Lo que jamás se espera

1892 Words
Cuando llegué a la casa, solo vi la luz de la cocina encendida, eso quiere decir que Emily estaba haciendo la cena. Busqué con la mirada el coche de Mohamed y no estaba, por fin dejé de temblar. Al bajarme algo me llamó la atención en la casa de al lado. El señor Lewis sostenía a la señora Lewis del cabello y la tenía contra la pared. Debo decir, chicas que me siento sucia viendo como la pareja de al lado se follan. Sin embargo, esa actitud es buena. Que un hombre lo domine a uno es increíble. Con Mohamed todo es diferente, es más… como decirlo, simple, sí esa es la palabra correcta simple. No sé qué es follar con agresividad o ser empotrada en la pared como lo hacía mi amor Jess Ward o Christian Grey con sus mujeres. ¿Será eso lo que busco en un hombre? No lo creo, me conforme como diría mi amor Christian Grey, (sexo vainilla) No lo tomen a mal, es un buen sexo. Porque Mohamed tiene la polla deliciosa, grande y larga. Creo que todas sueñan con eso. No dejo de ver como la señora Lewis pone los ojos en blanco y yo empiezo a sentir que me arde la piel y la cara. —No sabía que te gusta ver eso —me susurra Mohamed cerca del oído. Yo pego un brinco y me llevo la mano al corazón. —Mohamed—dije en un hilo de voz. Me vuelvo a verlo y me señala donde estaba viendo. —Se ven que tienen buen sexo —comenta sin dejar de verlos, luego me ve a mi y sonríe— ¿Te gustaría que te follara así?  Trago grueso y asiento. Me vuelve a ver despacio analizando cada cosa que he cambiado hoy.  —Ese vestido te sienta muy bien —se me acerca — me gusta verte el pelo así. Toma un mechón entre sus dedos y juega con él. —¿Aja? —no podía hablar. Él asiente. —Si, me recuerdas a la mujer que ame.  Ufff eso dolió en el puro corazón. Me amo, eso quiere decir que ya no lo hace. Tomé valor y di un paso atrás. —Lo siento, no tengo ganas de nada. Me di la vuelta y empecé a caminar contoneando mi trasero. Sabía que eso lo volvía loco. Pero hoy no quiero nada con él. Todavía tengo muy reciente lo que pasó, además ayer me sentí muy sobrada con él y hoy necesito sentirme segura, lo que pase hoy me hizo pensar en que sigo siendo una cobarde y no quiero eso. Quiero ser una mujer segura de sí misma y no depender de nadie. Mohamed me amaba siendo yo y eso haré. Y como dice el dicho que usa Emily “Es mejor ser deseada y no sobrada”. Solo llegué a la puerta de la cocina cuando Mohamed se me vino encima y me sujetó del cuello con fuerza. —No es si tienes ganas Fiorella —me paso la lengua de la oreja — Es que yo tengo ganas de probar este maldito cuerpo que me sigue torturando todas las noches. Me tiemblan las piernas, con solo escuchar su voz. —Y yo te dije que no quiero —trate de soltarme y me sujetó con más fuerza. —¿Quién era el hombre con el que estabas? —me dijo mientras me tocaba el pecho. Negué con la cabeza. —No se —le contesté en un jadeo. —Pues es hijo de puta miraba lo que es mío y tras de eso corrió hacia ti. Soy tu único hombre Fiorella.  No sabía que le pasaba a Mohamed, él jamás había sido así de celoso. Siempre fue seguro de sí mismo y sabía mi amor por él.  —No sé de qué hablas y tampoco sé porque te comportas así —le grite — Suéltame. Él se quedó quieto y me soltó. —Voy a dormir contigo hoy —me ordenó. Negué con la cabeza. —No lo creo, además… —me le quedé viendo— Lo de ayer fue un error.  Empujé la puerta y me encontré con Emily haciendo la cena con una sonrisa, sabía que nos había escuchado. —No me dejes hablando solo, Fiorella —gritó mi esposo. —Hoy tengo hambre y tengo sueño, fue un día espectacular. ((Vamos tú puedes)) me decía a mí misma. Emily seguía con su sonrisa. —Eso no fue lo que me dijo Megan —me dice Mohamed con los dientes apretados. Me detengo antes de sentarme en un taburete de la isla.  —¿Y qué te dijo Megan? —le pregunté fingiendo interés. Me ardí la sangre por saber de qué habla él con mi “amiga”  —Qué entraste en una crisis… Lo corte. Hice con la mano, como si no me importara. —Nah, eso es mentira. Estoy bien, solo que Megan dijo que tú de seguro tenías amantes. Mohamed perdió el color de su rostro, sabía que había dado en el clavo.  —Jamás te haría algo así —se acercó a mí y me tomó de la barbilla — ¿Tú me crees verdad?  Le vi esos ojos que tanto amaba y me di cuenta de que me engañaba. Ya no era el joven guapo y fiel mío. Definitivamente eso me dolió mucho y no me quiero derrumbar aquí. —Si, te creo —le di una sonrisa fingida—Pero mañana firmo los papeles del divorcio. A Emily se le cayó la cuchara y Mohamed dejó de respirar. —¿De verdad lo harás? —me pregunto incrédulo. Asiento. Aunque eso me destroce el maldito corazón, debo de ser valiente y no aferrarme a alguien que me acaba de decir que me amaba en tiempo pasado. —Es lo que tú quieres…   —Debemos pensarlo mejor —me soltó y se pasó la mano por el pelo — mi carrera está en pleno apogeo y no quiero… —Eso no te importó cuando lo solicitaste, es más… —me levanté en busca de los documentos y lo traje a la mesa — Ven firmemos, siga tú con tu vida y yo con la mía. La cara de Mohamed era de ira pura. Muchas veces Amber me dijo que fuera una mujer valiente y decidida. Y hoy por primera vez lo soy y está funcionando. Mohamed odia que sea así. Pongo mi firma y le entrego los documentos. —Firmarlos y así no tendremos más estas conversaciones Mohamed —lo mire fijamente. Sin importarle Emily me agarró del cuello y me pegó contra la pared y yo solté un quejido de dolor. —Eres mía y no te dejaré —me miró a los ojos — No estaba pensado con claridad cuando pedí esta mierda. Así que no firmaré porque voy a hacer que nuestro matrimonio siga hasta donde yo quiera. Estaba logrando lo que quería, que él volviera a mí.  —¿Aja? ¿Como? —lo provoqué pasándome la lengua por los labios —. Cometiendo errores conmigo. Mohamed gruño y me alzo el vestido. —Jamás fuiste un error —sus ojos se nublaron de puro deseo. Subió mi pierna y la enredó en su cintura, luego me alzó, apretó mi trasero y me besó con fuerza. —Me lástimas Mohamed —le dije viéndolo a los ojos. —Tu —me corre las bragas y siento donde él saca su m*****o y lo alinea a mi sexo — me vuelves loco y no te dejare. Lo siento Fiorella, lo del divorcio fue una estupidez, no estaba pensado.  Y con eso me embistió con fuerza.  ***  Después de nuestro encuentro, nos sentamos a cenar y Mohamed no dejaba de tocarme, como lo hacía antes. Era como si las cosas no hubieran cambiado. —¿Qué harás mañana? —me pregunto sin soltarme la mano. Esto de las follada salvaje es bueno, le sueltan la lengua. No como piensan, si no que Mohamed lleva tiempo sin hacerme esa pregunta, y por primera vez no siento que fue mi culpa. Me encojo de hombros. —Llamaré a Samantha para hacer algo. Seguro la acompañaré a su nuevo proyecto y ¿tú? Me miró con cautela. —Tendré que viajar a Los Ángeles con mi defendido.  Asiento. La vieja Fiorella hubiera llorado porque se quedaba sola, pero la nueva no hará eso. Le demostraré que puedo estar sin él.  —Perfecto —le conteste. Él me miró con mucha atención, esperando otra reacción mía. —¿Quieres acompañarme? —me pregunto con voz esperanzada. Me quedé sorprendida y él me sonrió. No les pienso mentir, mis mariposas revoloteaban como locas. Le quería decir que sí a gritos, pero no. Pienso seguir con mi plan. Lo irónico es que antes deseaba acompañarlo y pasar juntos en el hotel.  Niego con la cabeza. —No —me le acerque y le di un beso ligero en la comisura de sus labios— Estaré bien aquí ¿Cuando vas a venir?  En su mirada se le vio, que no le gustó para nada mi respuesta.  —Estaré durante tres días. Por eso quiero que vayas conmigo y disfrutemos allá.  Asiento. —Ve tu tranquilo y después de que vengas hacemos un viaje juntos —le dije con una sonrisa. —No me gusta tu decisión Fiorella, pero si es así te respetare. Muchas veces debemos aprovechar la valentía que nos dan por momentos y eso haré. Es hoy o nada.  —Quiero empezar a buscar una galería donde exponer mi arte. Mohamed cambió por completo su rostro de estar relajado a estar furioso en segundos.  —Habíamos quedado… —Tu había quedado en eso, y yo solo te lo puse más fácil, ya no quiero eso—lo mire desafiante —Sabes que amo pintar y… Se levantó y me señaló. —Estas son las cosas que detesto. Sabes que nunca me ha gustado eso de ti. Prefiero que te quedes aquí en casa como lo has hecho durante tanto tiempo. Au eso dolió. Lo miré y busco algo de lo que fuimos y me doy cuenta de que no queda nada. El viejo Mohamed amaba que dibujara y de hecho varios de sus grandes cuadros en la oficina son de mis mejores diseños y jamás se quejó ¿Será que todavía los tiene? Me levanto con una sonrisa y le guiño un ojo. —Es una decisión ya tomada Mohamed, no estaré más aquí encerrada, teniendo ¿Cómo es que le dicen? —me quedé en silencio — Ah sí. “Crisis” —le hice señas con los dedos—. Te veo arriba — antes de irme me fui a donde estaba Emily lavando unas cosas— Buenas noches, Emi. —Buenas noches Fio— me da una sonrisa de complicidad— Te ves realmente preciosa—su voz salió bastante fuerte como para que lo oyera mi esposo. —No me dejes así Fiorella— me gruño. Salí contoneando el trasero y tratando de llegar a la habitación porque todo me temblaba, jamás me imaginé comportarme así y menos enfrentarme a Mohamed. Si quería que mi esposo regrese a mí, tendré que hacerme la deseada y empezar a ignorarlo.
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