29. Doble penetrada. Marianne se apresura y en seguida se echa encantada sobre el suelo. Yo le dirijo la pija de Leandro hacia la concha, y no paro de frotarle el culo con el dedo. Su pija es de tamaño mediano ni muy larga ni muy gruesa pero la tiene bien proporcionada, y es, al contrario de la mía, poco protuberante. Luego damos un paseo hasta llegar al pueblo. A las afueras, donde nadie puede escucharnos, nos sentamos y charlamos para encontrar la forma de volver a gozar de los actos más deliciosos. —Les aseguro —nos dice encandilado con los tres—, que va a ser sensacional. Todos vamos a gozar inmensamente. Aún les quedan cosas que aprender, y yo soy la persona más indicada para enseñarles en los placeres que superan a todos los que han experimentado hasta ahora, y quedamos en encont

