Quattor

1816 Words
El empresario observó cómo el pecho de la castaña comenzaba a subir y bajar, por lo que su sonrisa se ensanchó al notar lo que podía lograr en ella. — Nos vemos luego muñequita — Soltó el agarre que estaba ejerciendo en ella abruptamente, por lo que Jade se tambaleo un poco antes de recobrar su equilibrio. Mientras intentaba tranquilizar su respiración, se quedó parada en el mismo lugar en dónde había estado hablando con Sean Black durante un par de minutos. Cerró sus ojos y apretó ambas manos en puño al no poder reducir su nivel de impotencia tan fácilmente. — ¿Qué haces aquí sola? — Jade abrió sus ojos al notar quién estaba parado enfrente de ella — ¿Dónde está Lilian? — ¿No debíamos verte en tú casa? — El susodicho frunció el ceño y negó con su cabeza al no estar al tanto de eso. — Quedé con Lily de venir a comer aquí con ustedes — Se encogió de hombros. — Ya veo… — Asintió un tanto perdida en sus pensamientos. — Ven, vamos a buscarla para poder ir a comprar algo — Estiró su mano para poder agarrar el brazo de la castaña — Por lo que veo estás un poco perdida. — Tú novia fue a sacarme de mi casa para ir a la fiesta — Le reprochó — Estoy demasiado cansada — Mintió. Después del fugaz encuentro que tuvo con el empresario, el sueño se le había esfumado por completo. — Me hubieras dicho Jadesita — Gabriel la observó con pena — Te prometo que no nos quedaremos hasta tarde, no quiero que te sientas incómoda. Jade le sonrió y asintió en agradecimiento por lo que le estaba diciendo. Lo que ella quería en esos momentos era volver a ver a Sean Black para poder decirle todo lo que se había estado guardado. — ¡Jade! — La rubia suspiró con alivio al ver a su mejor amiga acompañada de su novio — Te estuve mandando mensajes para saber dónde estabas — Alzó su celular y lo señaló frente a ella. — Lo tenía apagado — La susodicha bajo su mirada a uno de sus bolsillos para poder sacar el aparato y prenderlo. — No puedes simplemente desconectarte de todo el mundo Jade, ¿y si te pasaba algo? — No me va a pasar nada en un centro comercial Lilian — Frunció el ceño — No seas dramática. — Sigo sin poder creer que sigues con ese genio — Se cruzó de brazos sobre su pecho — Estas de insoportable — La acusó. — Pues entonces no me hubieras sacado de mi casa Lilian — Le respondió entre dientes con evidente enojo. — Yo creo que lo mejor será ir a comer — Gabriel las interrumpió — Necesito estar listo antes de las siete para poder pasar por ustedes. — No pienso ir a comer si Jade sigue comportándose como una niña — Alzó su mano derecha y la señaló — Simplemente está enojada porque según ella, “la obligué” a venir — Hizo entre comillas con sus manos. — Claro que me obligaste a venir Lilian, yo no quería ir a la fiesta y ustedes dos lo sabían. — Pero aceptaste. Así que no puedes venir y decirnos esto horas antes de que sea la fiesta — Le reprochó. Jade apretó sus labios al no querer seguir con esa ridícula pelea que estaba teniendo con su mejor amiga y se decidió por acabarla para el bien de todos. — ¿Saben qué? — Alzó ambas manos al aire y negó con su cabeza — Ustedes ganan y les pido una disculpa por la forma en la que me estoy comportando — Gabriel le sonrió sin mostrar sus dientes en agradecimiento, mientras que Lilian entrecerró sus ojos — ¿Qué les parece si nos vamos a comer? — Yo estoy a favor de esa idea — El novio de su amiga la señaló — ¿Tú qué dices amor? — Está bien — Se encogió de hombros después de mantenerse en silencio durante un par de segundos — Vamos a comer. Jade observaba cómo sus amigos hablaban acaloradamente sobre algunos planes que ambos estaban acordando para su futuro, por lo que la castaña se limitó en terminar su comida en completo silencio. Verdaderamente lo único que quería era que fuera día sábado para regresar a su casa. — Se me olvido decirles — Gabriel observó a ambas con una sonrisa iluminando su rostro — Un amigo de la empresa vendrá a comer con nosotros. — Pero ya casi voy a terminar mi comida — Jade señaló su plato. — No te preocupes, si quieres puedes ordenar algún postre, yo invito — La bailarina asintió un tanto incómoda. — ¿Y al menos puedo saber cómo se llama tú amigo? — Gabriel estaba a punto de abrir su boca para contestarle, pero alguien más contestó por él. — Me llamo Nadir, un gusto conocerte — Lily agarró un bocado de su comida y se lo llevó a la boca mientras observaba cómo su amiga comenzaba a ruborizarse — ¿Y al menos yo puedo saber cómo se llama esta bella mujer? La bailarina quería esconderse debajo de la mesa en ese momento. Aún no lo había podido ver bien ya que el susodicho se encontraba parado detrás de ella, por lo que al final se decidió por voltear a verlo. — Me llamo Jade — Habló con evidente pena inundando su voz — Mucho gusto. — El gusto es todo bien Jade — Le sonrió de lado — No sabía que Gabriel se llevara con alguien tan hermosa como tú. — Oh basta Nadir, ¿no ves que la estas molestando? — Gabriel se paró de su lugar con una sonrisa burlona en su rostro — Que bueno que llegaste — Ambos se dieron un fraternal saludo con la mano. — No podría negarme a una comida en este restaurante — Se encogió de hombros y ambos tomaron sus respectivos asientos en la mesa — ¿Cómo van tus ensayos para la obra Lilian? — La observó. — Mejor de lo esperado — Asintió y le sonrió — ¿Aún no te has cansado de ser el compañero de mi novio en la empresa? — Eso ni se pregunta Lily — Nadir soltó una carcajada — Claro que ya me cansé de ser su compañero. Jade sonrió sin mostrar sus dientes al notar lo agradable que era Nadir con todos (contándola a ella), por lo que comenzó a crecerle un poco de interés sobre el susodicho. — ¿Y ya están más que listos para ir a la fiesta? — Todavía nos falta arreglarnos y vestirnos, así que podríamos tardar un poco con eso — La rubia hizo una mueca — ¿Y tú estás emocionado por ir? — Jade notó que su tono de voz escondía algún tipo de burla, por lo que frunció el ceño. — ¡Claro! — Alzó un poco su voz y sonrió de oreja a oreja — Me encuentro demasiado emocionado en ir a una fiesta tan tonta como la de hoy — Gabriel soltó una carcajada ante la respuesta de su amigo y asintió. — ¿Por qué dices que la fiesta es tonta? — Jade interrumpió la conversación al querer saber la respuesta. — Digamos que la empresa se está manejando bien… — Asintió viendo a Gabriel y después a ella — pero no excelente por algunas decisiones que está tomando el jefe, por lo que muchos de nosotros no entendemos el por qué harían una fiesta. A mí personalmente se me hace de muy mal gusto. — A mi también — Gabriel se señaló así mismo — Pero debemos de asistir así que no hay mucho más que podamos hacer — Se encogió de hombros — Digamos que nuestro jefe ha tirado demasiado dinero en apoyar a la academia en la que están ustedes — Las señaló — Y no quiero que me lo tomen a mal… — Se apresuró a decir — pero todo el dinero que debíamos de dar, ya lo dimos hace un par de meses. — ¿Entonces por qué le está dando el apoyo a nuestra academia? — Lily le preguntó interesada. — Aún no lo sabemos, pero algunas personas especulan que es para alguien en especial. — ¿Quién es tu jefe? — La castaña no lograba conectar quién podría ser el susodicho del que Nadir estaba hablando. — Es nada más y nada menos que un completo idiota — Gabriel le contestó sin problema alguno — Así que no te preocupes, no necesitas saber su nombre. — Si me hubieras contado que tu jefe era un idiota, hubiera pensado dos veces en ir a la fiesta — Jade le reprochó por no haberle dicho eso. — ¿No querías ir? — Nadir la observó directamente a los ojos. — No era algo que me emocionara mucho, así que no. — Jade tuvo una semana un tanto pesada — Lily habló — Pero ya le dijimos que se va a divertir. — Quitando que nuestro jefe es un idiota, créeme que si te vas a divertir Jade — Nadir le sonrió — Eso corre por mi cuenta. Lilian observó a su amiga con una gran sonrisa al notar que Nadir estaba siendo coqueto con ella, por lo que Jade abrió sus ojos de par en par al notarlo también. — Yo creo que es hora de que pidamos postre — La bailarina cambió radicalmente de tema logrando que Nadir soltara una carcajada. — Pide el que quieras, ahorita le llamaremos al mesero para que te lo traiga — Gabriel alzó su mano derecha para intentar captar la atención de uno de los trabajadores. — Déjame invitarte el postre — Nadir se ofreció mientras ponía una de sus manos arriba de la carta de Jade. — No es necesario, Gabriel me dijo que el postre iba a ir por su cuenta — Intentó excusarse — Pero muchas gracias por el ofrecimiento. — Que va — Se encogió de hombros — A mí no me cuesta nada invitar a alguien tan hermosa como tú, al contrario. ¿Qué opinas Lilian, me dejas invitarle el postre a tu amiga? — Claro que sí — Lily asintió emocionada — Invítale lo que quieras — Jade la fulminó con la mirada por decir eso. — Perfecto. — Te juro que llegando a la fiesta te pagaré lo que cueste el postre. — ¿Qué te parece si me lo pagas de otra forma? — La bailarina abrió sus ojos de par en par — No pienso aceptarte ni un peso Jade, ¿en dónde quedaría mi caballerosidad si lo hago? — ¿De qué rayos estás hablando? — Págamelo siendo mi pareja en la fiesta.
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