Mia...recuerdalo

Cuando aún era un cachorro, mi manada fue arrasada por la guerra. Aquella batalla lo cambió todo. Derrotados, tuvimos que huir, dejar atrás nuestras tierras y migrar hacia lo desconocido. América del Sur nos ofrecía nada… pero era lo único que teníamos. Íbamos a empezar desde cero. Mi padre quería recuperar lo que nos habían arrebatado, pero sabía que no teníamos fuerzas suficientes. Los malditos de la manada de Marcos nos traicionaron. Se aliaron con vampiros nómadas, carroñeros sin honor, y juntos nos obligaron a retirarnos. Fue una m*****e. Por su culpa, mi madre murió en combate. Mi padre apenas logró llevarnos a un lugar seguro antes de caer en una profunda depresión. Perdió a su compañera de vida y a nuestras tierras ancestrales. Se sintió un Alfa fracasado… una vergüenza. Pero todos sabíamos que no era así. Hizo lo que pudo. Lo dio todo. Yo apenas era un adolescente cuando me hice cargo de la manada... y de mis dos hermanas pequeñas. Desde entonces, el odio fue lo único que me sostuvo. Cuando mi padre murió, con él se fueron mis últimos sentimientos. Me juré vengarlo. Jurar es poco: lo sentía en la sangre. Iba a destruir a todos los que formaran parte de la manada de Marcos. Pasado o presente. Hombres, mujeres, jóvenes... No iba a haber perdón. No iba a haber salvación.