Capítulo 1: Mi primer baile
Eda
Me encuentro en este bar de mala muerte a punto de hacer mi primer espectáculo, veo a toda esta gente feliz y alegre disfrutando de las diferentes bailarinas que presentan su número
Como llegué aquí, eso es lo que aún no sé, solo recuerdo que estaba en el aeropuerto rumbo a España, tengo vagos recuerdos de ese viaje, recuerdo abordar ese avión e incluso llegar a mi destino, pero después de eso mi mente se vuelve borrosa
-con ustedes señores distinguidos del público, la más bella, la más hermosa la flor de este bar ¡Eda! - me presenta el bastardo de Luiss, ese hombre asqueroso que cada vez que me ve quiere abalanzarse sobre mí, se ha retenido por que soy el tesoro de este lugar y ¿cuál es ese tesoro? Fácil soy.. virgen, aunque cada vez que tiene oportunidad me recalca que después de que resuelvan “eso” estaré a su merced, ¡maldito bastardo!
-amiga es tu turno, por favor se buena con los clientes no los hagas enojar, en este lugar hay gente muy peligrosa- me lo dice Mía una de las bailarinas un poco más antiguas de este lugar, su historia también es triste, en el caso de ella su padre fue quien la vendió, lleva ya 3 años viviendo aquí
-¿cómo quieres que sonría? si eh sido obligada a estar en este lugar, yo no pedí estar aquí, jamás lo pedí- mi voz se quiebra, me da un fuerte abrazo
-lo sé, pero es lo que debes hacer para poder seguir viviendo en este lugar- ella ajusta un poco más mi traje que no deja prácticamente nada a la imaginación.
-vamos muñequita quiero ver cómo te mueves recuerda que cuando un cliente resuelva tu problema serás mía- Luiss aparece de la nada, maldito infeliz
-¡¡ni en tus sueños, antes hago que me pegue un tiro cualquier cliente de este cochino lugar!!-
Comienzo a caminar hacia la pista de baile, el lugar es un poco oscuro, casi no se aprecia la cara de algún cliente, comienzo a moverme, así como me lo enseño Marta la “instructora” de este lugar y también una de las mujeres de Luiss, con ella aprendí a la mala, desde que llegué a este lugar me ha declarado la guerra. Según ella le estoy quitando a su hombre, ¿quién va a querer a un viejo cochino como Luiss?, continuo con mi baile, me muevo lo más sensual que puedo, el lugar esta oscuro, pero aun así siento la mirada de todos.
En un momento previo las luces se encienden, la señal para que comience a pasar por las mesas de algunos clientes y provocarlos, justo cuando las luces se prende mi mirada capta en el fondo unos ojos verdes que por alguna razón me hipnotiza, noto como él extraño baja la mirada y antes de irse se termina el trago que está bebiendo.
Continuo con mi número, recorro lo que tengo que recorrer y por fin la música se detiene, ya puedo salir de aquí e irme a mi camerino a sacarme esta ropa
-Amiga estuviste increíble, todos estaban atentos a tu baile estaban hipnotizados por ti- ¿y eso debería ponerme feliz? Lo que menos quiero es que disfrutaran este ridículo show
-me importa una mierda que lo disfrutaran, solo necesitaba acabar con todo esto y poderme ir a dormir- ella entristece un poco
-aun no puedes hacer eso, Luiss quiere hablar contigo, dice que vayas a tu oficina- y el maldito bastardo otra vez me llama
-iré después de cambiarme y ponerme algo más cómodo- me alejo de ella y voy a mi cuarto por decirlo así de algún modo, lo comparto con Mía, me coloco una falda algo pequeña y una blusa de tiras, aún sigue siendo revelador, pero no comparado con lo que traía anteriormente
-se puede saber para que me mandaste a llamar- ingreso a la oficina de Luiss y me siento en uno de los muebles
-deja la altanería a un lado, tu momento ha llegado pequeña zorra- me levanto de inmediato
-¿cómo que mi momento ha llegado?… acaso…- el me mira y comienza a reírse en mi cara.
-si…. Mi querida Eda, para ser tu primer día ya tienes un cliente-
No, no… no quiero esto
-por Dios Luiss te lo ruego no me envíes allí, haré lo que sea por ti... limpiare los baños de este lugar… lavare la ropa de todos si es posibles, pero por favor…- me toma del brazo y con su mano sujeta mi barbilla
-lo siento, pero negocios son negocios, estas aquí para ser una puta, no una mujer de limpieza vete… en la habitación VIP esta tu cliente- me suelta bruscamente y una pequeña lagrima escapa de mi rostro
-Jorge, Jorge-empieza a gritar este aparece rápido- lleva a esta putita a la habitación VIP-
-sí señor- me toma del brazo y me dirige a aquel lugar. Una vez en los pasillos me dirijo a Jorge.
-pensé que eras mi amigo- digo con pesar
El me mira y se detiene por un momento, coloca una mano en mi rosto y limpia mis lagrimas
-y lo soy, pero esto es algo que tengo que hacer, y que tú sabes que iba a pasar-
-esto el algo que nunca pedí- me vuelve a sujetar del brazo y me dirige hacia mi cruel destino
Y pensar que mi vida antes de llegar a este lugar era hermosa, tenía una familia maravillosa un novio perfecto y una amiga que era casi como una hermana para mí, ¿por qué decidí salir del país?, todo por querer ir a visitar aquel lugar y según yo llegar a obtener un trabajo y seguir con mis estudios universitarios, pero todo me salió mal y terminé en este asqueroso lugar y rumbo a un lugar en el que me van a hacer mucho daño.
Ingreso a aquel lugar y es una habitación muy amplia, esta algo oscura
-si eres la puta que me mandaron es mejor que te largues, no estoy de humor en este momento- escucho una voz a lo lejos
-gracias- es lo único que sale de mi boca y estoy a punto de irme
-¿gracias? Crees que soy una persona bondadosa chiquilla- siento que algo se acerca y es en ese momento que lo veo, esos ojos verdes… es el tipo de la barra
-dime acaso crees que tengo cara de estúpido- lo dice con voz gruesa y llena de odio…..
-no… no quise decir eso solo… que… usted me dijo que me vaya- ahora que analizo bien su rostro veo que tiene un golpe en la mandíbula y sus nudillos están ensangrentados
Me alejo rápidamente del extraño, voy corriendo al cajón de la estantería y busco un botiquín de primeros auxilios, este me mira con el ceño fruncido
-siéntese es mejor que le limpie esas heridas se le podrían infectar- tomo su mano y comienzo a aplicar algo de alcohol en la herida, este me mira atentamente mientras trato de curarlo, en un momento previo quita su mano y la coloca en mi cuello
-¡quien mierda te dijo que puedes tocarme sin mi consentimiento perra!- presiona un poco más mi cuello.
-lo… lo.. siento…- me suelta de su agarre y me tira a la cama
-dile al imbécil de Max que lo espero en el auto- y sin más sale de la habitación y me deja tirada aquí…