Daddy Kink

Sipnosis

En el salón de clases:

—¡Vamos Sky! —Hace un puchero, solo ruedo los ojos mostrando mi fastidio por esta situación.

—Déjame en paz, Tae —Me levanto del asiento y el me vuelve a sentar de un solo movimiento.

—¿Tienes miedo de jugar? —Enarca una ceja y yo bufo.

—No es miedo de jugar, solo que no quiero hacerlo contigo, ¿vale? ¡No me gustas! —Chillo, pero todos me quedan viendo raro y los miro mal.

—No es necesario que yo te guste, hazlo por placer, ¿si?

—¡No!

—¡Vamos Sky! No me voy a dar por vencido y lo sabes —Era cierto, Taehyung es el tipo de persona que siempre obtiene lo que quiere gracias a lo insistente y fastidioso que es. De un solo movimiento soy levantada de mi asiento y me acerca lo suficiente a su cuerpo que puedo sentir el calor que irradia de él. Jadeo ante el movimiento y mis mejillas se sonrojan porque no me lo esperaba.

»¿A qué le tienes miedo? —Me susurra tan cerca de mis labios que mi piel se eriza.

—A nada... —Susurro de regreso.

—¿Y por qué no quieres jugar? —Su dedo índice me acaricia tan lento mi labio inferior que suelto un suspiro sin querer.

—Somos amigos... —Sus pupilas se dilatan y me da una sonrisa retorcida.

—Siempre he tenido la esperanza de hacerte pecar... De tenerte solo para mi, desnuda, húmeda y gimiendo sin parar. —Me toma un mechón de cabello y lo enreda en su dedo. —¿Aceptas jugar conmigo, princesa?

—Si... —Termino de decir al final entre un susurro apenas audible — Igual. déjame y lo pienso mejor.

—Está bien, pero te doy plazo para que me contestes hasta mañana —Lo fulmine con la mirada y solo asiento.

[...]

—¿Y bien? —Le pregunte a mi amiga Emma sobre la propuesta de Taehyung.

—No lo sé —Se encogió de hombros —Ten en cuenta que tú eres la que vas a jugar —Me señalo con sus palillos — Además, son amigos y si terminan mal, después se les va a hacer incómodo.

—En eso tienes razón —Mordí mi manzana clavando mi mirada en la nada.

—Pero, tal vez, sea interesante que pruebes algo nuevo —Habla con la boca llena de comida, hago una mueca y me encojo de hombros.

En realidad, es algo que tengo que pensar bien.

[...]

Mis manos sudaban más de lo normal, alise mi falda por enésima vez secando el sudor de las palmas de mis manos. ¿Por qué estaba tan nerviosa? Solo voy a hablar con mi mejor amigo. Me acerqué a aquel círculo donde se encontraba el chico con quien iba a hablar, con mi voz temblorosa lo llame captando la atención de todos y sobretodo la de él.

Tranquila Sky, ahí viene, el no muerde... Al menos no todo el tiempo.

—Sky —Llamó de mi nombre en forma de saludo.

—Taehyung —Llame de la misma manera que él.

—¿No deberías estar en clase? —Me cruzo de brazos.

—Sí, pero tenía un asunto que resolver contigo —El se acerca y yo retrocedo.

—¿Si? ¿Y cuál es? —Preguntó alzando una ceja mostrando su cuadrada pero maliciosa sonrisa.

—Pues sobre tu propuesta —Hizo con la mano una seña para que siguiera —Quiero decirte que estás loco… — Frunció el ceño y antes de dejarlo mediar palabra, seguí hablando —Pero más loca estoy yo, por aceptar jugar.

—¿Eso es un sí?

Solté un suspiro.

—Si —Su sonrisa crece en cuestión de segundo y ruedo los ojos por lo estúpido de la situación.

—Te espero en mi casa, más tarde —Concluyo nuestra conversación con aquella oración para luego irse y lanzarme un beso.

—Espero no arrepentirme —Susurre para mí misma.

[...]

Toque el botón del timbre y aquel ruido infernal se escuchó por toda la casa anunciando que alguien había llegado y ese alguien era yo. Me temblaban las manos más de lo normal, de repente sentía más calor, esto no es normal.

—Pensé que no te atreverías —El se cruza de brazos recostado en el umbral de la puerta.

—¿Por qué no lo haría? —Me cruzo también de brazos, retándolo.

—No lo sé, tú eres tú —Ruedo los ojos y lo empujo para poder pasar. Solo escucho su risa estridente, no le hago caso y tomo asiento.

—Bien, bien, sin tanto rodeo, explícame a que me enfrento.

—Que impaciente —Soltó una sonrisa ladina —Bien, quiero jugar Daddy Kink.

—¿Qué? —Él no pensaré que seré su puta de momento.

—Es cuando...

—Se lo que es —Sabía muy bien lo que era.

—Bien. Como sabrás todos sus juegos tienen sus reglas, así que este no es la excepción.

—Sigue.

—Regla uno: Siempre debes llamarme Daddy, a excepción de los lugares públicos —Me sonríe con picardía.

>>Regla dos: Cuando estemos solos en una habitación vas a ser mi sumisa, vas a hacer todo lo que te diga sin rechistar nada, debes hablarme en tono adecuado y palabras adecuadas —Asiento inconforme.

>>Regla tres: No te opongas a lo que yo te haga... No voy a hacerte daño, vas a conocer el placer de otra forma que no sabias que existía —Trago saliva, nerviosa.

>>Regla cuatro: Tú eres solo mía, no puedes estar con más nadie. Me perteneces, solo yo puedo tocarte a mi antojo —Me carcajeó sin querer y el frunce el ceño. Le hago seña para que continúe.

>>Regla cinco: Como sólo serás para mi, yo me encargaré de tus gastos y tus caprichos —Enarco una ceja y lo veo con diversión.

>>Regla seis: Todo lo que vayas a hacer y tenga que ver con un chico o amigos, tienes que consultarlo conmigo.

>>Regla siete: Vas a asistir a citas con la ginecóloga que yo escoja, para que estés en control y tomes anticonceptivas. Eso si, no puedes fallar ninguna pastilla, recuerda siempre tomarlas. ¿De acuerdo? —Solo asiento.

>>Regla ocho: Vas a tener dos palabras de seguridad. Una es para cuando no te guste lo que te estoy haciendo o te duela y la otra es para saber que estas llegando a tú límite y no puedes más. Para lo primero es la palabra Rojo y el de la segunda es n***o. ¿Vas entendiendo?

—Si —Ruedo los ojos.

—Prosigo… —Se moja su labio y sigo ese movimiento y puede que me guste y me tiente un poco. —Regla nueve: Te voy a follar las veces que quiera y como quiera, por eso siempre debes de estar disponible para mi. —Enarco una ceja.

—¿Tipo así cómo tú puta? —Farfullo con algo de reproche.

—No. No lo serás.

—Continua.

—Bien. —Me sonríe de lado —Regla diez: Vas a dejarte que utilice contigo pañuelos, te amarre, te azote y muchas cosas más. Eso si, solo es hasta que llegues a tú límite, de ahí no voy a pasar.

—¿O sea, me vas a golpear? —Pregunto con la nariz arrugada. Esa regla no me agrada del todo.

—No de esa manera, lo que te haga te gustara. ¿Confías en mi? —Asiento sin dudarlo. —Bien, no te haré nada que te haga daño, nunca lo haría —Su mirada es tan intensa que algo dentro de mi sabe que no me miente.

—¿Tampoco voy a moverme a mi antojo y hacerte lo que yo quiera? —Pregunto con curiosidad.

—Cuando yo lo decida.

—No me agrada eso —Arrugo la nariz otra vez con disgusto.

—No te va a hacer falta, yo siempre voy a tenerte satisfecha —Me sonríe con cinismo. —Y con respecto a eso, la regla once tiene que ver también.

—¿Cuál es?

—No puedes tocarte si yo no te lo permito. Sólo yo puedo ver cuando te corras, solo yo puedo ver tocarte ¿Se entendió?

—Y si lo hago, tú no te enteraras.

—Créeme que si lo haré.

—Como digas. ¿Son todas las reglas?

—No… hay una más importante que todas las demás… No puedes enamorarte, esto solo será placer, no más, porque yo no me enamorare de ti.

—No, eso no pasará. Ni se me pasa por la mente —Hago un gesto de disgusto y el cambia su gesto.

—Bien —Habla cortante.

—Estas reglas son algo interesante... Pero no me gustaría ser como tú objeto —Suelto inconforme.

—En público puedes hacer lo que tu quieras —Se encoge de hombros.

—No me convence... También tengo una duda.

—¿Cuál?

—¿Tú serás para mi también? —Me niego a que este con otras mujeres mientras esta conmigo.

—Si, solo para ti —Sonríe maliciosamente, ¿por qué mi mejor amigo es tan guapo? Tiene bueno genes el desgraciado.

—¿Y si desobedezco? —Enarco una ceja.

—Recibirás un castigo, trataré de ser suave contigo. ¿Aceptas entonces? —Su rostro está muy cerca del mío. Si mirada intensa se fija sólo en mis reacciones. No se en que momento todo se nos volteó. Suspiro. Ya se que decisión tomar. No tengo nada que perder.

—Am... Está bien. Sólo no te enamores de mí, yo no lo haría de ti. No quiero arruinar nuestra amistad —Su mirada cambia otra vez y veo un deje de arrepentimiento, pero sólo fue por un momento. Se aleja de mi y me responde secamente.

—Bien.