Episodio 3

1011 Words
Al final cedí, no bromeaba cuando decía lo de hacérmelo con el vestido puesto. Cuando llegamos a mi apartamento me hizo sentarme sobre él a horcajadas con el vestido puesto, me penetró en esa posición, subía y bajaba sobre él, él se aferraba a mis caderas y me seguía el ritmo, yo estaba frenética, muy caliente ¡Por André! Luché con mis pensamientos y mis sentimientos pero no pude evitarlo y al final también cedí a mi imaginación. Imaginaba que era André el que estaba debajo de mí sosteniéndome por las caderas. No podía gritar su nombre pero mis jadeos lo reclamaban. Cuando llegó el orgasmo, Damián me desvistió con calma y me llevó a la cama, se terminó de desvestir y se acostó detrás de mí abrazado. Sentí su aliento sobre mi cuello, aspiró mi olor y así se quedó. Tenía una mezcla de sentimientos que no podía definir, no me sentía cómoda, de eso estaba segura. —Gracias por lo de esta noche. Podré llevarte a la boda de André sin que sea raro ahora —dijo y se durmió. André estaba por casarse, después que Damián lo mencionó no me atreví a preguntar nada, quizás no lo anunciaban aún, nadie habló de eso en la cena. ¿Qué importancia tenía? Era el hermano de mi novio. Solo me calenté por él, porque debo ser una enferma, pensé. Mire a Damián profundamente dormido a mi lado, su cuerpo era definido, era delgado mucho más que André. Me regañé mentalmente por seguir comparandolos, por seguir pensando en otro que además era el hermano de mi novio, pensaba en el hermano equivocado. —¿Por qué pienso en él? —dije para mí en voz alta. Damián se despertó y me lanzó una mirada tonta. Era bello, parecía un chico travieso. Pasé saliva al imaginar que me escuchó, pero no, me sonrió. —Hola señor sin hogar. Voy a tener que correrte de mi casa, quieres cómo aprovecharte de mí, como un mantenido —reí. —Le caíste bien a mi familia —dijo. —¿Si? No me lo pareció, fue muy raro todo —dije, debía admitirlo. —Así son, te acostumbras, no te dijeron nada a ti pero mis hermanos chocaron los cinco conmigo por conseguir este bombón —rio él. —¡Tonto! —me quejé. —André me dijo que te ofreció trabajo en la clínica, creo que el laboratorio es independiente pero como él es el director, si él te recomienda, te admitirán, ¡Aprovecha! —dijo. —Se cuentan todo —dije. Damián asintió con los ojos cerrados. Llegué a pensar que me lo propuso y había quedado entre los dos, no supe porque me sentí decepcionada, ¿qué esperaba? Damián se lanzó sobre mí sonriendo y bajó hasta mi sexo, bajo mis bragas de pronto. —¡No! —reí Lamió mi interior con suavidad, no tuve más opción que entregarme a la sensación de su lengua acariciándome, me besó con tal delicadeza que me hizo arquear la espalda, tome su cabeza entre mis manos, era deliciosa la sensación de sentirlo allí, muy dulce. Me hizo gemir de placer y alcance un orgasmo quieto, delicioso, pero quieto, desde la noche anterior, mi cuerpo estaba reclamando algo más, sentía que Damián no me lo ofrecía. Lo hice tenderse sobre la cama y baje sus monos deportivos y su ropa interior, estaba erecto ya por mí, lo guíe hasta muy dentro de mí y lo cabalgue, entre gemidos con la respiración entrecortada, llegué a otro orgasmo. Acababa de tener dos orgasmos uno detrás de otro y quería más, desde que vi a André me imaginaba algo más que alcanzar el orgasmo, quería que me volviera loca de placer. ¡Maldición lo deseaba! Deseaba al hermano de mi novio. Después de desayunar Damián se regresó a su casa, yo me quede sola pensando en mí descaro. ¡El hermano de mi novio! ¡Que puta! Sonó el teléfono. Era un mensaje de texto. 10:13 am Número desconocido: Hola, soy André, disculpa que te moleste hoy domingo, recuerda pasarme tu resumen, mañana temprano lo tendrán en el laboratorio para que te llamen. No lo podía creer, me escribía un domingo para insistir sobre conseguirme trabajo donde él trabajaba, y esa mirada que me lanzó cuando se fue, sería posible que estuviera procurando tenerme cerca 10:14 am Aitana Hola, André, muchas gracias, te lo envío adjunto acá mismo 10:14 am André Espero verte mañana, que estés bien. Después de su mensaje, no hubo forma de que no pusiera mi imaginación a volar. ¿Le gustaría? Pensaba. Si era así ¿Qué haría? Y ¿Damián? Decidí que mejor me calmaba porque el hombre se iba a casar con una princesa y solo me estaba ofreciendo ayuda. Entre a la ducha y no pude evitar pensar en André de nuevo, mientras enjabonaba mis grandes pechos, lo imaginaba mirándolos, estaban erectos bajo el agua, los frote con mis dedos suavemente, imaginé su boca chupándolos, mordía mis labios mientras lo imaginaba, deseaba tanto su contacto como nada más. Mis dedos tuvieron que terminar en mi entrepierna el trabajo que había comenzado con mis pechos, ya me había calentado mucho. Al salir de la ducha me miré al espejo y pensé en lo loca que estaba mi imaginación, no podía dejarla volar más, estuvo bien que pensara en él, que me sacara las ganas pensando en él en ese instante, pero debía dejarlo atrás, debía olvidar ese asunto, era el hermano de mi novio, también pensé que si me daban el trabajo y resultaba que si tenia interés en mi, debía dejar ese trabajo, dejar las cosas claras. Esa no era yo, pensando en otro, dejándome llevar por esos pensamientos, y menos siendo la persona que era. Recordé, además quién era, si a la gente podía parecerle que Damián era mucho para mí, ¿qué quedaría para un doctor reputado como él? Me regañé y me dije que bastaba, que no podía pensar más en ese hombre, pensaba en el hermano equivocado.
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