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802 Words
Emma Estaba en mi habitación acostada llorando como lo hacía desde que me entere de nuestra mudanza, me había despedido de todos, de mis amigas y de mi novio.  Este año sería muy duro, estar en un país diferente y encima de habla hispana, sin amigos, sin nadie para que no sea tan traumático todo. Sabía que mis padres no lo hacían para lastimarme, ellos me trataban como si fuera de Cristal, pero de verdad que en estos momento los odiaba con mi alma. Siento que golpean la puerta y es mi madre.  - Emm ...puedo pasar??- pregunta del otro lado.  -Pasa ... -No puedo verte así, sabes que lo ultimo que queremos es lastimarte y verte así nos esta matando. De no ser por la situación no te obligaremos a ir -dice con la voz quebrada. Me sentía una maldita egoísta, ellos sufrían al igual que yo. Seria un año, podría esforzarme y hacerlo más fácil para todos.  -Lo se mama y entiendo porque lo hacen ... prometo que haré un esfuerzo para que todo salga bien y volver lo antes posible. Yo tampoco quiero verlos mal ni a ti ni a mi padre.  Nos abrazamos derramando unas cuantas lágrimas, mañana teníamos que volar y debíamos descansar.  Me desperté antes de que sonara mi alarma, me bañe, cambie, me puse ropa cómoda ya que teníamos muchas horas de viaje. Mis padres estaban desayunando y viendo unas cosas en sus celulares.  -Buen Día Emm -dijo mi padre. -Ya te preparo el desayuno -me dijo mi madre, ambos me hablaban con cara muy apenadas.  Desayune en completo silencio, no tenía ganas de llorar, ya lo había hecho durante muchos días, pero si estaba triste y no deseaba hablar con nadie. Estábamos en el avión, me coloque mis auriculares y cerré los ojos, todo cambiaría para bien o para mal, pero todo cambiaría.  Llegamos a la estancia  luego de 24 horas de viajes, entre transbordos , esperas y retrasos. Estaba muerta de sueño, me dirigí a la que sería mi habitación, era rústica , pero femenina, sabía que mis padres la habían decorado para mi.  Era amplia y muy bonita, pero el paisaje que veía a través de sus ventanas no se asemejaba a Florina en  nada, había árboles y vegetación, pero el cielo estaba gris y hacía frío. No lloraría mas, me mantendría fuerte y sera lo que tenga que ser, no tengo opciones, esta es mi realidad. Envíe unos cuantos mensajes avisando que ya estaba instalada y como aun era temprano sabia que no me contestarían, ademas estaba segura de que habían salido al boliche ya que hoy es domingo.  Tenía unas semanas para acomodarme, como las fechas escolares son diferentes a las de Florida casi no tendría vacaciones, el único problema es que durante esas semanas tendría una maestra de español casi 24 horas conmigo.  Las semanas pasaron y la maestra de español era de mi edad y para mi sorpresa Iría al mismo instituto que yo, me caía muy bien, era alegre y un poco loca. Ella vivía a varios kilómetros de distancia de la estancia de mi padre, su nombre es Sara, me ha contado que tiene una melliza y que un día la llevaría a mi casa. Que también tiene un hermano mayor, pero no era muy sociable, de el casi no hablo, me obligaba a hablar en español, ella me habla todo el tiempo en español, dice que así aprenderé mas rápido.   Conocí a Elena y es igual de divertida que su hermana, ambas tienen novios pero su hermano las tiene vigiladas, cuando ellas me contaban cosas de sus respectivos novios yo le contaba cosas de Axel. Lo echaba tanto de menos, hablábamos casi todo el tiempo al igual que con mis amigas, ahora tenía amigas nuevas y a su vez ella también se habían conocido por videollamada  y me comenzaba a sentir mas cómoda.  No faltaba mucho para empezar las clases y saber que las mellis serían compañeras mías me hacían sentir mas cómoda y hasta entusiasmada.  El último fin de semana antes de empezar las clases las mellizas, se la pasaron enseñándome palabras que usaban los chicos de nuestra edad, ellas me dijeron que me llamarían la gringa o la shankie, que no sería de forma despectiva pero que aquí así llamaban a los que provenían de EEUU, me contaban que ellos eran de Europa pero que por problemas "familiares" se mudaron, no las vi ni sentí cómodas hablando de ellos, por eso no me anime a preguntar  y menos sabiendo que por esos "problemas" perdieron a su madre y luego a su padre. Ahora que sabía su historia no podía quejarme de la mía, yo aun tenia a mis padres conmigo y sabía que volvería a Florida en algún momento ... o eso creía. 
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