3

2881 Words
—¿Crees que este bien? —Su rostro sólo refleja preocupación, tal vez el mío igual. Está aterrado, uno nunca sabe lo que pueda pasar. —No lo se. Espero que si… —Hace una mueca y toma asiento a mi lado. Lo atraigo hacía mi y lo abrazo, se aferra a mi cuerpo como si no quisiera soltarme nunca. Se que el castaño no es un chico débil, pero hay situaciones que nos superan y es inevitable no caer. [….] Trató de no moverme para no despertar a Tae, que se ha quedado dormido hace unos veinte minutos. Busco mis auriculares en mi pequeño bolso y me dispongo a escuchar música para no morir de aburrimiento. Detallo mi reflejo en la ventanilla del avión y estoy algo ojerosa, pero no tengo ganas de dormir. Me es imposible no sentir miedo, es más, estoy aterrada de que al abuelo le suceda algo malo. No me gusta la idea de pasar dos horas sentada, para que mi trasero se ponga cuadrado, aun así si se trataba del abuelo de mi mejor amigo - Que lo consideraba también él mío - Hacia lo que fuera, así implicara viajar a otra ciudad a mitad de la madrugada. ----- El castaño se remueve para mirarme, ha despertado. Sus labios un poco hinchados me llaman para besarlo, más no hago ni un movimiento para acortar la distancia que hay entre nosotros. —¿Cuánto tiempo he dormido? —Pregunta con la voz ronca. Frunzo el ceño pensando y no se en realidad cuanto tiempo ha pasado. —Dos horas —Abre su boca sorprendido y busca su celular rápidamente para ver la hora, trató de no reírme y mantenerme serena, pero mi intento falla cuando comprueba la hora. Me mira mal, con una mueca de disgusto en su rostro. —Muy chistosa. —Chasquea la lengua —Te mereces un castigo —Trago saliva, en realidad, me gusta que me de nalgadas, me excita más y no se porqué. Es raro, lo se. —No importa, me encanta recibirlos —Me encojo encojo de hombros, restándole importancia para que no vea que me afecta. Se acerca a mis labios y yo retrocedo un poco. Enreda un mechón de mi cabello en su dedo y me mira tan intensamente que jadeo bajito. —Te gusta que te castigue —Su boca de posa en mi oído y susurra —Me pongo muy duro al imaginarte en cuatro, con tú trasero expuesto y rojo por mis azotes… —Entreabro los labios y joder, escucharlo así me está gustando más —Y a ti, pidiendo más, jadeando y gimiendo. Que caliente fue eso. ¡Pido autocontrol! Bajo mi mirada y observó el bulto que esta creciendo bajo su pantalón y reprimo un jadeo. Me siento mirando al frente, totalmente en silencio, con la incomodidad en mis bragas y con mis mejillas calientes por el sonrojo. Escucho la risa suave del castaño y lo ignoro por completo, no quiero volver a caer en lo mismo. —¿Nos podemos quedar en la cabaña? —Hablo después de media hora y tengo el valor de hacer un puchero para que mi capricho sea cumplido, con el castaño eso nunca falla. Desde pequeños el siempre cumplió mis caprichos y cuando se negaba porque era una locura solo le hacía un puchero adorable. Recuerdo la vez que me aseguró que era una manipuladora, sólo le sonreí y mi respuesta fue que le gusta ser manipulado por mi, desde entonces no a puesto queja a mis caprichos solo lo acepta y ya. —Si tu quieres —Le sonrió y se coloca sus auriculares para olvidarse del mundo, como lo hacía cuando estaba preocupado. Ahora no está el Tae coqueto, fue a dar un paseo. La verdad, son contables las veces que lo he visto tan afligido y eso me hacia sentir estúpida, pues tampoco sabia como animarlo. A veces es tan complicado, que me es difícil seguirle el paso. Me acomode mejor en el asiento para estar cómoda, este viaje se me a hecho largo y mas con un Taehyung preocupado, tal vez cuando lleguemos a la cabaña todo se anime un poco, pues hay estaban sus videojuegos y sus peluches. Por ahora, solo quería consultar todo con la almohada. [...] —Sky —Me zarandeo el brazo y frunzo el ceño de mala gana. —Ya llegamos, despierta floja —Abrí lentamente mis ojos encontrándome con la cuadrada sonrisa del castaño. Creo que ya no esta tan triste. Odio cuando me despiertan, me pone de un mal humor tan horrible. —¡Joder! ¿Cuánto dormí? —Pregunto de mala gana. —Ha pasado una hora ¿qué más quieres? —Se levanta y toma nuestro equipaje de los cajones de arriba. Lo veo desde abajo y le hago mala cara, él solo me guiña un ojo, eso se me hace tan sexy. No lo soporto. Entra en razón Sky. —No se, 5 horas estaría bien —Respondo después de mi intento fallido de ignorarlo. —Tus ronquidos, se escuchaban por todo el avión —Se burla sacando la lengua como un niño. De verdad que no me cansare de repetir que Taehyung es un niño, encerrado en un cuerpo de hombre. —¡Cállate! —Cruzo mis brazos y lo fulmino con la mirada. —Ya, ya. Quiero llegar a casa, así que levanta tu lindo trasero y camina. —¿Crees que mi trasero es lindo? —Sonreí con picardía y me pongo de pie para seguirlo. —Es la parte que mas me gusta de tu cuerpo —Me devolvió la sonrisa mientras salíamos a pedir un taxi. —¿Gracias? —De nada. El taxi se detuvo y el señor bajo para ayudar a guardar nuestro equipaje. Nos montamos los dos en la parte de atrás, uno al lado del otro y el auto se pone en marcha en cuanto le dicen la dirección a donde vamos. Daegu es un pueblo pequeño que en realidad no me gusta, pues la gente te juzga mucho, prácticamente aquí todos son familia - Si así de pequeño - por eso todos se conocen, eso incluye a Taehyung. De adolescente los dos siempre soñamos salir de aquí, conocer otros lugares, estudiar, vivir nuestra vida y así lo hicimos, fuimos por un sueño y vaya que estamos trabajando bastante para cumplirlo. No lo voy a negar que al principio se nos hizo difícil, por el simple hecho de estar lejos de casa, de la familia, solo eso es más complicado. Eso no quiere decir que ahora no los extrañemos porqué no es así, hay días en lo que nos pega más la falta de ellos; nunca hemos dejado de extrañarlos, simplemente hemos aprendido a vivir con ese vacío, y como digo yo “Todo sea por nuestro bien”. —Gracias —Agradecimos los dos antes de bajar del Taxi. —No ha cambiado nada —Sonreí con melancolía. —Si —Apoyo su cabeza en mi hombro y encadeno mi cintura con sus brazos. —¿Entramos? —El chico soltó un pesado suspiro para luego asentir. Nos dirigimos a la puerta, el castaño saco unas llaves de su bolsillo y abrió la cabaña. Todo estaba intacto, pues hasta algunos muebles tenían polvo. —Necesito tomar una ducha, después vas tú y nos vamos al hospital —Comentó el castaño arrastrando sus pies al segundo piso para ir al baño. Mire todo con detenimiento, pues a pesar de haber estado muchísimas veces aquí, se siente como si fuera la primera vez. Me dispuse a tomar la escoba y empezar a limpiar un poco, pues tenia planes para animar a Taehyung, antes de irnos al hospital. Deje las maletas en la habitación de huéspedes para luego barrer, limpiar las mesas, los platos, los muebles - Que fue súper fácil gracias a que eran de cuero - y por último los electrodoméstico. Me siento realizada por hacer algo tan bien. —Limpiaste —Asentí para después tirarme en el sofá —¿Quieres jugar? —¿No íbamos al hospital? —Asintió. —Nona me llamo hace un momento y me dijo que ya venía para acá dentro de un rato. Que por ahora el abuelo no puede tener visitas, así que jugaremos a espera de nona. —Esta bien —Volvió a subir las escaleras y yo lo sigo. Entramos a su viejo cuarto donde pude ver la consola. —FIFA o... —FIFA —Respondí rápido y con una pequeña risa. —Esta bien —Toma asiento en el suelo, al frente de la pantalla. —Hagamos algo —Sonreí coquetamente. —¿Qué? —Frunció el ceño. —Juguemos un juego. —Vamos a jugar uno —Sonrió sin comprender, ruedo los ojos con fastidio. —¡Daddy! —Reproche con un puchero y voz de niña. Sonrió maliciosamente —¿Y a qué quiere jugar mi princesa? —Por cada gol que meta debes quitarte una prenda. —¿Y si yo meto un gol? —Enarque una ceja con picardía antes de responder. —Yo me quito una prenda. Tenemos cuatro prendas los dos así que son para cuatro goles. —¿Y qué va a pasar si alguien gana? —Alzó una ceja, mostrando lo divertido de la situación. —El ganador recibirá un oral. —Mm —Puso una mano en su barbilla mostrando que lo estaba pensando, sabiendo mas que nadie que el quería decir que si —Esta bien. Enciende la consola y nos disponemos a jugar en silencio y una tensión que cortaría a cualquiera en el aire. Empezamos con la primera partida, sin mirarnos solo con la vista enfocada en la pantalla. Yo llevo la ventaja y está vez voy a ganar yo. Tae me enseño tan bien a jugar esto que en este caso queda el dicho, “él aprendiz superó al maestro”, o como sea, no recuerdo mucho como va eso. —Voy, voy —Susurré —¡Gol! —Grite riendo a carcajadas —El pantalón, daddy —Señale la prenda que quería que se quitará. Bufo de mala gana, pero lo hizo sin hablar y con mala cara. Como decía, él es un mal perdedor. Tae se sienta y yo lo sigo mirando, embobada con él… Regreso la mirada a la pantalla y veo que ya el desgraciado a iniciado la partida y me lleva ventaja. Hago el intento de seguirlo y poder meter gol, pero me es imposible… Solo escucho su voz celebrando el gol que metió a base de trampa. ¡Imbécil! ¡Tramposo! Ahhggg. No lo soporto. —Gol! —Gritó mi amigo con mucha emoción —La camisa —Demando el castaño, lo hago farfullando maldiciones para él. Quiere jugar sucio, pues juguemos, pero esto no se va a quedar así. —No vas a ganar, tramposo —Solté de mala gana, con ganas de matarlo. —¿Tanto quieres que te pruebe, chupe y muerda tú delicioso coño? —Pregunta con picardía y jadeo por su cruda pregunta. ¡Demonios! Ya se me fue el enojo. —No quiero que me ganes que es diferente —Logro decir en un susurro. —Como siempre. Y como siempre, yo te gano —Se carcajea y lo empujo, se hace el indignado pero no le queda. Y hay vamos de nuevo, me removía de un lado a otro, pero con la vista puesta en la pantalla. Estoy inquieta, solo quiero ganarle. Metí otro gol dejando a Tae indignado. —La camisa —Lo mire de arriba abajo, inconscientemente, mordí mi labio inferior. —Se que soy hermoso, pero por favor me vas a desgastar —Sonrió, y vuelvo la vista a la pantalla, con mis mejillas sonrojadas hasta más no poder. —Seguimos, ¿Segura que no te vas a rendir todavía? —Escucho la diversión en su voz y me frustra más. —Todavía no, daddy —Susurro y lo observó. Traga saliva al mirarme y no lo entiendo, regresa la mirada a la pantalla dejándome confundida. Jugamos por unos minutos más, casi a la par, sin tirar la toalla, así somos desde pequeños competitivos. El me gano, jodida mierda, metió otro gol. Mire al castaño de nuevo, su sonrisa divertida me saca de quicio. —Quítatelo —Señalo mi short —Ahora estamos iguales. —No por mucho —El juego me parecía eterno, ya que ni el ni yo queríamos ceder. Seguimos jugando por un rato más hasta que volví a meter gol —¿Daddy, podrías quitarte la playera? —Hable con voz aniñada, rodó los ojos y luego soltó una risa nasal. —Estúpida —Susurró. —¿Cómo es que no te puedo castigar a ti por decirme así? —Es que yo soy el amo aquí, preciosa —“Preciosa” me gusta como suena en su boca. —Imbécil —Se carcajea y seguimos jugando, y me vuelve a ganar el gilipollas ese. —El sostén, princesa —Apareció bien grande en la pantalla el estúpido anuncio "GOL. Jugador 2", Mierda. Tomé una bocanada de aire para luego desabrochar poco a poco mi sostén. El chico me miro detenidamente, mientras que el calor no me dejaba de invadir, aproveche que estaba distraído con mis senos para querer meter gol, pero cuando estaba apunto se dio cuenta y desenchufo la consola, haciéndome soltar un quejido. De inmediato me levante para insultarlo como lo merecía. —¿Oye, qué te pasa, imbécil? Estaba a punto de ganar. Eres un tramposo de mierda —El chico sonrió y se que no venía nada bueno. —¿Cómo me llamaste? —Pregunta desafiante, acercándose cada vez más a mi. —¿Imbécil? ¿Tramposo de mierda? —Lo desafío también. Sólo soy consciente cuando soy volteada bruscamente y pegada a su cuerpo semidesnudo al igual que él mío, jadeo porque se sintió bien. Su mano se posa en mi cuello, haciendo un leve apretón que me tiene exhalando fuerte, porque me gusto. Se siente bien. —Pon tus manos en ese mueble, —Lo señalo, justo el que está de frente a nosotros. —y empina tu trasero para mi, princesa. ¿Entendido? —Solo asiento. Su agarre es un poco más fuerte y gimo bajito. —Si… daddy. —Hago lo que me ordeno, haciendo silencio y solo se escucha mi respiración agitada. Me atrevo a mirar hacia atrás y está Tae mirándome con tanta intensidad que me humedezco más. Tiene demasiado a la vista, porque solo me cubre una tanga diminuta que ya está empapada. —Ahora vas a aprender a respetar… —Farfulla y siento su mano impactar en mi trasero, jadeo y me empinó más. Escucho su carcajada y no siento la siguiente nalgada, lo que siento y muy bien, es su lengua en esa parte que me golpeó. —Daddy…. —Jadeo… hace mi tanguita a un lado y es cuando comienza el coro de mis gemidos, su lengua juega con mi coño y me saborea con ímpetu, que me tienen al borde, me come tan bien y sus sonidos tan obscenos al hacerlo, es otro nivel. —Tan húmeda solo por mi… Sabes increíble, no me cansaré de comerte así —Gruñe antes de saborearme más, con más rapidez. Me sostengo del sofá fuerte, mientras soy consciente que quiero a Tae dentro de mi y quiero probar también. Lo deseo. —Por favor… —Deja mi centro y me da otra nalgada más fuerte que la anterior, gimo fuerte. Una nalgada tras otra recibo, aun así con mi trasero ardiendo y seguro está rojo también, yo lo deseo a él llenándome. —Levántate —Ordena de repente. Me cuesta hacerlo, pero lo hago con su ayuda. —¿Te duele? —Pregunta con un deje de preocupación en su voz. —Solo un poco. Me atrae hacia él y me besa con ansias, desespero, como si quisiera todo de mi. Siento mi sabor en su boca y halo de su cabello para acercarlo más a mi. Me carga haciendo que por inercia enrolle mis piernas en sus caderas. Camina conmigo a cuesta y siento cuando soy pegada a una pared fría, jadeo por eso. No cesa sus besos, mejor dicho aumenta la intensidad besándome rústico, muy húmedo ocasionando que nuestros dientes choquen algunas veces. Su lengua juega con la mía, no le doy tregua, también lo beso de la misma manera para que sepa que lo necesito. Una de sus manos me acaricia mi trasero adolorido y me gustan sus caricias. Sus besos comienzan a descender a mis cuellos y me estremezco por ese contacto húmedo. Frota su erección en mi centro y gimo alto ante ese contacto. Su mano deja mi trasero y me toca desde atrás mi coño, esparciendo la húmeda que se desborda de mi hacia mi clítoris, mis uñas se clavan en su piel queriendo más…. Pero, todo el ambiente se derrumbó al escuchar aquella tan inconfundible voz en la parte de abajo. ¿Cómo se nos olvido ese detalle? ¡Mierda!
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD