—¿Cómo te sientes hoy? —cuestionó su jefe cuando se le acercó con una nueva orden. —¿Hoy? —preguntó, parpadeando en su dirección. —Ayer no te fuiste muy bien de aquí —le recordó—. Quería preguntarte en la mañana cuando apareciste, pero nos vimos ocupados tan pronto como abrimos nuestras puertas y perdí la oportunidad —expresó. —Oh, no hay nada de qué preocuparse, estoy complemente bien ahora —prometió con una gran sonrisa—. Solo necesité de un buen sueño y los cuidados de mi hermana —expresó con una risita. También quiso añadir que la presencia de Santos tras salir del restaurante le había ayudado mucho a calmar su malestar y el dolor de su cuerpo, pero no lo hizo porque eso le llevaría a explicar otras cosas para las cuales aún no estaba listo. Especialmente no cuando ni siquiera el

