CAPÍTULO 10

1003 Words
—Es suficiente —indicó Alessandro Bianco, el patriarca de una pequeña familia que ansiaba todo el poder que ese hombre poseía, y por ello hacían de todo por acabar con la competencia mientras adulaban al anciano—. Si no te comportarás como la gente, será mejor que te vayas, Cianna. No te olvides que te permito estar aquí porque eres la madre de mis nietos, pero no te considero parte de la familia. Cianna hizo lo que su hija hiciera antes, apretó los dientes con fuerza, y entonces respiró con lentitud para que todo lo que la estaba haciendo arder en ira no saliera de ella. » ¿Cómo estás, hija? —preguntó el anciano a una joven que, por ser la primera vez que lo veía, sentía el nerviosismo paralizarle—. Te ves mucho mejor ahora. ¿Ya estás bien? —Sí —respondió la falsa Rebecca—, ya estoy bien, pero pronto estaré mal de nuevo, ser mamá de un bebé es difícil, y casi me toca serlo de nuevo. El abuelo de Alessandro sonrió, entonces terminó de bajar las escaleras y se acercó a esa joven para saludarla de beso y luego saludar a la pequeña Estrella que había entrado a la casa caminando de la mano de sus dos padres. —¿Cómo está la princesa más hermosa del mundo? —cuestionó el hombre mayor tras besar la manita de su primera y única bisnieta, por ahora. —Hermosa —declaró la niña y los padres de ella sonrieron, al igual que el abuelo—. Y grande porque, abuelo, ¿tú sabías que mamá se comió a nuestro bebé, pero solo lo está guardando y luego lo sacará para que lo cuidemos juntas? La falsa Rebecca sonrió mientras negaba con la cabeza, y Alessandro levantó a la pequeña para que su abuelo no pasara más tiempo encorvado, pues eso le podría provocar malestar al hombre que, definitivamente, no quería molestar. —Me alegra que seas una niña tan inteligente —aseguró el mayor de los dos hombres de nombre Alessandro antes de mirar al nieto que llevaba su nombre—. Es mi imaginación, ¿o ahora habla mucho más? —Más que hablar mucho más, ahora no se calla —señaló Alessandro Bianco nieto, y la pequeña Estrella hizo un puchero mientras cruzaba sus brazos al frente, en señal de protesta a la critica que le había hecho su padre. —Vamos, pasemos a la sala, será más cómodo ponernos al día sentados que de pie —declaró el mayor y todos los que estaban presentes le siguieron hasta la habitación a la que el hombre los dirigió. Alessandro Bianco era un hombre poderoso y asquerosamente rico, y tenía un corazón tan duro que había decidido entregar toda su fortuna a uno solo de sus hijos, al que fuera capaz de preservar su apellido y continuar con su legado. Él era el padre de dos hombres: Alessio Bianco y Carlo Bianco, el primero tuvo tres hijos, dos hombres y una mujer; y el segundo había tenido solo un hijo. De ambos, era Carlo quien siempre tuvo la preferencia de su padre, pero, cuando su único hijo murió, fue despojado de la posibilidad de obtener todo lo que su padre tenía. El pequeño Carlos había sido encontrado ahogado en la tina en una de esas tantas reuniones familiares que todos soportaban solo por el patriarca de la familia, porque entre ellos no se podían ni ver, mucho menos convivir con gusto, y Carlo supo al instante que había sido asesinado por su hermano quien, misteriosamente, había desaparecido un rato y luego apareció con ropa diferente. En esa reunión Alessio fue asesinado por su hermano mayor, en venganza por el daño recibido, y luego de matar a su hermano fue desterrado de ese hogar y desconocido por su padre. Entonces la pelea de sucesión pasó a ser para los hijos de Alessio, los dos niños que quedaron sin padre y ese bebé que aún no nacía y que ni siquiera lo conocería jamás; y que, además, por ser niña, no entraría en dicho problema. Al final todo se reducía a quien le diera un bisnieto al abuelo, un bisnieto hombre, sano y que sobreviviera a la maldad de esa ambiciosa familia. Alessio Junior, como se llamaba el mayor de los hijos de Alessio Bianco y de Cianna Santaella, se había casado ya dos veces, pero con ninguna de sus esposas había logrado tener un hijo, y ninguna de sus muchas amantes habían concebido tampoco. Según los médicos, sería difícil para él, pero no imposible, y con la necedad de ese anciano de que su sangre y apellido perdurara, no le quedaba más que seguir intentando. Alessandro se había convertido en un problema, eso fue hasta que supieron que esperaba una niña, y ni Rebecca ni la pequeña Estrella representaron un problema, pero un nuevo embarazo llegaba a cambiarlo todo, y ahora que el anciano los había citado de nuevo a todos era el momento para que esa pareja, que iba ya por su segundo hijo, revelara el sexo de su bebé. Alessandro y Rebecca lo habían hablado mucho, habían pensado en mentir, diciendo que era otra niña, porque ambos sabían que esperaban un niño ahora, todo para protegerlo, pero el abuelo de ese hombre seguro no les perdonaría la deshonestidad, así que solo les quedaba decir la verdad y prepararse para defenderse. Sin embargo, cuando lo pensaron no creyeron que sería tan fácil porque, es decir, mientras la falsa Rebecca enfrentaba a la horrible familia de Alessandro, la Rebecca real, que resguardaba en su cuerpo al pequeño hijo de ambos, estaba en la comodidad de su casa, completamente protegida. Por ese lado, Alessandro estaba tranquilo porque, aún si justo en ese momento, alguien atentaba contra la Rebecca que caminaba a su lado, él no perdería casi nada, así que, en realidad, no tenía miedo alguno de estar en ese horrible lugar, con su terrible familia.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD