se elevaba por todo lo alto, en el sitio una pequeña de unos seis años venía saliendo con toda la felicidad del mundo mientras su padre la veía con bondad, ella salió corriendo a los brazos de su progenitor mientras él abría los brazos para recibirla con todo el amor del mundo.
— Adiós papito, nos vemos hoy en la noche — ella sonrió mientras mostraba que le hacían falta dos dientes — prometo portarme bien en mi primer día en el jardín de niños.
— Adiós mi pequeña Hannah — él acarició las mejillas de su hija — recuerda que te amo, siempre te amaré mi adoración.
La niña se fue con el chófer y un guardaespaldas armado, se trataba de la única hija que un empresario muy reconocido en Estados Unidos y Londres, tenía y lo único que su amada esposa le había dejado antes de morir después del parto, Hannah miró hacía atrás viendo como la imponente mansión quedaba atrás para darle paso a la carretera que estaba rodeada de un bosque profundo.
Mientras iban en el camino fueron arrinconados por dos vehículos, Hannah se puso nerviosa al ver que su guardaespaldas había desenfundado el arma que le habían asignado, un disparo al chófer fue lo único que se necesitó para acabar con la vida del hombre y lo siguiente fue un plomazo a la otra persona que salvaguardaba la vida de la pequeña heredera.
— ¡NO, NO, NO! ¡Sueltenme! — ella gritó muy fuerte — ¡Quiero a mi papito! Él me va a esperar hoy en la noche, déjenme en paz.
A Hannah le dieron un golpe muy fuerte que fue suficiente para dejarla inconsciente, la pequeña dejó el rastro de su lágrima en su mejilla y luego de eso la ataron para llevarla a una lancha que la llevó hasta una isla muy remota en la que nadie tenía idea.
— Hannah Endecott, la hija del magnate Xavier Endecott — él tiró a la pequeña — tal a como lo pediste, ¿Qué es lo que prosigue?
— La tendremos secuestrada hasta nuevo aviso, ella nos puede dar algo más que dinero así que ten calma porque rescate no vamos a pedir.
La policía hizo presencia en la escena del crimen, el jefe del departamento de criminalística llegó al sitio en el que había pasado el brutal asesinato de dos personas, el coche del señor Endecott se detuvo al ver el escenario y se quedó helado en el momento que reconoció a sus trabajadores.
— ¡Hannah! ¡Hannah! — él intentó atravesar la cinta que habían colocado pero fue detenido — ¡Mi hija! ¡¿En dónde está mi hija?!
— Señor — el jefe de criminalística se acercó a él — ¿Acaso dijo su hija? ¿Usted conoce a estás personas?
— ¡Claro que las conozco! Ambos son mis trabajadores y llevaban a mi pequeña hija a su escuela, hoy comenzaba en el jardín de niños pero yo tenía una reunión muy importante con unos accionistas.
— Señor, lamento mucho informarle que su hija no se encuentra aquí, necesitaré todo lo necesario para lanzar una alerta de búsqueda, la ropa con la que iba vestida y otras generalidades de la pequeña
El hombre palideció al escuchar tal cosa, él accedió a dar toda la información que necesitaban y finalmente se quedó en la enorme mansión que era testigo de la ausencia de su pequeña hija. El teléfono nunca sonó para que alguien pidiera rescate por Hannah, eso era lo que se esperaba pero el sonido del silencio dejó en evidencia la enorme soledad en la que se encontraba sumido uno de los hombres más ricos de Estados Unidos y Londres.
— Quiero a mi papito — Hannah lloró — él me está esperando en mi casita, debe de estar triste porque no he llegado.
— Casita — el sujeto miró a la pequeña niña — ja, si como no, si tú mansión es una casita lo mío es una nada ante tus ojos, ya cállate maldita mocosa si no quieres que te dé una bofetada.
Dos niños se acercaron a Hannah, uno de ellos era un niño y la otra era una niña, ambos se notaban muy maltratados e incluso desnutridos por la comida que les daban.
— Ya cállate — dijo el niño de forma amable — si no lo haces te van a golpear muy feo, lo mejor que puedes hacer es estar tranquila.
— Ni siquiera puedes sollozar — dijo la niña con dolor — si lo haces te van a dejar sin comida y muy golpeada, por favor guarda silencio.
— Pero quiero a mi papito, él debe de estar esperándome — Hannah se limpió las lágrimas y sorbió su nariz — solo somos nosotros dos.
— Tienes que guardar silencio, no puedes estar llorando — él niño secó las otras lágrimas que vinieron después — nosotros tenemos aquí dos años, mi mamá me vendió con estos sujetos y no tengo idea de cuando voy a ver la luz del sol.
— A mí fue mi papá — dijo la niña triste — él tenía una deuda de alcohol y decidió intercambiarme por una botella de un líquido ámbar que huele muy feo.
— Les prometo que cuando mi papito me saqué de aquí voy a pedirle que los tomé como sus hijos, ustedes son muy buenos y a mí me hace falta compañía.
Hannah guardó silencio todo el tiempo, ella se hizo amiga de Ashley y de Mateo fue gracias a esto que su estancia en ese sitio que se alargó más de lo que esperaba fue mucho más pasajera. El señor Endecott había buscado a su hija por todos sitios pero sus esfuerzos fueron nulos, poco a poco fue enfermando hasta que su alma abandonó su cuerpo para poder encontrarse con su difunta esposa.
— ¡Tú! — el hombre señaló a Mateo — ven aquí, ya llegó tu turno de irte de este sitio de una buena vez, es un alivio enorme deshacerme de ti.
Mateo que se encontraba algo grande fue tomado con brusquedad delante de Hannah y Ashley, las chicas al ver que su amigo y defensor estaba siendo llevado se desesperaron e intentaron detenerlo sin embargo fueron golpeadas.
— ¡No hagas eso! — Mateo se zafó del agarre — iré contigo, solo déjame despedirme de ellas, es lo único que te pido, no pondré ninguna resistencia ni mucho menos, incluso voy a cooperar para evitar que te fatigues, recuerda que no eres el mismo desde que no tienes una pierna y entre menos esfuerzo mejor.
El hombre accedió a lo que Mateo le estaba pidiendo, él se fue a abrazar a Hannah y Ashley que eran unas niñas de doce años, las pequeñas empezaron a llorar a mares por la partida de su amigo y aunque querían estar tranquilas desconocían por completo si le iba a ir bien donde quiera que fuera, sin embargo sabían que incluso la muerte era mejor que estar ahí.
— Prometo un día volver por ustedes, no sé cuándo va a ser pero tengan por seguro que volveré, me cueste lo que me cueste.
— Te voy a extrañar Yang — Hannah se refirió al dulce apodo de con el que trataba a su amigo — espero que donde quiera que vayas a estar te encuentres mejor que aquí.
— Yo también te voy a extrañar Mateo — Ashley lloró — por favor no nos olvides, aunque no regreses a este sitio, mantennos siempre en tu mente.
— Las voy a extrañar a las dos — él secó las lágrimas de sus amigas — por favor obedezcan, eso es lo que nos ha mantenido con vida en este sitio.
Mateo finalmente fue arrastrado pero se soltó del agarre del hombre y fue directamente donde Hannah, él le dió un beso muy tierno, sin malicia ni nada que no fuera pureza.
— Te amo Hannah, sé que soy un niño pero te amé desde el primer momento que te miré — él le sonrió con pureza — prometo regresar por ti, me cueste lo que me cueste.
Finalmente Mateo se fue sin poner resistencia, cuando salió de aquella mazmorra fue que miró por primera vez el sol, él estaba con sus ojos entrecerrados por la luz tan fuerte que no había visto en muchos años.
Hannah que se encontraba empacando droga fue tomada con brusquedad por el mismo hombre de antes, un libro de anatomía le fue extendido y ella no entendía bien para que le daba tal objeto así que lo miró muy extrañada.
— ¿Para qué me das esto? Pensé que iba a seguir haciendo esos malditos paquetes y nada más, es lo que nos han hecho hacer durante todo este tiempo.
— El negocio ha crecido, ahora tienes que abrir cuerpos los cuales utilizaremos para diversos propósitos, si eres obediente puedo darte privilegios que nadie ha tenido.
— Lo haré porque sé bien que no tengo opción, solo espero que no me exijas que haga los empaques con tus porquerías ilícitas mientras estoy leyendo esto.
El hombre accedió a tal cosa, Hannah comenzó a leer el libro de anatomía y debido a que era una jovencita muy inteligente no tuvo ningún problema a la hora de aprender cada cosa que ahí salía, poco a poco se empapo de temas forenses y todo lo relacionado con cadáveres.
— Llegó tu primer trabajo — el hombre llegó cojeando con su pata de palo — así que apresúrate, por tu bien espero que todo salga bien porque si no te voy a dar una paliza muy fuerte.
Hannah se fue a la mesa donde tenían el cuerpo, ella intentó permanecer fuerte sin embargo le fue imposible hacerlo, la motivación la encontró al ver a su amiga que era amenazada por el hombre y de esa manera fue que hizo el proceso con total éxito, salvaguardó los órganos de dicha persona sin ningún problema…