Tristán sabía que debería de estar haciendo cualquier otra cosa más que espiar a su hermana, pero si era sincero, no tenía mucho que hacer estando encerrado en el departamento.
Aunque su pie ya tenía una visible mejora, donde incluso ya podía caminar perfectamente bien, sin contar con el pequeño cojeo que aparecía a momentos ante la pequeña punzada que le atravesaba desde su talón hasta su rodilla, era algo pasable que el mismo doctor, al cual Tezza le había llevado a ver por cuenta propia, le había asegurado que con el pasar de los días, lo dejaría de sentir.
Y siendo así, por supuesto que el omega había expresado su deseo de volver a trabajar en el restaurante, y, aun así, su hermana puso el grito en el cielo con ello, dándole miles de argumentos sobre el por qué no debería de volver t
