Patricia
¿Había algo más perfecto que un bebé adormilado?
Definitivamente no.
Mientras observaba a mi hermoso hijo de un mes, Noah, acurrucado en el hueco de mis brazos, el corazón se me hinchó.
Una sensación poderosa y sanadora de alegría me envolvió como una ola, y la recibí con los brazos abiertos. Ser madre de Noah era todo lo que había soñado y más.
Mi teléfono reproducía una suave canción de cuna mientras paseaba al bebé por su habitación, intentando que se quedara dormido.
Vivir esta vida de ensueño con Wesley, Dylana y Noah era mucho mejor de lo que jamás hubiera imaginado. La victoria de superar todos mis desafíos hacía que mi situación presente fuera todavía más increíble. La emoción me invadía mientras me balanceaba al ritmo de la música para mantener tranquilo a mi pequeñ
