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Historias Oscuras de 3

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Blurb

One-Shot. Esta es una recopilación de historias de Romance Oscuro de 3 amigas con vidas y situaciones distintas pero unidas con las ocurrencias en su diario vivir, que no son nada normal. Si estas buscando cliché, aquí no es. Estas historias son ficción con un toque de realidad, tórridas en su mayoría y bastantes graficas, violencia, fetiches y mucho sexo incluido. Si es sensible, este lugar no es para ti.

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One-Shot 1: Un tal Eric
Disparo Erótico Lea bajo su propia responsabilidad, romance oscuro, harem inverso, violencia, violación. No lea si es sensible. Todos los derechos reservados.  Un tal Eric “Maldito idiota!” dije mientras me tomaba mi trago, uno llamado orgasmo, en realidad no sabía a quién maldecir, si a mi ex novio o al idiota de Eric que me citó y me dejo metida en este bar de mierda. Eso me pasa por pensar en que iba a encontrar el amor o una revolcada en esa aplicación de sexo en el celular. Me llamo Jenna, y era una mujer íntegra, fiel y dedicada a mi relación. Mi ex después de un tiempo se comportaba raro conmigo y sospechaba sobre su fidelidad, sin embargo, me esforzaba mucho por mantenernos activos y que el amor perdurara entre nosotros, pero todo cambió después de un viaje a Estados Unidos. A su regreso, lo sentía agresivo y no era asertivo con las cosas, trate de contemplarlo por los distintos problemas que había pasado, sin embargo, en su cumpleaños cuando intenté sorprenderlo me encontré con la sorpresa que ya lo habían sorprendido con un desayuno y una ancheta, supuestamente una amiga. La supuesta amiga se atrevió a ir personalmente hasta su apartamento, sin embargo, en la portería no la dejaron ingresar por petición de él. El salió a recibirla y demoró unas dos horas más o menos, la verdad era que yo me negaba a ver lo que estaba pasando. En fin, me dejó. Dijo que no se sentía bien conmigo y que era mejor terminar las cosas, rompiéndome el corazón en mil pedazos. Que imbécil, después de 5 años de relación. Después de 2 meses de profunda depresión y una lipotusa, que me obligó a bajar 10 kg, aquí estoy, haciéndole caso a mi amiga casada cachonda, que quiere a través de mi cumplir sus fantasías más sucias y perversas. Jajaja, solo de pensar lo que sale de su boquita me muero de la risa, casada de día y diabla por las noches. En la aplicación trate de buscar una cita para poder follar tal como me lo había dicho ella, de una lista de nombres y fotos elegimos a Eric, alto, blanco, ojos color miel, ex m*****o del ejército una bondad de hombre, sin embargo, al pasar una hora aquí y él no aparece creo que no era ni su foto y era un personaje inventado, típico de estas aplicaciones y citas por r************* , por no decir en el peligro que uno como mujer corre, pero eso es algo que me dejó de importar. Lo sé, es mi vida la que podría perder, pero qué más da, gasté 5 años de mi vida en una relación que no me llevó a nada, solo a sentir el dolor más grande que pude haber experimentado. Me tomé el trago y me dispuse a largarme, anotando un fracaso más en los últimos 3 meses, cuando de repente el camarero puso un trago más. Cuando puso el trago frente a mí, lo miré y amablemente le dije “que pena, no he pedido esto” me sonrió y me dijo “te lo mandan los caballeros que están allá” voltee a mirar y los tres hombres más guapos jamás visto estaban mirándome, alzaron sus vasos hacia a mí y medio saque una sonrisa y le agradecí, WOWWW, que es eso tan delicioso, uno tenía un saco con corbata, se veía que era caro y además él se veía muy sofisticado, era de tez blanca, ojos negros y mandíbula afilada, en realidad los 3 tenían las mismas características físicas, solo que el otro estaba con una camiseta y jeanes con los dos brazos llenos de tatuaje y el otro tenía una camisa manga larga y pantalones tipo clásico deportivo. Estaban de rechupete. Sin embargo, el miedo me estremeció cuando los detallé más y pude ver sus ojos, los cuales emitían un hambre lujuriosa y su aura lo que emitía era peligro y poder. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral cuando los tres se acercaron a la barra, en ese momento maldije a mi amiga la cachonda, la verdad que podría hacer yo con estos tipos sola, estaba tan lejos de casa y no conocía a nadie. Tenía miedo. Mi corazón latía fuertemente. “Hola bebé, ¿porque tan sola?” dijo el de traje, se veía que era el jefe o el que estaba a cargo. No respondí, estaba en un trance, no era por miedo, se veían exactamente como unos dioses griegos. Maldita sea, porque todos tenían que ser tan lindos. “creo que la estamos poniendo nerviosa” dijo el de camisa blanca, lo mire y pude ver el tatuaje que le sobresalía en el pecho por su camisa con dos botones desabrochados. Dios que guapo. “¿porque es eso, amor?” preguntó el de los brazos tatuados, cielos era impresionante. Encontré extraño su comportamiento, seguro estaban en una competencia por la cual me llevaría a la cama. “yo..yo estoy esperando a mi novio” logré gesticular. Los tres levantaron sus cejas, “¿en serio bebé? Porque llevas más de una hora esperando, sola aquí, por lo que a mí respecta ese novio tuyo, si es que lo tienes, no va a llegar” dijo el de traje. Yo por mi parte, con cuidado, fui moviéndome de mi asiento, para poder largarme, podían estar muy buenos pero en realidad no estaba preparada para estos juegos ni mucho menos lidiar con burlas. Fue un error venir aquí en primer lugar a ver al tal Eric, debí sospecharlo. Este era un buen bar, pero del centro de la ciudad, no dejaba de ser peligroso, podría tratarse de algo turbio, trata de blancas o algo así. Que estúpida fui, debí haber anticipado todo. Lentamente fui levantándome, cuando uno de ellos, me tomó por el hombro y me volvió a sentar “¿A dónde crees que vas?” me preguntó el de camisa blanca “yo necesito irme a casa” dije con mi voz un poco asustada pero firme. “¿a casa? No creo amor, no por ahora” me dijo el de tatuajes en los brazos haciendo un movimiento negativo con su dedo índice. Dios. En que me he metido, sentí miedo físico, los tres sonrieron. En pocos segundos, después de un movimiento del hombre del traje, todas las personas que estaban en el bar salieron, quedando nosotros cuatros. Fue como en la película de Juego de Sombras cuando el Profesor Moriarty vació el restaurante para envenenar a Irene Adler, en serio que miedo. No ya, aquí me torturaron y me desmembraron, cual programa de ID. El de traje habló “yo soy Luciano”, se dirigió al de tatuajes “él es mi hermano Estefan y mi otro hermano es Eric” terminó de decir, cuando me detuve a mirar el de camisa, en serio este no es el Eric de la aplicación. “no me mires así, Diosa. Sé que no es lo que esperabas, pero quien en su sano juicio cree en esas aplicaciones” explicó Eric. Mi corazón estaba a mil, me sentí perdida, sin embargo, le había mandado mi ubicación a mi amiga y así sea muerta podían encontrarme. Diosito ayúdame, ojalá que me maten rápido y no me pongan a trabajar como puta o algo así. “verás, en el momento que te vimos sabíamos que era lo que estábamos esperando, eres perfecta para nosotros” dijo el de traje. Santa mierda, dijo ´nosotros´, esto es muy raro. “tienes dos opciones, primero: disfrutar del momento y acceder, o, segundo: luchar, sentir dolor y luego tu muerte segura”. Hey, hey esto estaba pasando me iban a violar, no había como salir de esto, mis lágrimas se derramaban, no sé en qué momento empecé a sollozar, luego mi bombilla se encendió, alguien que trabajaba para la zona roja del país, y a la cual entrenaron por si la secuestraban, si se perdía o si la violaban, me comentó que para sobrevivir a una violación debía acceder para aumentar mis probabilidades de supervivencia. En cualquier momento, Estefan comenzó a besar mi hombro hasta mi cuello, con los labios abiertos humedeciendo cada rastro de piel, estaba más que asustado, pero debía tranquilizarme por mí bien. Cerré mis ojos, e intenté imaginarme que estaba ahí por placer y sí que estaba funcionando. Sentí las manos de Eric, acariciando mis pechos, tirando de ellos, estaban endurecidos por el contacto, metió sus manos por debajo de mi blusa. gemí, no quise hacerlo, pero fue inevitable. Dios, se sentía bien. Abrí mis ojos, solo para encontrarme con la mirada oscurecida de Luciano, el sí que daba miedo, pero con solo mirarlo me moje aún más entre mis piernas. “traela” sentenció Luciano. Me llevaron por unas escaleras, Luciano guiaba e camino, Eric llevaba su brazo en mi cintura y Estafan tenia mi mano en su mano, luego de subir, encontramos una puerta de color n***o, cuando entramos me di cuenta que era una oficina, tenia tres escritorios lujosos en madera tallada y supuse que pertencia a cada uno de ellos, pues tenía las iniciales de sus nombres talladas. habia un mueble de color n***o y la oficina tenia tonalidades entre blanco, n***o y gris.  De repente, Luciano tiró de mí y pegó sus labios con los míos, no le correspondí y pellizcó mi pezón. Grite un poco y aprovecho y metió su lengua en mi boca, saboreando me. Me sentí mareada y rompió el beso en busca de aire. “Quitate la ropa,” me ordenó. Me quedé paralizada. Se acercó y tomó mi cabello y tiró de él, diciéndome al oído, “¿quieres que te obligue, eh Bebé?” Luciano me pasó un cuchillo por mi cuello acariciándolo levemente. Me desvestí y me quedé en ropa interior. Los tres me veían cual fiera acechando a su presa. Eric pronunció, “Les dije que era perfecta”, cuando se abalanzó sobre mí y me besó, seguido de Estefan.  Tocaron cada parte de mí, desabrocharon mi sostén y quitaron mis bragas. “Hoy nos tomarás a los 3, no podemos esperar estar dentro de ti, mi Jenna, mi amor,” dijo Estefan. ¿Los tres dentro de mi? A duras penas tuve relaciones con un solo hombre y fue sexo normal, jamas trio ni nada de eso. La verdad no sé cómo iba a manejarlos. “Yo no sé, no sé como,” murmuré y Eric me beso el lóbulo de la oreja mientras me decía que me relajara. Eric tenía un dedo en mi centro húmedo, masajeaba mi clítoris. Me estaba haciendo gemir por la intrusión, mientras que Estefan besaba mi cuello, mi rostro, mi cuello. Me sentía borracha. Olían bien, se que eran colonias costosas. Luciano solo me veía. Noté que sobresalía un bulto de sus pantalones, y supe que disfrutaba de la vista.  Los tres se desvistieron, quedaron en toda su gloria desnudos. Sus pollas bien dotadas desnudas ante mi. Dios, no sé si estaba asustada por lo que me iban a hacer o estaba ansiosa porque quería que lo hicieran pronto. Estaba extasiada y necesitaba una liberación, necesitaba una penetración. Me odiaba. Como podía acceder sin luchar, pero era la única manera de salir ilesa y pensar en cómo salir de aquí.  “No tengas miedo bebé,” murmuró Luciano. “Eric tomará tu coño, Estefan tu culo y yo tomaré esa boquita”. Estaba aterrada. Estefan se sentó delante de él en el sofá, sin dejar de besar mi cuello y mi hombro. Eric se puso delante, estaba mojada. Eric me besó los labios intensamente mientras tocaba mi coño una vez más antes de tomar su polla y alinearla en mi raja. Yo respiraba entrecortadamente. Se enterró en mi de una embestida y gemí de placer. Estefan tomó un poco de mis jugos y los esparció por mi orificio más pequeño. Cuando metió un poco su dedo, brinque por el ardor. “Relajate, ok mi amor,” me dijo.  Se alineó en mi culo y poco a poco fue metiendo su dureza. Llore un poco, era insoportable el dolor, pero al menos tenía la delicadeza de hacerlo lentamente. Eric no se movía esperando que Estefan terminara de meterlo. “Dios, se siente tan apretado,” dijo Estefan. “¿Nunca te habían comido el culo?” preguntó, a lo que negué con la cabeza. Eric me reprendió, “usa tus palabras Diosa.” Como pude dije, “no.” Los tres me miraban extasiados. “Que bien, soy el primero y nosotros seremos los últimos en comernos este culito, al igual que tu coño y esa boquita,” dijo Estefan.  Una vez estuvieron los dos dentro, empezaron a moverse, gemí. Me sentía llena. Esos movimientos se sentía delicioso. De repente un jalón de cabello me sacó de mi aturdimiento. “Abre la boca Bebé,” ordenó Luciano. La abrí y su polla entró hasta mi garganta. No pude evitar algunas arcadas, sin embargo, Luciano me embestía una y otra vez, follandome la boca. Su ataque a mi boca junto con los movimientos de las embestidas de Eric y Estefan, convirtieron la habitación en un desastre de gemidos y gritos de placer. Estábamos excitados. Se acumulaba algo en mi estomago, se estaba construyendo mi orgamo. Me corrí, pero no acabó, esos hombres seguían embistiendo. Eric me decía cosas sucias en mi oído, al igual que Estefan. Dios se sentía tan bien. Me sentía bien, pero a la misma ves me odiaba.  Luciano me tenía por el cabello, dándome, follandome mi boca. Sabía que estaba cerca por sus movimientos, y su cara, sudor, el calor. Así estábamos todos. Otro orgasmo se estaba construyendo en mi. Eric y Estefan eran un desastre, duro y parejo. Sabía que estaban cerca. La humedad que salía de entre mis piernas se derramaba y corría cuesta abajo. Era un espectáculo. Unas embestidas más, y se vinieron al mismo tiempo. Yo me vine en la polla de Eric. Sentí el líquido caliente producto de la polla de Luciano en mi boca. “Tragatelo,” ordenó él y lo hice de buena gana. Eric y Estefan luchaban por respirar cada uno de mis hombros.  Tan pronto se separaron de mí, traté de reponerme un poco, y pensé que debía armar un plan para salir de aquí. No conocía el lugar, pero se que tendría la oportunidad pronto. Quería tantear el terreno y pregunté, “¿me puedo ir ahora?” Mirándolos esperanzada, rogando que no me mataran tan pronto y que me dejaran ir. “¿Irte, Diosa?, si la noche está lejos de terminar,” dijo Eric guiñandome el ojo. Los tres se rieron descaradamente. Mierda. Mierda. 

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