El apartamento, lejos del palacio que había imaginado que viviría, era compacto y funcional. —Obviamente no pasaba mucho tiempo aquí —pensó.
Rebuscó en la cocina, sacó una barra americana y un vaso de zumo y fue al salón a esperar. Cogió un libro grande de la mesa de centro y lo hojeó, fijándose en las imágenes y los títulos, sin fijarse demasiado en el texto. Peri se dio cuenta de que era una especie de historia familiar. Estaba desordenada y parecía incompleta, así que volvió a la portada con curiosidad.
La hermosa cubierta de cuero no tenía ni autor ni título, por lo que pasó a la primera página impresa y leyó la página que claramente había sido editada más de una vez, lo que confirmó sus pensamientos de que se trataba de un manuscrito en progreso.
La Ley de las Doce Tablas (en latín
