Capítulo19

1087 Words
Me reuní con mis alumnos un sábado a mediodía en la casa de mi amiga Fanny para pasar una velada de confraternidad y estrechar lazos de amistad. Ella tiene un jardín grande. Temprano compré carne para hacer parrillada, también chorizos, hamburguesas y milanesa, anticuchos, muchos panes y gaseosas. El enamorado de Fanny se encargó de cocinar todo. Es un experto en el arte culinario. Y lo hace muy bien. Sus frituras resultan deliciosas. -Gracias por apoyarme-, le dije a Fanny. -Para eso estamos las amigas-, me dijo divertida, estirando una larga sonrisita, probando uno de los anticuchos que hacía su enamorado. Todos llegaron puntuales, riéndose, haciendo bromas, empujándose y divirtiéndose. -Tengo un hambre más grande que un león-, bromeó Luisito. -Será de hipopótamo porque estas muy gordo-, rompió a reír Eleuterio. Teresa trajo algunos bocaditos que había hecho temprano, también. -Son unos dulces hechos con chocolate-, nos anunció. Hummm, estaban deliciosos. Nemesio trajo también gaseosas. -Hubieras traído cerveza-, reclamó furioso Freddy. -No, se alzó de hombros Nemesio, la Miss no quiere- Era cierto, cuando sugerí el almuerzo, les prohibí, en forma terminante, cerveza o cualquier tipo de licor. -Después terminan todos peleándose-, crucé los brazos y alcé mi naricita enfática y resoluta. Todos miraron a Richi. -¿Por qué me miran? Yo solo me tomo algunas agüitas-, estalló él en carcajadas. Elena trajo una guitarra. A ella le gustaba mucho cantar. Apenas llegó, le pedimos entusiasmados que matizara la velada con algunas melodías, mientras el enamorado de Fanny terminaba de preparar las frituras. Maricarmen le acompañaba como segunda. Cantó una melodía muy linda, de su autoría. Una balada bastante romántica y dulce. Se llamaba "Te amo". -Cada vez que te digo que eres lindo se te pone las mejillas coloradas como una flor. Cada vez que te digo que eres divino se te dibuja la sonrisa mojada de rocío. Cada vez que te digo que eres mío tus ojos se vuelven una estrella pletórica de brillos. Y es que te amo, eres mágico y el dueño de mi corazón". Guauuuuuuu, exclamé maravillada, enfervorizada, con mis ojos encharcados por las lágrimas, conmovida y hasta extasiada de tanta pasión y emoción, romance y amor, en esa canción divina y muy linda. Todos aplaudieron y yo me puse a llorar como una tonta. Fabricio era un nuevo alumno. Se había sumado recién a las clases pero congenió rápidamente con sus compañeros. Practica el boxeo y es divertido y distendido, le gusta mucho contar chistes, pero a veces son muy subidos de tono. -A esa mujer le dicen campana-, desafió a todos, saboreando uno de los primeros panes con chorizo que había freído el enamorado de Fanny. Nos miramos desconcertados. Nadie tenía la respuesta. -Le gusta que la toquen, le gusta que la toquen ja ja ja-, estalló en carcajadas. Me puse muy roja y hasta le pellizqué el brazo. -A un amigo le dicen llave maestra-, insistió sin embargo, sobándose el brazo. Nadie atinó la respuesta tampoco. -¡¡¡Entra fácil!!! ¡¡¡Entra muy fácil!!!-, volvió a reventar en risotadas mientras las chicas nos tapábamos las boca azoradas. Los sanguches estaban perfectos. Fanny, además, trajo un parlante y puso buenas salsas. Nos pusimos a bailar. Guido me tomó de la mano. -Vamos, Miss, quiero verla menear las caderas-, me desafió. Modestia aparte, yo soy muy buena bailando y sacándole chispas al suelo, así es que acepté encantada el desafío. Y vaya que lo hice súper bien, meneando mis caderas, toda sexy y arrebatadora, sacudiendo mis pelos con mucha sensualidad y siguiéndole los pasos a Guido que intentaba, desesperadamente, igualar mi cadencia. Todos estaban imantados a mi gracia y salero, siguiendo los acordes de la música con encanto y sensualidad. -¡¡¡Bien, Misss!!!-, aplaudían enfervorizados, viéndome dominar el ritmo con sabor y magia. Guido quedó rendido sobre una silla. -Qué bien baila, Miss, usted es una campeona bailando salsa-, sopló cansando, abatido, sudando a borbotones. Me dio risa. -Y tú estás demasiado gordito-, le dije divertida. Fabricio, entonces, saltó al ruedo y me enfrentó resoluto y con una sonrisa amplia en sus labios ásperos y toscos. -A ver si puede lidiar, ahora, con un toro de verdad-, infló su pecho, tomando mi mano y llevándome al medio del jardín. Y vaya que Fabricio me hizo dar lo mejor de mí. Excelente bailarín, se contorneaba como un barco en medio de una tormenta y seguía los pasos exactos, matemáticos, llevándome como a una pluma, incluso dándome vueltas, sin que yo pudiera defenderme, convirtiéndome en su muñeca, con la que hacía lo que deseaba, incluso, tirándome atrás, pasándome a sus costados y levantándome como a un cojín. Quedé perpleja ante su maravillosa exhibición. -¡Los campeones de salsa!-, nos proclamó enfervorizada, Vilma, aplaudiendo como una loca. Luego vino la carne que yo había comprado tempranito. El enamorado de Fanny la hizo súper deliciosa. Nos lanzamos como náufragos a los trozos que había cortado y llenamos los panes ávidos y saboreamos su delicia, obnubilados y hasta eclipsados. -Tienes que casarte ya ya ya, ese hombre cocina maravilloso-, le bromeó Elena a Fanny. -Ni loca para que lo dejes escapar-, también le martilló Teresa riéndose. Fanny solo reía. Justo metió su cuchara Fabricio. -Tu enamorada debe ser como Juan al que le dicen horno eléctrico-, le dijo sonriente. Fanny cayó como una mansa paloma. -¿Por qué le dicen así?-, rascó sus pelitos. -Porque te calienta rápido, mamita, te calienta muy rápido-, dijo, volviendo a hacernos reír a todos. La pasamos muy bien. Nos reímos mucho, bailamos bastante y comimos demasiado. Estrechamos lazos, nos olvidamos de las tareas y compartimos nuestros sueños y metas. Me entusiasmé mucho que mis alumnos tuvieran ilusiones que esperaban concretar en breve plazo. -Tengamos siempre ilusiones, es lo que nos da una razón de luchar-, les dije emocionada, sentada junto a ellos, haciendo un círculo. Elena aprovechó, entonces para cantarnos otra de sus canciones. Se llamaba "Ámame", otra balada muy dulce y romántica, súper sugerente que nos hizo llorar a todas las chicas. "Abrázame, hazme sentir tu calor, el fuego que brota sensual de tu ser. Bésame, embriágame con el dulzor de tus labios y ríndeme a tu magia de hombre. Entrégate y permite que domine tus encantos y conquistar los rincones de tu cuerpo y tatuar con mis besos mi nombre en tu piel. Ámame, quiero que seas mío por siempre mi sol". Como les digo, todas las chicas nos pusimos a llorar a gritos por tan linda canción.
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